El Barça se lleva la primera Supercopa con una goleada de escándalo (10-1)

Mañana fría en Salamanca y poco más de media entrada para ver la final, por encima de 9.000 espectadores. Sonó el pitido inicial y las 22 jugadoras se quedaron plantadas sobre el césped, con los brazos cruzados y el gesto huraño, hartas del retraso en la firma del Convenio Colectivo que debe otorgar derechos laborales a todas las jugadoras de Primera. Pasan los días, y pese a que se llegó a un acuerdo hace un mes y medio, éste no se rubrica mientras sindicato, asociación de clubes y Federación se tiran los trastos a la cabeza.

Esos treinta segundos de plante fue el único tramo del partido en el que el Barcelona no exhibió su aplastante superioridad. La excelencia técnica y física de las azulgranas se mostró en todo su esplendor en el Helmántico. A los siete minutos la final estaba resuelta. Primero Marta Torrejón y después Alexia batieron la portería realista en dos internadas donde a las azulgranas se les permitió la entrada hasta la cocina. Ni en sus peores pesadillas se habrían imaginado las chicas de Gonzalo Arconada un arranque peor. Seguro que tampoco entraba en sus apuestas no que vendría después, porque lejos de aflojar, el Barça siguió queriendo hacer goles. Y lo suyo fue un festival.

Graham mandó un trallazo al poste como anticipo de uno de los pocos momentos de resuello que se permitieron las azulgranas. Nerea, la jugadora de la Real más activa, le puso corazón en dos internadas que resolvieron bien las defensas culés.

Recuperado el aliento, el Barça se dispuso a iniciar una segunda oleada de ataques. Graham y Martens ganaron una y otra vez la batalla en los extremos a sus defensoras, y por ahí terminó claudicando la Real. Marta firmó su doblete e inmediatamente después Oshoala hizo el cuarto. La desolación en las jugadoras de la Real era absoluta. El Barça era el favorito, sí, pero el baño en apenas media hora era histórico.

La primera mitad terminó con otro doblete, el de Alexia , antes de que Graham volviera a pintar la cara de la defensa realista con el sexto gol.

El camino a los vestuarios resultó un funeral en el equipo donostiarra. La única duda ya era saber el tamaño del boquete azulgrana. El daño moral ya era evidente. El descanso sirvió, entre otras cosas, para que se oyeran comentarios sobre la desigualdad entre los equipos de la Liga, el rumbo a tomar y si resultará viable un campeonato con tanta desigualdad. Debates que habrá que abordar.

Para los más piadosos, el ingreso del Barça en la segunda mitad fue una bofetada en la cara. Entre el derrumbe físico y mental de la Real, y que las líderes de la Liga no tenían intención de aflojar, siguieron cayendo goles. Oshoala ganó en velocidad a su defensora para batir por abajo a Mariasun Quiñones.

Al instante llegó el hat-trick de Marta, y apenas nadie tenía ya ganas de celebrar.

Con el 0-8 se empezaron a buscar estadísticas de finales similares, alguna goleada de escándalo que pudiera poner en contexto el paseo militar del Barça. En medio de eso, Manu aprovechó un despiste en la defensa culé para plantarse delante de Sandra Paños. Su gol no servía ni para enmascarar el resultado, pero fue celebrado con rabia. La goleadora llamó a todas sus compañeras y todas juntas formaron un corrillo que les permitió llegar al final.Unidas, sobre todo en las desgracias.

Iraia, en propia meta, hizo el noveno, y Marta Torrejón, lateral derecho, que no se olvide, cerró su gran noche con un cabezazo a la red para redondear la cifra de goles azulgranas y acabar con un extraordinario póker.