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Manuel Pellegrini: «El fútbol no está para solucionar los derechos humanos»
El técnico chileno del Betis, que mañana se mide al Barça en la segunda semifinal de la Supercopa de España, reflexiona con ABC desde Riad sobre el fútbol y la vida
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Iniciar sesiónA sus 69 años, de los cuales 36 como entrenador más otros 15 de jugador, Manuel Pellegrini (Santiago de Chile, 16 de septiembre de 1953) no mira atrás. Pudo haber sido un brillante hombre de negocios dentro del mundo de la construcción, pero no ... quiso, y quiso, pero no pudo, ser médico. Finalmente, fue lo que más deseaba, lo que su interior le dijo que persiguiera: el fútbol. Hoy, en el Betis, pero antes en muchos otros grandes equipos como Real Madrid, Villarreal o City o San Lorenzo. Mañana se juega el pase a la final de la Supercopa contra el Barça. De ello, de su carrera y de la vida reflexiona en ABC desde Riad.
-¿Qué sería de su empresa de construcción si no la hubiera dejado para ser entrenador?
-Mi exigencia personal es alta y mi interés por aprender es cada vez mayor. Es un tema de educación y formación. Si me hubiera ido por el lado de la construcción hoy seguiría ahí, porque mi edad biológica me pide mejorar siempre.
-¿Se arrepiente?
-Para nada. Ser entrenador fue la mejor decisión que tomé en mi vida. Me encanta la construcción. Me dediqué a ella 14 años, hice casas, edificios… pero fui jugador durante quince años. Combiné la carrera de ingeniería con la de futbolista y hubo un momento que tenía que tomar una decisión. Mi vocación era la de ser entrenador. Hice lo que me gustaba. El mundo ganó a una persona satisfecha con lo que hacía.
-¿Medicina es su vocación frustrada?
-Mi intención era estudiar medicina y ser futbolista. Era un estudiante de buenas notas. En los últimos cuatro años tuve una media de 6'5 sobre 7, pero la excepción fue biología. Hice una prueba horrible y me quedé fuera de medicina, por lo que tenía que esperar un año. Así que me fui a ingeniería y ya no volví a postularme para medicina. Yo creo que hubiera sido un buen médico. Mi bisabuelo fue un médico muy conocido y mi hijo tiene una buena carrera de traumatólogo. Si te dedicas con pasión, amas tu profesión y eres exigente, normalmente te suele ir bien en tu profesión.
-36 años entrenando. ¿En qué ha cambiado Pellegrini todo este tiempo?
-Jugué 500 partidos en Universidad de Chile y ahí adquirí una parte formativa que intento mejorar cada día. He evolucionado acorde a cómo lo ha hecho el fútbol, porque no te puedes quedar en el pasado. El fútbol se ha profesionalizado mucho en todo este tiempo.
-Durante sus primeros años como entrenador no tuvo la inteligencia emocional suficiente para gestionar la parte humana del vestuario ¿Cómo mejoró eso?
-Eso fue por mi carácter científico, de ingeniero. Soy una persona muy exigente conmigo mismo. Siempre creo que me he equivocado y que debo mejorar, pero yo tengo una personalidad que el que está a mi lado no la tiene. Yo quería inculcar mi personalidad y mi concepto de la vida a un grupo, y eso no debe ser así. Como técnico debes individualizar la personalidad de cada futbolista y buscar el mejor modo de aunarla para generar un grupo competitivo que pelee por los objetivos comunes del equipo. Imponer mi personalidad generaba rechazo.
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-¿Cuántos libros ha leído en su vida?
-¡Buf! Muchísimos.
-¿Más de 1.000?
