copa del rey

Borja y Kity, el duelo copero de los hermanos Mayoral: «En casa había empate a espejos y jarrones rotos»

Se enfrentan por primera vez en su carrera en un partido oficial, en la eliminatoria de primera ronda de Copa entre Getafe e Inter de Valdemoro

Borja (a izquierda) y Kity (a la derecha) posan para ABC belén díaz // Vídeo: Raül G. Peinado

José Luis, propietario de una carnicería, e Isabel, limpiadora y ama de casa. Dos personas humildes y trabajadoras de Parla, una de las localidades obreras del sur de Madrid, que compartían amor por el fútbol, ese que le trasladaron a Kity y a Borja, sus ... dos hijos, y que acabó con el mayor como mediocentro en equipos de Tercera y Regional, y con el pequeño como delantero profesional. El primero, criado en la cantera del Atlético, juega a sus 33 años en el modesto Inter de Valdemoro. El segundo, formado en La Fábrica del Real Madrid, disputa a sus 28 su quinta temporada con el Getafe. Esta noche, por primera vez en su carrera, se miden en un partido oficial: «Hemos intentado sonsacarle a nuestros padres con quién van, pero no se mojan. Solo quieren disfrutar del partido y ver a sus dos hijos en el mismo estadio», cuentan Borja y Kity a ABC.

Este periódico reúne a los dos hermanos en El Coliseum. Vienen acompañados de sus padres, orgullosos de una familia criada desde el esfuerzo y el sacrificio que conlleva jugar en equipo: «Mi padre tenía una carnicería en Móstoles y estuvo toda su vida madrugando a las seis de la mañana para ir a Mercamadrid y luego trabajar de lunes a sábado, y mi madre era la que se multiplicaba. Ella llevaba a Borja a entrenar a Valdebebas y a los partidos de los sábados, y los grababa para que luego mi padre pudiera verlos», rememora Kity.

«Pero antes de que mi hermano perteneciera a la cantera del Atlético y yo a la del Madrid, todo empezó en la AD Parla. Yo era benjamín y él cadete, y recuerdo que, a veces, subía a entrenar con ellos. Y en casa estábamos todo el día, desde muy chicos, jugando al fútbol. Teníamos un pequeño pasillo, y una portería era la puerta del salón y la otra la de una de las habitaciones. Las broncas que nos echaron por romper tantas cosas...», recuerda Borja. «Es tal y como lo cuenta mi hermano, pero no sabría decirte quién de los dos la lio más. Diría que en casa hubo empate a espejos y jarrones rotos», asegura Kity.

El destino de ambos sigue ligado al fútbol, pero solo a uno de los dos le da de comer. Borja probó fortuna en el Wolfsburgo y el Levante mientras mantenía el sueño de hacerse hueco en el primer equipo del Madrid. No fue así, pero su carrera le ha llevado a la Roma y al Getafe, y ha sido campeón de Europa sub-19 y sub-21 con la selección. En el caso de Kity, una vez fuera de La Academia, jugó en el Carabanchel, Parla, Braunschweig, otra vez Parla, Trival Valderas y, ahora, Inter de Valdemoro. Dos destinos muy distintos, definidos por dos graves lesiones: «Se rompió el cruzado dos veces en la cantera del Atlético y eso no es sencillo de levantar en edad formativa. Marca mucho y no es fácil gestionarlo», explica Borja. «Muchos me dicen que las expectativas conmigo eran altas, pero al final eso nunca se va a saber. Sin esas dos lesiones no se si hubiera sido profesional, como mi hermano, pero yo no he dejado de jugar y disfruto de seguir haciéndolo, aunque sea en equipos no profesionales».

Kity siente «envidia sana» por su hermano, pero a la vez pasión y orgullo por lo que Borja ha logrado: «Aparte de jugar al fútbol, trabajo en 'Footfeel', la agencia de representación que lleva a mi hermano, y disfruto viéndole jugar y ayudándole a todo lo que puedo para que sea mejor futbolista». «Yo de pequeño quería ser como mi hermano. He tenido mucha suerte porque siempre me ha cuidado y defendido, y siempre me ha dado buenos consejos. Nos encanta hablar de fútbol. Él analiza muy bien los partidos y, aunque a veces me enfado con cosas que me dice o me pide, luego me doy cuenta que tiene razón».

El «noble» y el «rebelde»

Kity y Borja son hermanos, amigos y futbolistas. Lo han compartido todo, incluso cuando el salto de edad, en la infancia, les pudo haber distanciado: «Según mi madre, cuando era pequeño era muy protector de Borja. Siempre le tenía que tener controlado. Luego es verdad que conforme me fui haciendo mayor y me juntaba con mis amigos, él quería venir y yo no quería porque luego se chivaba de alguna cosilla en casa. La inocencia de él ser un crío y yo un adolescente. Y en la adultez nos igualamos y nuestro círculo de amigos es el mismo», explica Kity, que reconoce que fue el rebelde de los dos: «Borja era más noble y yo, digamos, qel travieso. Era un poco diablillo».

A Borja le gustaría tener la calma y el toque que tiene Kity con el balón en los pies: «Tiene mucha calidad», y a Kity la definición de su hermano pequeño: «Me gustaría tener su gol. No sé cómo lo hicieron nuestros padres, pero el reparto no fue el mismo y el gol se lo quedó todo Borja», dice Kity entre risas. Risas que no evitarán que cada uno luche por lo suyo esta noche: «Malo será si no les ganamos», confiesa Borja. «Yo soy un mediocentro ofensivo y no suelo dar patadas, pero si tengo que darle una patada, se la daré. Con cariño, pero se la daré», dice Kity. Así son los hermanos Mayoral, el orgullo de Parla y de Isabel y José Luis.

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