El duro palo de Ferrero a Alcaraz: «Hay que ser profesional todo el tiempo»

Tiene deberes por delante y no solo se refieren a este torneo. Igual que en 2022, al murciano le cuesta terminar el curso. Después de ganar el US Open y convertirse en el número 1 más joven de la historia, los focos y el vértigo le robaron la energía para seguir en pie en el circuito. Derrota en primera ronda en Astana, derrota en la Copa Davis ante Felix Auger-Aliassime, y una segunda ante el canadiense en las semifinales de Basilea y cuartos de final en París-Bercy. Su primera parte del año le había otorgado el billete para la Copa de Maestros, pero una lesión abdominal le impidió debutar en el torneo de la élite.

No comenzó mejor este 2023, ausente del Grand Slam australiano por otras molestias. Y la razón de ellas, confesaría después el murciano, fue «no haber hecho las cosas bien». Y no se refería a la pista.

A final de curso, más de lo mismo. Apagón a partir del US Open en el que quedó frenado por Daniil Medvedev en las semifinales. Penúltima ronda en Pekín, octavos en Shanghái, ausente de Basilea por molestias y primera ronda en París contra Roman Safuillin. Ya en las ATP Finals en Turín, el cansancio mental. «El año ha sido muy largo, muy exigente. Tengo que mejorar para llegar a estas alturas en mejores condiciones, sobre todo a nivel mental, con ganas de ganar todo lo que se me ponga. Es algo que tengo que aprender si quiero ganar este torneo algún día. La derrota -ante Zverev- la achaco al cansancio mental de estar durante tanto tiempo con una exigencia tan alta».

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Es verdad que se levantó después, recuperación exprés en apenas 48 horas para superar a Andrey Rublev, clasificarse para las semifinales y sumar una última victoria contra Daniil Medvedev. Pero agachaba la cabeza: «Juanki (Ferrero) tiene toda la razón: tengo que aprender que la temporada de un tenista es de enero hasta noviembre. Quizá eso me ha costado asimilarlo en la última parte. Que no se acaba en julio, agosto o septiembre, sino que llega hasta noviembre».

A pesar de esta bajada de energía a final de curso, respondió con gracia ¿Dónde hay que firmar? cuando se le preguntó si repetiría este curso (un Grand Slam -Wimbledon- y cinco títulos más, más semanas en el número 1, 66 victorias y 10 derrotas), pero después ambiciona mucho más: «He salido del partido consciente de que no estaba al nivel de Novak, sobre todo en esta superficie. Lleva mucha experiencia en indoor y yo he jugado muy poco, no estoy acostumbrado. Salgo dolido por esta sensación, pero a la vez contento porque sé que tengo que entrenar más, y en qué tengo que mejorar para llegar a ser de ese nivel. La pretemporada la enfocaremos para comenzar a hacer las cosas que quiero mejorar para ser top».

Y ser ese top no solo incluye la mejora técnica, física y mental. Pasa por una llamada de atención pública con la que se desmarcó Ferrero en un encuentro con los reporteros españoles: «El pero de esta temporada es que a partir del US Open hemos bajado el nivel un poquito y ese aspecto hay que mejorarlo. Hay que estar más concentrado en ser profesional todo el tiempo. Sabemos lo que podemos mejorar tenística y mentalmente. Pero para ser un gran profesional hay que controlar todas las áreas: tanto lo que pasa en esas tres horas en pista en el entrenamiento como el resto de las horas fuera. Hay que aprender a ser profesional y hacer las cosas cuando toca: entrenar cuando toca, desconectar cuando toca, pasárselo bien cuando toca. Son veinte años y sabemos que eso lo sabe y que lo está intentando mejorar».

Subraya no obstante el entrenador que el balance de la temporada es buenísimo: «Siempre que se mejora la temporada anterior el balance es positivo. Este año hemos ganado el Grand Slam que menos esperábamos. Una bonita sorpresa. Hemos conseguido unos dos mil puntos más sin jugar en Australia, que dice mucho del esfuerzo que ha hecho en cada torneo por sumar y sumar y lo que ha apretado en todos los torneos». Pero reitera que no puede jugar menos partidos y que hay que aprender a apretar en todos ellos, de enero a noviembre. «Ha sido uno de los jugadores que menos ha jugado. Nos saltamos Australia, Montecarlo y Basilea. No han sido tantos torneos, pero sí muchos partidos. Pero tiene que entender que si eres muy bueno vas a jugar muchos de estos partidos mucho tiempo. Hay que aceptar que es tu trabajo», reitera en esa vertiente profesional sin la raqueta en la mano.