Rubiales, nuevo presidente de la RFEF: «El cambio es imparable»

Sus primeras declaraciones fueron directas al grano: «Tomo posesión como presidente con mucha emoción, con responsabilidad, sobre todo con el afán de devolver la confianza que el fútbol español me da. Quiero agradecer a mis padres, porque gracias a ellos fui jugador del Motril. Mi hermana Evelyn sabe que he viajado por toda España. Mi pareja, Raquel, ha tenido que aguantar que he estado fuera muchos días. Todos, independientemente de si me votaron a mí o a Juan Luis (Larrea), tienen cabida en mi Federación Española».

Añadió sus proyectos: « He conseguido a través de estos miles y miles de kilómetros muchas experiencias. Mi compromiso es devolver la confianza. Mi compromiso es tener una buena relación con todas las instituciones. Hay que dar paso a la mujer en la Federación. Hay que obtener muchos más ingresos para el fútbol modesto, uno de los pilares que deseo potenciar para el futuro. Aquí están personas de las instituciones y les transmito la lealtad. Aquí hay personas de la FIFA y la UEFA, a los que transmito mi promesa de trabajo hasta el final. El cambio es imparable».

El expresidente de la AFE (Luis Manuel Rubiales Béjar (Las Palmas de Gran Canaria, 23 de agosto de 1977) fue exfutbolista español, defensor de los derechos de los jugadores y presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) hasta que en noviembre presentó su candidatura a la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol. Jugó como defensa de fútbol entre 1991 y 2009. Fue conocido con el apodo de «pundonor» por su tenacidad como jugador. Ahora asume el máximo poder en el fútbol español.

Rubiales quiere democratizar y cambiar la FEF. Desea acabar con los poderes fácticos antiguos de la era Villar y dar un salto a la modernidad y a la apertura. Será un proceso duro, pues hay que romper muchos vicios de la anterior etapa y lo sabe.

Quiere cambiar también el arbitraje. Sánchez Arminio no continuará al frente de este segmento tan discutido y criticado. Rubiales busca un cambio rápido, sin prisas, pero eficiente, visible, no un lavado de cara.