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David Gistau

Costa anda suelto

El delantero es cholismo puro. Tropa de asalto. Un tipo que se juega la paga a los dados y se traga el gusano de la botella

DAVID GISTAU

Recuerdo pocas entradas del tipo pistolero en el «saloon» como ésta de Diego Costa en su regreso a la Liga. Alaridos, goles, enardecimientos de la grada, hasta una expulsión… Sólo le ha faltado huir cabalgando mientras disparaba al aire y con la caja de caudales ... del banco arrastrada por su montura. Diego Costa es un microclima tórrido en estos primeros días del año en Madrid que son fríos, lluviosos y tristes como aquellos en los que Ruano no soportaba encontrarse con la chimenea apagada. Hay que significar la diferencia. Mientras al Real Madrid el Clásico lo empujó a un estado de resignación melancólica que no dio síntomas de remisión en la estepa soriana, el Atleti se las ha apañado para aplicarse con Diego Costa una descarga de desfibrilador gracias a la cual todo en el Metropolitano parece de pronto flamante, vivo y cargado de futuro. Y eso que llueve. Costa además trae hambre atrasada y toda la rabia acumulada durante los meses que se pasó cautivo y haciendo la mili con el Profe, a quien no cuesta imaginar regando con una manguera al recluta que hace sus flexiones y profiriendo las mismas procacidades que el sargento de «La chaqueta metálica»: «Aquí mi empeine, aquí mi pistola, uno golea, la otra consuela». Ves llegar a Diego Costa con su cinturón de calaveras y su determinación y casi te da pena ser hincha de un equipo de fútbol cuyo presunto delantero centro deambula por el campo con pinta de preguntarse a qué huelen las cosas que no huelen.

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