ROLAND GARROS 2012
Los felices 26 de Nadal
El español, más alegre que nunca, sopla velas y recibe varios regalos de la organización para celebrar su aniversario
E. YUNTA
La convocatoria reúne a buena parte de la prensa en el restaurante para los acreditados en Roland Garros. Rafa Nadal está citado ahí a las tres de la tarde para recibir, como cada año, un pastel y unos regalos. Es 3 de ... junio, su cumpleaños , y el español ha celebrado siete de los últimos ocho en París, ausente en 2009 porque perdió en octavos de final (31 de mayo) contra Robin Soderling, su única mancha en esta tierra. El de 2012 se describe desde su sonrisa , acentuada porque va mejor que nunca.
Nadal llega con retraso, una media hora de rigor que la justifica con un "lo siento". Antes se ha estado entrenando en las pistas anexas al club, alejado de la multitud de los domingos, peloteando mientras hace lo propio Marcel Granollers en la cancha de al lado. Tratamiento, duchas y luego pastel, una raqueta gigante para homenajear a un hombre que puede ser leyenda . Si gana esta edición, superará a Bjorn Borg y alcanzará la exclusividad con siete trofeos.
A diferencia de 2011, este Nadal está más relajado . Le reconforta el verse en octavos de final cediendo únicamente 17 juegos, intratable ante Bolelli, Istomin y Schwank. Le anima el haber ganado en Montecarlo, Barcelona y Roma sin perder ni una manga, aliviado por fin después de encontrar el antídoto para frenar a Djokovic. Y le empuja el saberse en plena forma para la reconquista. Nadal y sus felices 26 .
Mientras sopla velas, Novak Djokovic agoniza en la Philippe Chatrie r, amargado ante Andrea Seppi en las dos primeras mangas. Mientras sonríe a las cámaras, Roger Federer sufre ante un desconocido David Goffin , un perdedor repescado de la previa y que le roba la primera manga en esos instantes al suizo. Mientras Nadal arrasa ahí por donde va, sus rivales sufren una barbaridad.
La organización regala al español varios productos del torneo y lo que más le gusta al número dos es un sombrero . Agradece el gesto y lo compensa con su competitividad en un torneo que le ha dado todo. Nadal, que en la noche del sábado celebró su aniversario con su gente en el Café de la Paix, está más feliz que nunca.
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