«Negro de mierda»: los graves insultos racistas a un niño de 11 años durante un partido en Zamora

La gente del club que convive con el chaval a lo largo de la semana se dio cuenta rápido de que ese sábado pasaba algo raro, pero no encontraron la explicación hasta que la árbitra pitó el final. «Es un chico muy poderoso físicamente, para su edad tiene unas condiciones y una coordinación por encima de la media. Destaca en todos los partidos, pero en ese estaba apático, como errante sobre el campo. Pensábamos que era una circunstancia del encuentro, que simplemente estaba cansado, pero en la caseta se derrumbó al contar los gritos que tuvo que escuchar. Es lamentable», explica a ABC el coordinador de fútbol base de CD Amor de Dios, Israel Pérez.

Varios jugadores ratificaron a técnicos y miembros del club que su compañero había sido el centro de insultos racistas, pero no pudieron señalar a nadie. «Puto negro», «negro de mierda» fueron algunas de las barbaridades que escucharon. «No podemos concretar quién fue el autor porque hasta que el niño no llegó a los vestuarios no contó lo que había escuchado. En Valorio hay cuatro campos y por la zona de donde venían esos insultos transita mucha gente, nosotros podemos tener una idea, pero no podemos acusar a nadie».

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En el acta del encuentro no hubo mención alguna a los insultos. «En estas categorías los árbitros son muy jóvenes, el sábado nos pitaba una chica de unos 14 o 15 años. Quizá con un árbitro con más experiencia podía haber escuchado algo, pero ella no escuchó nada y por eso no reflejó nada en el acta», aclara Pérez.

En el caso de este niño de 11 años, español de padres dominicanos, llueve sobre mojado porque esta temporada ya ha sufrido otro episodio similar aunque el primer incidente racista lo vivió el pasado curso. En el CD Amor de Dios, sin embargo, aclaran que el chaval no es ni mucho menos problemático: «Todo lo contrario, nunca ha sido expulsado, nunca ha recibido una tarjeta amarilla, es un niño muy deportivo». «Si en algún otro partido se vuelve a producir un episodio de este nivel, abandonaremos el terreno de juego. No podemos tolerar comentarios racistas por el color de la piel y mucho menos a un niño», ha advertido el club zamorano a través de sus redes sociales.

La familia del chaval lleva años residiendo en España y trabajando en Zamora. Su madre se mostró especialmente afectada tras el incidente del sábado y, según confirman a ABC desde el club, incluso llegó a valorar retirar al chico de la competición. «Hemos hablado con la familia y les hemos dicho que eso no se puede hacer de ninguna de las maneras porque es perder una batalla que nunca se puede perder. La víctima no puede dar un paso atrás, todo lo contrario, no nos podemos dejar acobardar. El chico tiene el respaldo del club y de todos los padres de sus compañeros».

Mientras se busca a los autores de esos lamentables gritos racistas, Israel Pérez destaca la actitud del equipo rival en el encuentro del sábado después de enterarse del mal trago sufrido por el pequeño. «El coordinador del Racing Benavente se puso en contacto con nosotros el domingo por la noche para mostrar su disposición a colaborar por si hubiera que hacer cualquier tipo de investigación por si esos gritos hubieran podido partir de alguien del entorno de su equipo. También mostró la disposición de su equipo a participar en futuras campañas de concienciación que se pudieran llevar a cabo».

El CD Amor de Dios, una entidad fundada en 2002 vinculada al Sporting Zamora, pide tolerancia cero con el racismo en el fútbol, pero también en la sociedad, y lamenta el mensaje que se puede estar lanzado a los más pequeños con el caso Vinicius. «Parece que porque este futbolista tenga una determinada forma de jugar se le puede pegar o insultar, que la forma para poder pararlo es esa, con insultos y vejaciones para sacarle del partido. Y ese es el mensaje que se le está transmitiendo a la sociedad, a los niños, que a Vinicius se le puede decir de todo y no pasa nada». Pues en el caso de este conjunto zamorano sí pasa. «No vamos a consentir ningún insulto, no solo por la piel. Si se oye uno, vamos a parar el partido para que el árbitro y la familia del chico que se pueda ver afectado valoren si merece la pena seguir jugando», avisan desde una entidad que tiene a su cargo más de 250 niños que juegan en todas las divisiones del fútbol, desde chupetines hasta la categoría senior.