No llevo la cuenta, pero seguro. Desde que aprendí a los cinco años, nunca he dejado de leer. Ahora estoy leyendo cinco libros de manera paralela. Me encanta la novela de actualidad y la novela histórica. Es una pasión que tiene como responsables a mis padres. Mi padre se auto instruyó. Aprendió por su cuenta construcción civil, sin ir a la universidad, y montó su propia empresa, que le fue muy bien. Y mi madre siempre fue lectora. La recuerdo regresando del colegio y ella leyendo en casa. Nos inculcó el amor por la literatura, por el aprendizaje. Entre ambos, un padre muy trabajador y una madre muy culta, me crearon una costumbre de chico y eso no se pierde.
-La historia de Chile en sus 69 años de vida ha dado para muchos libros. ¿Qué análisis hace?
-He visto Chiles muy distintos. En mi niñez fue un país muy pobre, en el que costaba mucho salir adelante. En 1970, cuando entré a la Universidad, vino el Gobierno de Salvador Allende, el primer presidente comunista elegido democráticamente. En esos tres años el país sufrió una catástrofe total. Casi 1.000% de inflación y estaba muy dividido. Luego vino un golpe militar, que siempre son lamentables, pero en ese momento gran parte del país entendía que había que hacer algo porque de lo contrario íbamos camino de una guerra civil. La dictadura, claro, arrastra cosas que no son justificables, pero había que vivir los parámetros que se vivían en esos momentos en Chile. 16 años después, Pinochet convocó elecciones y por una abrumadora mayoría se pidió que se fuera. Ahí, vinieron treinta años en los que Chile progresó muchísimo. Pasó de ser pobre a ser un país desarrollado en todos los índices económicos, pero en los últimos diez años hubo mucha corrupción, el país se relajó y se deterioró una clase política que no supo llevar al país como hasta entonces. Luego vino el estallido social de 2019, que tiene al país parado desde hace tres años y en todo este tiempo no se han puesto de acuerdo con la nueva constitución. El diagnóstico que ha hecho la clase política es equivocado y hay un deterioro económico y de seguridad. Por eso se produjo este estallido social. Este sería mi objetivo análisis de Chile, porque yo soy neutral. No tengo color político.
-Hablemos de fútbol ¿Le gusta más el de hoy o el de hace 35 años?
-Me gusta mucho más el de hoy. Está más preparado científica, nutricional, táctica y futbolísticamente. Los jugadores son más profesionales, más activos y juegan a mayor velocidad. El fútbol de hoy es alta competición, y años atrás quizás no lo era.
-¿Qué es jugar bien al fútbol?
-Jugar bien al fútbol es ganar. Otra cosa son las diferentes maneras de jugar, que con todas se pueden ganar, pero los equipos que no salen a ganar, que solo quieren una ocasión para vencer 1-0 no podemos compararlos con los equipos que salen a ganar y tienen doce ocasiones. No me gustan los equipos egoístas, por eso me alegra que Argentina fuera campeona en Qatar. Salió todo el Mundial y, sobre todo, a la final a ganarla, mientras Francia espero con diez atrás para pillar un contragolpe. Eso solo cambió cuando Francia quiso jugar a partir del minuto 80. Ahí se armó un partido espectacular para todos los amantes del fútbol.
-¿Está cicatrizada la herida del Madrid?
-Absolutamente. Si hubiera seguido en el Madrid, que me hubiera encantado, me habría saltado mi etapa en el Málaga. Ahí estuve tres años que fueron inolvidables. Nos clasificamos para Champions, llegamos a unos cuartos y la ciudad estuvo volcada con el equipo. Cambió hasta mi vida personal, me compré una casa en Marbella y voy siempre que puedo.
-¿Por qué le echaron?
-Mucha gente habla del Alcorcón o de la Champions, pero la realidad es que desde cuando llegué, hubo diferencias a la hora de confeccionar la plantilla. El presidente quiso ir por su lado y ya no hubo más relación con él. Empecé en julio en el Madrid y en agosto ya sabía que no seguiría allí. Teníamos ocho o nueve delanteros y solo dos centrocampistas de creación, que eran Guti y Granero. Mi fútbol se hace en base a los jugadores creativos. Me gustan los equipos que tienen futbolistas que hacen jugar y delanteros que finiquitan. Aun así, hicimos 96 puntos y 102 goles en LaLiga.
