La receta de Marcelino, el técnico que hace revivir equipos

Nadie duda del chispazo mental que ha supuesto en San Mamés la llegada del técnico asturiano, capaz en menos de dos semanas de devolver la ilusión y el hambre a un club que estrenaba el año completamente aletargado. No es extraño porque así, en ese arriesgado perfil, se ha movido siempre su carrera como entrenador. Lo hizo en el Recreativo , en el primero de sus tres ascensos, llevándole después a la mejor clasificación de su historia. También en el Racing , club que conoció Europa por primera vez con él al mando. El Zaragoza le cubrió de oro para recuperar la máxima categoría, segundo ascenso, y ni siquiera sus polémicas salidas de Villarreal y Valencia pueden negar los éxitos conseguidos: un tercer ascenso con los amarillos y la posterior clasificación para la Liga de Campeones y la Copa del Rey de 2019 con el conjunto ché, al que también dejó en puestos Champions en sus dos temporadas al frente. En toda su trayectoria solo hay un fracaso evidente. Su paso por el Sevilla se frenó en seco en apenas seis meses tras un desempeño mediocre.

Marcelino , entrenador vocacional, tiene una convicción absoluta en sus ideas y las defiende con pasión ante sus jugadores, a los que pide el mismo compromiso. «Es muy exigente con los jugadores, les exprime y les saca muchísimo rendimiento», analiza para ABC Eloy Olaya , exjugador de la selección española y el director deportivo que apostó por dar la primera oportunidad a Marcelino en un banquillo profesional, en su Sporting. De él destaca su conocimiento táctico y la forma de estudiar a los rivales y a su propio equipo: «Intenta controlarlo todo, desde el más mínimo detalle del entrenamiento a la forma que tienen los jugadores de cuidarse». Para Eloy, una de las factores del éxito de Marcelino es que sabe cómo hacer que sus futbolistas crean en su trabajo: «Les dice de forma rotunda lo que quiere, y les convence de que su esfuerzo les va a dar resultados óptimos. Conseguir la Supercopa es, en mi opinión, producto de ese convencimiento logrado en muy pocos días». «Lo que propone el míster está cuajando», admitía un eufórico Iñaki Williams tras la final.

«Es que tenía las ideas muy claras y las sabía transmitir de forma muy sencilla», cuenta Pablo Álvarez , extremo que coincidió con Marcelino en el Sporting y en el Racing. «Con él siempre sabías lo que tenías que hacer dentro del campo, y eso para un jugador es un alivio. Como técnico tiene muy pocos puntos débiles, tiene un grupo de trabajo muy bueno, en los que tiene mucha confianza, y con el paso de los años ha sabido corregir defectos y adaptarse a cualquier situación».

Al margen de su saber táctico y técnico, de Marcelino siempre se destaca también su carácter impulsivo. Para bien y para mal. No tiembla el de Villaviciosa ni ante estrellas ni ante directivos, con quien ha protagonizado sonados desencuentros tanto en algunos de los clubes que ha dirigido como en otros a los que no llegó a entrenar, precisamente, por su falta de sintonía a la hora de hacer y deshacer en su plantilla. Para eso es intransigente. Prefiere quedarse en casa a asumir un reto en el que no cree. «Es cierto que en el banquillo era muy temperamental, pero creo que ahora es más calmado, o al menos lo manifiesta mucho menos», dice Eloy. «Estoy seguro de que no se mantiene mucho tiempo en los equipos por su exigencia y su carácter, que a determinados jugadores les puede desgastar. Sé de varios con los que ha chocado que, sin embargo, luego le valoran como el mejor entrenador que han tenido», finaliza Pablo Álvarez.