Borussia Monchengladbach 2 - Real Madrid 2
Casemiro sujeta al Madrid en Europa
Tras una buena primera media hora, la velocidad del Borussia sorprendió al Madrid. Con 2-0, el Madrid supo remontar
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Crónica
Casemiro, que tanto sujeta al Madrid, lo sujetó esta vez a la Champions. Está escrito que se le remonte al Monchengladbach y el partido deja cosas buenas: la insistencia en una idea, el juego a ratos, Asensio o la actitud, el Madrid sigue siendo ... capaz de entrar en trance, pero deja también la sospecha de que por Europa se está jugando a una velocidad que el Madrid no alcanza.
Zidane repetía, cosa rara, muestra de la importancia del partido, y el juego comenzaba como acabó en Barcelona. El Borussia Monchengladbach, Borussia en adelante, planteó una presión adelantada muy insolente que el Madrid se quitó de encima con un par de cambios de juego de Ramos . No solo hizo eso, además le respondió con otra, con Valverde como avanzadilla, tirando de todo el equipo (la defensa en medio campo) con la fuerza de arrastre de un percherón.
Era un Madrid ideal: presión, posición, movilidad del hombre y la pelota, simetría… parecía como si, ante un equipo moderno y alemán, “de moda”, los clásicos del Madrid hubieran querido responder con más modernidad, proclamando la superioridad de lo intemporal, jugando con la autoridad del veterano que quiere poner al joven en su sitio.
Y durante mucho tiempo lo hizo. Al Borussia le quedó el recurso de buscar su velocidad en la izquierda con balones largos que el Madrid sabía abortar.
Al cuarto de hora comenzó a llegar el Madrid por la derecha, con las rápidas y puntuales incorporaciones de Lucas, y el crecimiento personal de Asensio , con una reencontrada potencia y la exactitud sobrada de sus controles. Recibe la confianza del entrenador y ese suplemento se le empieza a notar.
Pero los intentos del Real Madrid fueron, sobre todo, especulaciones con red, tiros lejanos, llegadas de aquella manera. En el 29 probó Kroos de tiro muy fuerte, quizás lo más peligroso. El Madrid jugaba bien, a veces hasta muy bien, pero el saldo de ese juego eran almodovarianos disparos lejanos. De esa media hora queda un recuerdo difuso porque apenas hay ocasiones. Es como un verano sin viajes. No se sustancia la memoria en fotos, experiencias, la excitación del descubrimiento. El Madrid jugó muy bien, pero hacer hacer… ¿qué hizo?
Con más del 60% de posesión y una decena de llegadas merodeantes, el fútbol impuso su vieja ley, manifestada en cierta autoindulgencia, en la relajación de un pase impreciso de Kroos que desbarajustó la defensa e hizo posible el gol de Thuram en el 32. La factura fue rapidísima. El Borussia es un equipo afilado que obliga a pensar en que quizás el Madrid se puso solo aparentemente a su altura, a la altura del nuevo germanismo futbolero. Su fallo reveló una lentitud de ejes, una construcción demodé, un cartón piedra sorprendido por la velocidad absurda del Borussia, que se precipita hacia el ataque de forma esquemática y muy veloz, por raíles concretos y despejados.
El Madrid quiso responder con una llegada de Asensio, el mejor en la primera parte, pero fue perdiendo unidad (la armonía de su bonito fútbol hasta ese momento) y también balón, pelota, que llegó a estar en los pies de los raudos alemanes antes del descanso.
Al regreso, Asensio chutó al palo. El Madrid salió presionante, empeñado, con más juego por la izquierda de Mendy y Vinicius, muy tímido y extemporáneo. El argumento alemán era claro: contras para el enorme y potentísimo Thuram, gran amenaza para Lucas , la mitad de bajo y la mitad de rápido.
El Madrid estaba bien, pero no tan bien como al principio. La defensa a buena altura, una seria presión, pero ofuscación arriba y estatismo. Solo Asensio, buscando zonas más allá de la banda, alteraba el encefalograma.
Ese bloque que quería ser el Madrid se fue agrietando poco a poco: hubo una contra de Kramer, algún aviso, y luego una de Thuram devastadora, con pase a la banda, zancada biónica, remate de Pléa que salvó Courtois y puntilla a placer, de nuevo, de Thuram. Cuando un jugador empieza una jugada y la acaba es que el jugador es muy bueno y el equipo que lo sufre es muy frágil.
Con media hora por delante, el partido se le ponía muy mal al Madrid porque las contras del Borussia eran cornadas aviesas, y era muy poco lo que esperar de su ataque. Un adjetivo futbolístico clásico es “romo”, un equipo romo, un delantero romo. El Madrid es así. Puede tener la pelota, el campo, las ganas, pero no marca. Era un equipo que gustaba de sorprender a la contra y eso lo ha perdido, o lo puede hacer muy poco. Su dominio acaba en eso que hace Benzema, que solo ven los iniciados. Hay que ponerse las gafas de fino connaisseur para percibirlo. Lo del Borussia se pareció, con matices, a lo del Shaktar o a lo del Cádiz.
Con el 3-0 más cerca que el 1-2, Zidane dio entrada a Modric y Hazard. Con Thuram Jr en la retina, sólo podían, en el mejor de los casos, aportar un fútbol boomer, pero vinieron bien. Hazard tuvo una buena ocasión a pase de Benzema (¡excusa para la catarata de elogios!). El Madrid siguió empeñado en su juego, o más bien lo transformó en algo más directo y agresivo, superó los manifiestos futuristas de las contras alemanas, y empujando y colgando balones a los centrales consiguió empatar: primero, por Benzema tras bajarla Casemiro de cabeza; después, el empate, del propio Casemiro. El gol lo encuentra el Madrid cuando suben sus defensas . Cuando se pone patas arriba.
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