ENTREVISTA | CENTROCAMPISTA RAYO VALLECANO
Miguel Pérez «Michu»: «Rematar a un toque es un acto reflejo»
El equipo de Sandoval, que recibe al Madrid el domingo, pasa por su mejor momento ayudado por los goles del asturiano, revelación del año
DAVID ÁLVAREZ
Michu se mueve feliz por la ciudad deportiva del Rayo, en esta temporada de su debut en Primera, tan tardío, con 25 años, pero tan fulgurante. Con 11 tantos, es el centrocampista con más goles de la Liga y el tercer máximo goleador español del ... curso, con sólo uno menos que Llorente y Soldado. El domingo (16.00 h, GolT / C+L) reciben en Vallecas al Real Madrid. Michu se cruza con su entrenador, José Ramón Sandoval, y recibe otro empujón hacia arriba: «Te quiero ver ganador, eh», le dice.
—En la primera vuelta, nada más estrenarse en el Bernabéu, marcó. ¿Cómo lo recuerda?
—Ni me lo creía: «No me puede estar cayendo este rechace a mí. No me puede estar pasando esto a mí», pensaba. La primera vez que pisas el Bernabéu, un campo que impresiona, porque sales y se ve como un rascacielos hacia arriba, que no se acaba nunca. Pasan 13 segundos y te cae un balón para poner a tu equipo 0-1, con lo difícil que es meter un gol en ese campo. Aunque con lo bueno que es Íker, hasta que entra el balón todavía piensas que te lo puede parar.
—Muchos de sus goles de este año son a un toque.
—Dentro del área es lo que nos han enseñado desde pequeños. Es un acto reflejo. Con esos defensas tan buenos, hay que jugar de primera.
—Para ser centrocampista, acompaña muchas jugadas hasta el área pequeña. ¿Siempre piensa que la pelota le va a caer a usted?
—Sí, sí. ¿Por qué no? Y si no cae, no pasa nada. Son metros que recorres que a veces no sirven para nada, pero a veces sirven para dar puntos. Siempre pongo el ejemplo de Raúl, que en su carrera ha metido millones de goles así. Pero para meter uno iba a cien rechaces.
—Su técnico de cadetes en el Oviedo dice que no le extraña que lleve tantos goles, que lo raro era antes.
—Sí, porque quizá no he tenido nunca esta confianza del entrenador. La libertad que me da el míster es que tengo que llegar ahí, que tengo que estar pendiente. Pero antes jugaba a ratos: un día sí, dos no.
—¿Por qué está funcionando mejor en Primera que en Segunda, donde pasó cuatro años en el Celta?
—Hay diferencias de calidad. Al haber tanta, aparecen más espacios. Además, los pases de los compañeros son mejores y te dejan en ventaja.
—¿Cómo le convenció Sandoval para venir a un club con tantas dificultades?
—Me dijo que contaba conmigo, y tardé 30 segundos en decidirme. Después me explicó lo que quería hacer este año en el Rayo. Me transmitió esa ilusión, que es de lo que vive este equipo. No lo dudé. Todo futbolista tiene el objetivo de jugar en Primera. Con todo lo que me ha costado tener esta oportunidad, estoy encantado de la llamada del Rayo.
—Sin embargo, en enero de 2010 rechazó una oferta del Sporting.
Fue duro, por todo lo que se montó. Pero estoy contento y orgulloso de la decisión. En Vigo estaba muy a gusto, peleando con el Celta por ascender.
—¿Pesó que justo era el Sporting?
—Soy del Oviedo, no lo he ocultado nunca. También influye. Pero lo que más influyó fue que estaba muy contento en Vigo.
—¿Lo lamentó alguna vez?
Nunca. Después de la oferta hubo momentos en Vigo en que no jugaba, pero no me lamenté. La vida te pone a prueba, te hace que tomes decisiones en momentos importantes, y estoy muy contento con aquella. El tiempo al final me ha dado otra oportunidad de jugar en Primera.
—¿Qué tal Vallecas?
—Muy bien. Un barrio humilde, un barrio obrero. Estoy encantado. Ahora mismo no me cambio por nadie. Están yendo las cosas tanto a nivel colectivo como individual genial. Con la afición no puedo hacer otra cosa que darle las gracias.
—¿Ya la conocía?
—Sí. Vine con el Celta, cuando estábamos terceros y ellos, segundos. Ganamos 1-3. Nos pusimos segundos y los sacamos del ascenso directo. Después del partido, salimos a hacer un entrenamiento regenerativo y seguían allí todos, no se había movido nadie. Seguían animando. Me quedé impresionado. Cuando volvía al vestuario les aplaudí. Tu equipo ha perdido 1-3 y sigues animando...
—A veces, durante los partidos se le ve cantando lo que canta la grada.
—Soy de los seguidores a los que le gusta ir a animar a mi equipo. En este caso noto que me están animando a mí y al resto de los futbolistas de mi equipo. Me vale en algún saque de banda, en algún córner... Me sirve para motivarme.
—¿Influyó esa afición cuando le llamó Sandoval?
—Sí, también. Este equipo refleja mis características: currar, humildad, dejarlo todo los 90 minutos...
—En Oviedo recuerdan que daba todo hasta en los rondos, que acababa con las rodillas ensangrentadas.
—Es lo que me caracteriza, lo que hace que vaya bien la cosa, y lo que el míster valora. Si te esfuerzas, nunca te va a reprochar fallar un gol en la línea.
—¿El fútbol le viene desde muy pequeño?
—De niños, mi padre seguía a mi hermano mayor a todos los campos. Y luego a mí, cuando era tan pequeño que el balón era casi más grande que yo. De ahí viene mi gusto por el fútbol. Parte de culpa de que yo haya salido así, de que esté disfrutando este momento, es suya.
—¿Habla mucho de fútbol con él?
—No mucho. Pero va a todos los partidos, juguemos en casa o fuera: coge el coche en Oviedo y se planta donde sea. Creo que si mañana jugamos en Moscú, va a Moscú. Sólo salir a un campo como visitante, que hay gente insultándote, y ver su presencia, me ayuda muchísimo. No es tanto la comunicación que tenga con él, sino saber que está detrás siempre.
—Cuando ve fútbol en la tele, ¿se fija en cosas de otros para imitar?
—Trato de fijarme en lo que otros hacen bien. Pero si me pides que golpee como Cristiano Ronaldo, no lo podría hacer en la vida. Creo que es innato.
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