El sevillano José Antonio Rueda, nuevo campeón del mundo de Moto3

Necesitaba salir con 100 sobre el piloto valenciano para cantar el alirón de manera anticipada y Rueda, un chaval discreto, humilde y respetuoso siempre en sus declaraciones, no ha esperado más y ha cerrado el Campeonato a falta de cuatro carreras, en plena gira asiática. Con una autoridad incontestable que ha ejercido de manera 'tiránica' desde la primera cita del calendario, en Tailandia. Nunca ha caído este año en una carrera de la octava posición (su suelo, en Aragón) y se ha impuesto también en Austin, Jerez, Le Mans, Silverstone, Assen, Brno y San Marino.

La carrera que en la que facturó el título fue tan intensa que acabó siendo una verdadera locura entre múltiples caídas y sanciones en su tramo decisivo. Como suele ser habitual en Rueda, fue de menos a más. Llegó a ser incluso duodécimo en el arranque, con Piqueras sexto, pero no tardó el palaciego en marcar la vuelta rápida cuando ya David Muñoz había tenido un contacto con Adrián Fernández y tuvo que bajar el brenero la leva del freno para poder seguir sin problemas. Piqueras, al ataque, se movía en la cuarta posición y en su ofensiva aspiraba a incrustarse en las tres primeras plazas con el fin de retrasar el título de Rueda. Adrián Fernández, Quiles y Almansa lideraban en ese momento, con Muñoz, que hizo récord de la carrera, cuarto. Piqueras se iba largo en la frenada de la curva uno tras un toque con el de Brenes y el valenciano perdió algunas posiciones cuando Kelso, que luchaba por el podio, se iba al suelo y quedaba eliminado de la ecuación.

Se agitaba, y mucho, la carrera con quince vueltas aún por delante. Rueda ya estaba por delante de Piqueras, octavo y noveno respectivamente, con mucho margen de mejora para ambos y el de Ayora a la estela del sevillano, que se puso en modo campeón: primero se deshizo de Roulstone y luego puso la mirilla en Furusato, al que también rebasó. No tenía freno el líder, que sacaba el colmillo mostrando sus galones. En ese momento le sacaba ya 95 puntos a Piqueras. Mandaba aún Quiles tras arrebatarle la primera plaza a Adrián Fernández, con Muñoz tercero y Rueda... quinto tras superar a su compañero de equipo, Carpe, y luego tercero.

Reunía momentáneamente los 100 puntos de ventaja en su poder. Pero quería más. Quería llevarse el Campeonato en Mandalika por la puerta grande, ganando la carrera, y se situó segundo, a la caza de Adrián Fernández, mientras Piqueras perdía fuelle y bajaba hasta la novena plaza. A Rueda, con una renta acumulada de 106 unidades, ya sólo le aguantaba el pulso Fernández. En la vuelta 13 ya no pudo aguantar más el acoso del inminente campeón y fue Muñoz quien aprovechó un despiste de Quiles y Fernández en la trazada de una curva, con extraordinaria maniobra de Rueda, para infiltrarse hasta la segunda posición. Los sevillanos, al frente. Ya dependía el palaciego de sí mismo para ser campeón del mundo.

Carpe, Furusato y Almansa, por culpa de este último, al intentar colarse por el interior, acabaron besando el asfalto y Piqueras ascendía de súbito hasta el quinto puesto, pero eran Rueda, Muñoz y Fernández quienes pujaban, con cierta ventaja además sobre el resto, por las tres primeras posiciones. Era el momento de escaparse cuando a Quiles, cuarto, lo castigaban con una long lap, también a Piqueras. Esa sanción al valenciano (lo dejó octavo) sentenciaba definitivamente el Mundial para Rueda cuando restaban apenas cuatro vueltas.

A falta de tres, Adrián sacó de la pista a David Muñoz, protagonista de una peligrosa caída, colocándose primero y Quiles tenía pendiente el castigo de una long lap. Lo tenía ya hecho el palaciego. Era suyo el título y todo acabó en la vuelta número 19 con una bandera roja que bajaba el telón anticipadamente y permitía celebrar a Rueda, que llegaba solo al parque cerrado, mas con honores de campeón, en una imagen extraña, sin el segundo ni el tercer clasificados. Finalmente, Lunetta y Pini lo acompañaron en la fotografía de un podio en Indonesia para la historia del motociclismo sevillano, andaluz y español.

El hijo de Gustavo y Almudena, segundo de cinco hermanos, ha dado un auténtico recital ganando carreras de todos los modos posibles, dominándolas en solitario, imponiéndose en los abanicos tan característicos y apasionantes de los taquicárdicos desenlaces de Moto3 o incluso remontando desde el fondo de la parrilla, como sucedió en Silverstone. Cuando se adjudicaba la pole, Rueda; cuando nadie daba un duro por él, otra vez Rueda. Casi siempre ha tenido el de Los Palacios un punto o varios más que sus rivales hasta que definitivamente ha sellado el título en la isla de Lombok, en la otra punta del mundo, muy lejos de su localidad natal.

Los Palacios, tierra fértil en talentos, ya había dado para Sevilla a fenómenos futbolísticos (Navas, Gavi, Fabián...) y ahora tiene también a uno que respira en verdiblanco y hace maravillas sobre una moto de competición. Antes de recalar en el Mundial, Rueda llegaba con la mejor carta de presentación posible: había sido el primer piloto que ganaba el Campeonado del Mundo Júnior y la Red Bull Rookies Cup. Un doblete histórico propio de un pionero que marca el camino y al que se recordará por siempre ya como el primer sevillano y andaluz en conquistar un Mundial. Es Rueda el heredero de precursores como los sevillanos Luis 'Pitufo' Álvaro y José Luis Cardoso. Como campeón de Moto3, el palaciego une su hombre a los de Sandro Cortese, Maverick Viñales, Álex Márquez, Danny Kent, Brad Binder, Joan Mir, Jorge Martín, Lorenzo Dalla Porta, Albert Arena, Pedro Acosta, Izan Guevara, Jaume Masiá y David Alonso, vencedor de 2024.

La próxima temporada, el sevillano ya tiene nuevo destino: Moto2. Asciende de categoría, pero no cambiará de equipo. Seguirá subido a la bala naranja del Red Bull KTM Ajo, la estructura finlandesa que ha confiado en él desde que diera el salto siendo un júnior. Ahora toca dar otro paso más. Y lo hará de manera justificadísima, como vigente campeón de Moto3. Otro reto más para el chaval que quería ser Valentino Rossi y luego grabó, en honor a su ídolo Jorge Lorenzo, el 99 en el carenado, el dorsal que lo ha acompañado en esta aventura increíble hasta alcanzar una gloria que parecía reservada exclusivamente en España a los pilotos catalanes, valencianos, mallorquines y madrileños. Rueda, que le ha puesto acento andaluz al Mundial estos últimos años junto a Marcos Ramírez, David Muñoz y Dani Muñoz, ha protagonizado una gesta memorable.