Marcelo el protagonista, Bale el desaparecido y una fiesta con dos años de retraso

«Celebrarlo con la afición es lo mejor. Hace dos años no pudimos, pero hoy sí. La fiesta es de ellos», dijo Marcelo , emocionado. «Teníamos muchas ganas de celebrarlo, porque hace dos años no pudimos celebrarla con la afición por la pandemia. ¡Hala Madriiiid!», gritaba Courtois , eufórico. «A la afición le doy la enhorabuena y le digo que nos vemos el miércoles. Estoy orgulloso de ganar títulos con el Real Madrid y quiero ganar más», confesó Ancelotti. «Me acuerdo que hace dos años no pudimos disfrutar con ellos, y hoy sí estamos disfrutando con ellos. Muchas familias lo han pasado mal durante estos dos años y esta liga es para ellos», explicaba Casemiro.

Uno de los grandes protagonistas de la fiesta fue Marcelo. Tras el pitido final, rodillas al suelo y brazos al aire. Su sexta liga, la primera que iba a recoger como capitán, pero no lo hizo solo. Le acompañó Benzema , el segundo capitán. Bonito gesto del brasileño. Rubiales fue el encargado de entregarle la copa en el palco de honor, y no sobre el césped, ante la sonrisa y la felicidad de Florentino, la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso y Rafa Nadal: «Ha sido una liga muy trabajada y muy merecida. Siento lo que todos los madridistas, una gran satisfacción», aseguró el presidente del Madrid.

La fiesta siguió sobre el césped, donde hubo un emotivo y largo abrazo entre Ancelotti y su hijo Davide. El viernes, en la conferencia de prensa previa al duelo contra el Espanyol, Carletto habló de la carga sentimental que tenía trabajar codo con codo junto a su hijo y, sobre todo, quiso realzar su valía por si alguien había dudado que estaba ahí por ser quién era. Ese largo abrazo fue una descarga de adrenalina. Luego tuvo otra el técnico italiano, cuando sus jugadores le mantearon como gesto de homenaje. Acabó sin la chaqueta. Poco le pasó.

El outfit de la celebración estuvo compuesto por una camiseta blanca con el número 35 en letras doradas y la palabra campeones, una gorra y una bufanda, que todos se la llevaron a la cintura. Los 24 grados no casaban con una prenda tan invernal que todos agitaron mientras esperaban a Marcelo y Benzema , que bajaron la copa al césped y la elevaron al cielo de Madrid con el confeti, los fuegos artificiales, y el ‘we are the champions’ de Queen de acompañamiento. Luego, uno a uno, los futbolistas fueron cogiendo la copa. Impactante ver a Lunin llorando, tras dos meses de angustia para el ucraniano debido a la invasión de su país por parte de Rusia. Modric besó el trofeo antes de ponérselo sobre sus brazos. Hazard, algo tímido, le dio hasta vergüenza tocarla. Y Bale... Bueno sobre Bale nada, porque el galés no fue al Bernabéu , ni para ver el partido ni para celebrar junto a sus compañeros el título. Es un marciano.

Un corro de la patata entre toda la plantilla y el cuerpo técnico, foto de familia junto a la copa y la visita al fondo norte fueron los últimos momentos antes de que los hijos y parejas de los jugadores saltaran al verde. El capote lo puso Nacho, con sus tres retoños como ayudantes. El mini partido de la portería del fondo sur, los niños y niñas de Kroos, Lucas , el propio Nacho y Hazard. Courtois fue el que alentó, junto a a la grada de animación, la remontada del próximo miércoles. La fiesta seguiría en Cibeles, pero también ya había un ojo en el decisivo partido ante el City.