Getafe 0- R. MAdriD 1
Triunfo sin algarabías de un Madrid muy serio
Los blancos controlaron el juego, pero se mostraron remisos en el remate final y dieron algo de aire a un Getafe muy blando en todas las líneas
JOSÉ MANUEL CUÉLLAR
La línea entre la valentía exagerada y el suicidio es nimia, casi inexistente. Y hay equipos dispuestos a cruzarla a pecho descubierto, aun a sabiendas de que le van a abrir el pecho en canal. Algo de eso le pasó al Getafe, que debió ... pensar que el Madrid es menos que el Barcelona , así que nada de salir como ante los azulgrana (todos atrás y a la contra) sino de tú a tú y que sea lo que Dios quiera. Aquello le funcionó pero no es el Getafe equipo dado a esconderse tras las faldas de mamá, sino de salir a jugársela.
Claro que enfrente estaba el Madrid, un Madrid que, hoy por hoy, es mejor que el Barcelona (lo dice la clasificación) , así que esa línea adelantada del Getafe, sin mordedores de tibias en el medio campo, invitaba al suicidio colectivo. A los azulones les vino a echar una mano Mou, que puso a Lass en vez de a Granero , que es como chapar la fiesta a las once de la noche en vez de prolongarla hasta las seis de la mañana. Es fiesta, pero menos. Y es que a veces Mou parece uno de estos padres que enseguida te echan encima eso tan típico de «este niño lo que necesita es una guerra», así que te quita el caramelo que te regaló la vecina.
A los buenos amantes del fútbol nos quitó a Granero, pero fue generoso porque dejó a Kaká y Ozil juntos , que en realidad es la clave de todo. El Madrid siguió funcionando con ambición, con ganas y con una velocidad más que el Getafe, equipo al que no le va un ritmo tan alocado. El equipo del sur es amigo de tocar a velocidad baja, de elaborar y crear huecos adormilando, pero esa impronta veloz en el pase y en el toque que imprimió el Madrid le superó. Marcó Ramos muy pronto, pero la sensación fue que el Real pudo aniquilar el partido en cuanto hubiera dado una vuelta de tuerca más a la atormentada cabeza getafeña. Tampoco ayudó Ayza, que se comió un penalti claro a Cristiano, ni la elaboración de jugadas, que se atrancaba en Lass, como si esa pieza estuviese menos engrasada que la de Granero. No fue suficiente para evitar el recital del Madrid, que cada vez que se iba a por Moyá le metía un navajazo corto aquí, otro allá y otro por aquel lado. Un ataque, una ocasión de gol, y con Ozil en todo .
Ozil juega a otra cosa que el resto. Mejora todo hasta cuando no tiene el balón, sobre todo cuando no lo tiene. Se mueve entre líneas, aparece aquí, toca de primera al mejor sitio y enseguida vuelve a moverse, sin pausa, con velocidad silenciosa. No se le ve venir, no se le ve llegar, y se asocia con este, con aquel y con el otro, sobre todo con el otro, que es Kaká. Con eso el Madrid dominó al Getafe sin ningún apuro, con el único impedimento del viento, que es mal enemigo para el fútbol , fundamentalmente para los que juegan muy bien a esto, como es el Madrid.
Un leve respiro
Los blancos se fueron al descanso con una mínima ventaja, pero con la clara sensación de que a poco que lo necesitarán aquello iba a ser una masacre azulona. Solo un poco más, un poco de aceite en la máquina, y el Getafe se hundiría con estrépito.
Sin embargo, y quizás por eso, sucedió todo lo contrario. El Madrid bajó esa marcha, excesivamente confiado , y el Getafe pudo respirar, no mucho, pero lo suficiente para dejar de pasar tantos apuros. El problema es que los azulones dan la impresión de ser un equipo excesivamente blando en todas las líneas: poca contundencia abajo, excesivamente tibio en el medio y sin gran tralla arriba. Mucho fútbol, pero sin dientes. Destacó en esos momentos azulones Sergio Ramos , que está espléndido en todas las zonas de la cancha. Al Getafe se le fue el aire muy pronto. Se metió rápido el Madrid en el choque para finiquitar el partido y Mou metió a un matador como Callejón para solucionar el asunto, pero ni falta hizo.
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