Pau Torres, central de pueblo

El internacional no sólo piensa en el fútbol. Ve la vida con amplitud. En la época de Málaga dedicaba las tardes a cursar las asignaturas que le quedaban del Bachillerato. Sabe que el fútbol no es infinito y quiere que su futuro vaya más allá. Siempre se ha mostrado comedido en sus respuestas públicas, aunque se le haya insistido en su progresión deportiva. Desde Inglaterra no han parado de preguntar, también desde los grandes de España. Tras un partido, se le interrogó por si se planteaba aceptar alguna de las ofertas. Emery, su técnico en esa época, interrumpió la entrevista. «¡La preguntita!», se escuchó de fondo de boca del técnico. Pau se lo tomó con buen humor. Nadie esperaba tampoco de este chaval un mal gesto. Él, que luce con orgullo sus raíces: «Vivo en mi casa, en mi pueblo y me tratan como a un hijo», apunta sobre su club. Este verano el defensa rechazó una oferta de 60 millones del Tottenham porque quería disputar la Liga de Campeones con el equipo de su pueblo.

El juego que despliega sobre los terrenos de competición se asemeja mucho a su carácter. «Pau está operado de los nervios», dijo de él Miguel Álvarez, su entrenador en el filial. Es elegante en la salida de balón y con una calma tremenda cuando la situación se vuelve comprometida. Jamás se le ha visto un mal gesto y, además, ha tenido la inmensa fortuna de progresar junto a un veterano como Raúl Albiol, campeón del mundo y de Europa, del que aprender cada día. Pero su gran referente siempre ha sido Bruno Soriano, otro canterano y de la tierra que llegó a ser capitán del Villarreal. De personalidades similares, siempre remando, que diría Emery, para debutar con el primer equipo trece años después de vestir por primera vez la camiseta amarilla.

Pau Torres, sin haber sido internacional en categorías inferiores, encadenó la Eurocopa (bronce) con los Juegos Olímpicos (plata). Ahora, va a por todas en el Mundial.