El adiós del mito
Por qué Messi nunca será Maradona
En Argentina, Diego representa «el populismo y la izquierda» mientras que «Leo, siempre cerca del poderoso, es Europa y evasión»
Alberto Ortiz
No es fácil renunciar a un mito, mucho menos sustituirlo. En Argentina llevan años, quizá desde que Diego Armando Maradona se retiró del fútbol, en la búsqueda de un sucesor a la altura del «10». Tras la muerte del astro , su lugar ... en la historia ha quedado sellado, pero los aficionados al fútbol necesitan un nuevo héroe que les acerque a lo que «el Pelusa» les hizo sentir dentro de las canchas.
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Muchos argentinos conocen la anécdota de memoria. Leo Messi practicaba tiros libres después de un entrenamiento, en la previa de un amistoso de la selección contra Francia. Era febrero de 2009 y Maradona había asumido como director técnico unos meses atrás. La historia la contó por primera vez Fernando «el profe» Signorini en el libro «Fútbol llamado a la rebelión, la deshumanización del deporte». «En un momento, Lionel puso la pelota mirando hacia el arco, un poco sobre la izquierda y cuando le pegó, su remate se fue lejos, por arriba del ángulo de la mano derecha de Juan Pablo Carrizo . Hizo un gesto de fastidio y, como enfiló para el vestuario, le salí al cruce. Decíme una cosa, ¿un jugador como vos se va a ir a duchar con esa porquería? Dejate de hinchar las bolas. Agarrá una pelota y volvé a intentar », relata. Maradona, que escuchaba la conversación de cerca, tomó al delantero del Barcelona por el hombro y le dijo: «Leíto, Leíto, vení, papá. Vamos a hacerlo de vuelta. Poné la pelota acá y escuchame bien: no le saques tan rápido el pie a la pelota, porque si no ella no sabe lo vos querés ». «Entonces, la acarició con la zurda y la clavó en el ángulo, inflando la red ante la mirada de admiración de Messi», concluyó el preparador físico de Maradona.
Dos historias distantes
Aquel no fue el primer encuentro entre Messi y Maradona, pero es una imagen icónica. El gran ídolo del fútbol argentino traspasaba su conocimiento al que todos veían, y aún ven, como su eventual sucesor. Sobre el barcelonista pesa la carga psicológica de saberse en ese podio , aunque quizá es pertinente preguntarse si son justas las continuas comparaciones entre ambos jugadores.
Hay algo en la trayectoria de Maradona que lo hace especial . Unos orígenes humildes, la impronta de lo popular marcada en su forma de ser, de hablar y también de jugar al fútbol. «El Diego» conoció el fútbol en «Las Siete Canchitas», el potrero de Villa Fiorito . Quienes lo vieron levantar la Copa del Mundo no sólo contemplaron a un jugador extraordinario, sino que asistieron al camino de un héroe, a la odisea de alguien que nació sin nada y alcanzó la gloria.
« La diferencia entre Messi y Maradona es que uno tuvo contención y acompañamiento de su entorno y de una institución. El otro estuvo totalmente abandonado, todos buscaban aprovecharse de él. No es fácil que vayas a donde vayas te traten como a un dios» , dice Francisco, un aficionado argentino. «Es una cuestión clasista e ideológica. No vas a encontrar a ningún popular que prefiera a Messi. El Diego representa populismo, ideología de izquierda. ‘Lío’ representa chetaje (pijerío), Europa, evasión . El Diego es droga y mafia; Leo es hogar con familia, dos hijos y un perro», opina Martín, que conversa a su lado.
Al final, no sólo cuenta la calidad dentro de la cancha. La trascendencia como ídolo nacional pasa por más lugares. Messi nació en una familia de clase media , en Rosario, se fue a Barcelona con 13 años y desde entonces no ha salido del club que lo formó y lo catapultó al éxito. «Messi siempre jugó con la pelota del dueño, siempre en el poderoso. Maradona se fue al Nápoles», dice Nicolás, otro seguidor de la selección, que si tiene que elegir un modelo a seguir se queda con Messi. «Pero Maradona, saliendo de abajo, me emociona más», añade.
«El Diego es droga y magia; Lío es hogar con familia, dos hijos y un perro. Messi siempre jugó con la pelota del dueño, pero Maradona se fue al Nápoles»
« Argentina es Maradona y Maradona es Argentina . Si armaras una máquina para concentrar el país en una persona, seguramente no te saldría tan a medida como el Diego », resume Juan Pablo. Hay otro componente en el ascenso de Maradona a ese imaginario mítico. La picardía, las formas desenfadadas, los desmanes... son una parte de la identidad argentina y quizá a muchos les cueste no verse reflejados en algunas de las características de la personalidad del Pelusa.
Además, Maradona se adentró, por su figura y por su fútbol, en el seno de la cultura popular. Charly García, Andrés Calamaro, Los Ratones Paranoicos, Los Piojos, Rodrigo y otros tantos grupos y cantantes le compusieron canciones . El Diego es parte de la literatura, del cine y, también, de la farándula de su país natal. Este jueves, en uno de los muchos homenajes que le dedicaron las televisiones locales, aparecía el propio Maradona cantando «La Mano de Dios», el tema que le escribió el fallecido cantante de cuarteto Rodrigo. En la espera del velatorio, varias veces se entonó esa canción: «¡Y todo el pueblo cantó: Maradó, Maradó!».
Messi y la patria
Mientras, a Messi se le achaca un cierto desapego por su patria y cada vez que juega con la selección se abren debates en los medios sobre si cantará o no el himno. «Nunca me importó ni me cambia nada. Me llega y me gusta, pero cada uno lo vive a su manera . No hace falta cantarlo para sentirlo», aclaró.
Messi dio dos pasos para atrás, miró a la portería, acarició la pelota y el balón salió un palmo por encima del larguero. Era junio de 2016. Argentina había llegado a la tanda de penaltis en la final de la Copa América Centenario contra Chile y Messi, en el momento en el que más lo necesitaba su selección, volvió a defraudarla. Argentina perdió la tanda 4-2. Minutos después, el astro argentino anunció que dejaba la Selección: «Pensándolo mucho en el vestuario, creo que ya está para mí la selección, ya se terminó».
Era la cuarta final que Messi perdía con la albiceleste, la tercera consecutiva . El futbolista sumaba a la decepción por las derrotas el cuestionamiento de todo un país por su supuesto bajo rendimiento con la elástica de la selección. Los más críticos le decían que no sentía los colores, que no sudaba la camiseta o que no era suficientemente argentino. Les molestaba mucho más que no puteara, que no arengara a sus compañeros o su falta de carisma sobre el césped que un penalti fallad o o una asistencia inconclusa. Al día siguiente de su renuncia, las portadas de los diarios le pedían que volviese.
Seguramente Messi juegue un Mundial más, pero la sensación es que el 1-0 contra Alemania en 2014 fue una oportunidad perdida . Es la cuenta pendiente que tiene Messi con el fútbol, pero especialmente con su país. El hito que lo encumbraría , justo un peldaño por debajo de Maradona.
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