Nadal no competirá en Roland Garros

En este mar de lesiones que asedian al zurdo en los últimos tiempos, una rotura en el psoas ilíaco (entre la cadera y la pierna izquierda) sorprendió al español en la segunda ronda del Abierto de Australia en enero. Nadal, aquejado, acabó aquel partido ante el estadounidense Mackenzie Mcdonald que, obviamente, acabó en derrota en tres mangas.

Las estimaciones sobre su vuelta a la pista dura en la presente temporada no eran halagüeñas, pero, en primera instancia, el entorno de Nadal esperaba que el 22 veces ganador de Grand Slams estuviera recuperado para principios de marzo; o lo que es lo mismo, para el inicio de Indian Wells. Las estimaciones fallaron y su vuelta se emplazó, previsiblemente para el comienzo de la campaña terrestre -cuatro meses después de su percance muscular oceánico-.

Sin embargo, el inexorable paso del tiempo siguió su curso y la opacidad sobre sus tiempos de recuperación continuaba siendo evidente. Y cuando el mundo del tenis ya intuía su ausencia en el primer gran torneo de la temporada de tierra, él mismo lo confirmó en sus redes sociales. Así, llegó abril a su ecuador y el balear publicó en Twitter su ausencia en el Masters 1.000 de Montecarlo.

La arena monegasca había sentado un precedente. Nadal, asediado aún por esta incómoda dolencia, no compitió en los lugares donde fue feliz durante años: ni en el Conde de Godó, ni en el Mutua Madrid Open, ni, por supuesto, en el Masters 1.000 de Roma que actualmente se está celebrando. «El proceso de readaptación tiene sus tiempos y no me queda más remedio que aceptarlos y seguir trabajando. Todos sabéis cuánto me duele perderme otro de los torneos que han marcado mi carrera profesional y personal por todo el cariño y apoyo de los aficionados», señaló Nadal el pasado cinco de mayo al explicar los motivos de su alejamiento del Foro Itálico.

Asimismo, sin preparación ninguna en las arenas del sur de Europa, la incertidumbre en torno a su regreso era más y más significativa (Roland Garros empieza este mismo 22 de mayo). Hasta ayer, cuando trascendió el adiós a su idilio en la capital franca en esta campaña. Por tanto, Nadal no podrá defender el título del año pasado, cuando logró su decimocuarto Roland Garros pese a jugar con problemas en el pie izquierdo, donde sufre dolores desde su adolescencia por el síndrome de Müller-Weiss (una lesión crónica que incluso pudo anticipar el final de su carrera durante el 2022).

Entretanto, Nadal cumple 37 años a principios de junio. Las lesiones lastraron desde el inicio su devenir en las pistas, pero en este ocaso de carrera se han convertido en una pesadilla. De momento no hay estimaciones sobre su vuelta a la competición; aunque, previsiblemente, no jugará este curso en tierra batida. En el horizonte está Wimbledon (del 3 al 16 de julio), pero la presencia en el Old England Club del ganador del torneo en 2008 y 2010 es hoy una incógnita.

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La única certeza en torno al de Manacor es su inevitable bajón en la clasificación de la ATP. En marzo salió por primera vez del top 10 en 18 temporadas y, a pesar de regentar el número 14 en la actualidad, tras el torneo de Roma caería, como mínimo a la decimoquinta posición. Aunque este es, ciertamente, un problema menor para el aún lesionado español.