Desde que a principios de junio Mbappé confirmara por carta que no renovaría su contrato, el campeón de la Ligue 1 ha reiterado su deseo de venderle en esta misma ventana de traspasos. Las prisa del PSG responde, por una parte, a evitar que la marcha de su hombre insignia sea a coste cero el verano que viene y, por otra, a tratar de eludir la famosa prima de lealtad; uno de los principales reclamos del acuerdo que unió laboralmente a ambas partes hasta junio de 2024. Aunque, de momento, el PSG está obligado a abonar la primera mitad de ella.
El talentoso futbolista de Bondy ha manifestado públicamente que su intención es continuar en el PSG para cumplir su vinculación contractual antes unirse a otro proyecto deportivo como agente libre en la campaña 2024/25. Entretanto, el club parisino le apartó del grupo, le alejó de la gira de pretemporada, le trata como el descarte que es y busca una oferta que satisfaga sus intereses monetarios. Pero el tiempo pasa, julio llegó a su fin, los nervios se multiplican y, aunque la amenaza de una temporada en la grada sea posible, la última palabra la tiene Mbappé.
Además, en el hipotético de caso de que cumpliera su contrato en París, el capitán de la selección francesa cobraría el 100% de la prima de fidelidad; o lo que es lo mismo: 80 millones de euros.
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