Eldense, una temporada caótica que acaba con la sombra de un amaño

Pero la visita al Mini Estadi también ha tenido consecuencias institucionales para la entidad de la ciudad de Elda porque la Junta Gestora hizo público ayer un comunicado anunciando la rescisión de contrato con el fondo de inversiones italiano que en el pasado mercado invernal trajo a buena parte de los jugadores que conforman la actual plantilla, por lo que el club podría desaparecer. El Eldense, en este sentido, anunció la suspensión cautelar de la actividad deportiva del primer equipo . Como los futbolistas firmaron a través del citado fondo, el conjunto azulgrana podría quedarse sin jugadores para disputar el partido del próximo fin de semana ante el Sabadell.

Aunque el descenso del Eldense, colista del Grupo III a falta de seis jornadas, estaba más que cantado desde hacía varias semanas, se consumó este sábado recibiendo la goleada más abultada en sus casi 96 años de historia . Un resultado con el que la entidad azulgrana tocó fondo en su año más caótico.

Siete entrenadores en la presente temporada, 52 jugadores empleados y tres presidentes durante el cursoson datos reveladores de una temporada estrambótica, con sobresaltos todas las semanas y que desembocaban este sábado en el 12-0 ante el Barcelona B y en el descenso matemático mucho antes de que la competición llegue a su fin.

El Deportivo empezó con muy mal pie su undécima campaña en la Segunda División B, ya que tras una buena temporada 2015-2016, en la que el equipo llegó a codearse con los mejores del grupo para terminar finalmente undécimo, la directiva de Germán Torregrosa , por muy diversas razones, sólo pudo mantener en plantilla a tres futbolistas de la campaña precedente. La confección de la plantilla presentó notables lagunas y el equipo que dirigía Fran Yeste se presentó en la jornada cuarta sin puntos y el técnico vizcaíno fue destituido.

Le sustituyó Raúl Garrido , que permaneció cinco jornadas en las que el Eldense no sumó ningún punto y también fue destituido , al tiempo que dimitía como presidente Germán Torregrosa. Mario Barrera , que ejercía como director deportivo, se hizo cargo del equipo y Alfonso Ortuño pasó a ser presidente de la gestora deportivista. [Las dramáticas confesiones de Ortuño]

Con Barrera, el equipo sumó su primera victoria el día de su debut y al final totalizó 9 puntos en once confrontaciones pero el 8 de enero, el argentino dimitió por discrepancias con el grupo inversor italiano que desembarcó en Elda seis días antes. A Barrera le sustituyó durante dos encuentros, el técnico del filial Mario Cartagena , quien sumó 3 puntos más, pero tampoco siguió por discrepancias con el grupo inversor que trajo un técnico italiano, Filippo Di Pierro, quien no dispone de la titulación preceptiva para dirigir en España.

Tuvieron que buscar un entrenador y llegó José Antonio Poveda, quien había sustituido a Cartagena en el equipo filial pero tan sólo duró dos partidos en los que se sumó un punto, pero en el segundo partido cayeron por 5-2 en Sagunto y fue despedido por teléfono por el máximo dirigente del grupo inversor, cuando acabó el choque.

A su vez, con la temporada en marcha el club hizo limpieza en la plantilla y sólo dos jugadores de los que habían iniciado la temporada siguieron en el plantel, por lo que comenzaron a llegar en el mercado de invierno futbolistas de hasta 12 nacionalidades distintas, principalmente italianos.

Hubo que contratar a un técnico con titulación para poder evitar multas y se recurrió a un preparador almeriense de trayectoria desconocida: Fran Ruiz Casares , técnico que sólo acudía a los entrenamientos a partir del jueves, mientras que el resto de la semana entrenaba Di Pierro . Con esta dupla en el banquillo, el Eldense sólo sumó un punto, un empate ante el Mallorca B, ya que desde que Di Pierro llegó a Elda el Deportivo sólo sumó dos puntos de 30 posibles con siete goles a favor y 37 en contra.

Mientras tanto, David Aguilar sustituyó en la presidencia de la gestora a Alfonso Ortuño , que dimitió desbordado por los acontecimientos, ya que el grupo inversor explota la dirección deportiva de la entidad y se encarga de abonar nóminas y demás gastos corrientes, mientras que la gestora tiene como misión fiscalizar el cumplimiento del contrato con los transalpinos.