-¿Qué aprendió de todo aquello?
-La opinión de un técnico debe ser considerada y nunca se me citó en una reunión para preguntarme qué me parecía la plantilla que se estaba haciendo. Era la manera de trabajar de Florentino Pérez y si él quiere trabajar así no hay nada que decir, porque él era el presidente. Me dolió, claro, pero no tengo mala relación con él. Yo salí del Madrid con el 70% del apoyo del madridismo y, como le dije antes, se me cerró esa puerta, pero se abrió la ventana del Málaga.
¿Cuánto dinero se llevan los equipos que participan en la Supercopa de España?
S. D.Habrá más de doce millones para Real Madrid, Barcelona, Betis y Valencia, aunque con un reparto desigual
-¿Le gusta que la Supercopa de España se juegue en Arabia?
-Mi reflexión es la siguiente. Mire, la clase política hace mucho tiempo que dejó de gobernar para los países. Ellos buscan sacar su propio beneficio. En cambio, el fútbol une. Hay tantas cosas que desunen en la vida que ojalá el fútbol pudiera unir en todas partes. Lo que se vivió en el Mundial de Qatar fue una unión completa y la ganancia económica tan importante que hubo se va a sacar igual sea cual sea la sede. El fútbol hay que mantenerlo como un elemento de unión porque si no habría que eliminar a China, Rusia, Arabia, Qatar… Al fútbol no le corresponde solucionar los derechos humanos. Al revés, si usas el fútbol para ello vas a desunir más. ¿Cuántas cosas unen a los seres humanos hoy en día? El fútbol, los Juegos Olímpicos y lo que tenga ese rol de diversión. La historia ha sido siempre invasión, esclavitud, feminismo… siempre ha desunido. La historia de la convivencia entre seres humanos es sangrienta. El mundo ha sido siempre una hiena
-Entonces, ¿hay cierta hipocresía al pedir que el fútbol solucione problemas?
-El fútbol no va a solucionar la parte que le toca hacerlo a la clase política. No tiene capacidad ni autoridad para hacerlo. La función del fútbol es unir. Chile hoy está muy dividido, pero juega la selección, la Roja, todo el mundo le apoya y no sé si el de al lado es comunista o de Pinochet. Eso no interesa.
-Mañana, segunda semifinal de la Supercopa. ¿Ve en el estilo de este Barça alguna similitud a cuándo Xavi era jugador?
-Yo no veo que este Barça sea el de Xavi, Iniesta, Busquets y Messi.
-Eso no es lo que dice él
-Yo no sé lo que dice, pero yo veo al Barça y veo que es más directo y vertical, que busca la velocidad de los delanteros, que mete pelotazo a las espaldas y que trata de salir más rápido. Ya han pasado diez años de ese Barça y el fútbol ha cambiado. Este Barça es distinto. El otro fue imbatible, yo mismo lo viví con el Madrid, pero ahora hay otro fútbol y ellos se están adaptando a esa realidad. Luego veremos los logros que consiguen.
-Tiene contrato con el Betis hasta 2025. ¿Y luego, qué?
-Tengo una cronología que me la impongo yo. Cuándo voy al gimnasio, cuándo juego al tenis, cuándo juego al golf, lo que me exijo para aprender más como técnico, lo que me exige esta profesión. Vivo el presente. Hace tiempo que digo que tengo cincuenta años, con s. Cuando ya no me dé, la actividad me retirará solo. Si puedo tener un equipo en el que desarrolle mi trabajo como a mí me gusta voy a seguir en los banquillos porque llena mi vida. Le dedico mucho tiempo al fútbol, pero no las 24 horas del día. Me gusta tener tiempo para hacer deporte, culturizarme, leer y aprender idiomas.
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