Ciclismo / Vuelta a España
Exhibición de Evenepoel en el día que el Jumbo sí arropó a su líder Kuss
Etapa 18
El bicampeón del mundo venció en la Cruz de Linares su tercera victoria parcial en esta Vuelta mientras que el maillot rojo respira aliviado ante el respeto de Primoz Roglic y Jonas Vingegaard
El pelotón, contra el ciclismo youtube
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Iniciar sesiónPerdió la Vuelta en aquella profunda pájara entre Formigal y el Tourmalet, pero a semejanza de Pogacar en el reciente Tour de Francia cuando este ya solo competía por coraje y honor, Remco Evenepoel se levantó de la lona y pedaleó para engordad la ... inacabada historia de un ciclista capital. El vigente campeón de la ronda española entró con ahínco en la fuga al que el faraónico Jumbo respondió con indiferencia, reventó a los escapados Caruso y Poole en la primera ascensión al inédito puerto de la Cruz de Linares y, con 29 kilómetros para bordar su enésima exhibición en solitario, Remco fue el único protagonista en un día donde otros parecían destinados a serlo.
Escaló de nuevo exultante el prodigio belga la última cima asturiana de esta edición y, cuando ya nadie podía empañar su triunfo, tocó con su dedo índice el casco para alardear de su fuerza mental mientras una sonrisa pletórica llenaba su rostro. Justo en el instante previo a cruzar la línea de meta, Remco formó un corazón con sus manos para dedicar la gesta a su mujer, quien levantó su ánimo en los momentos más oscuros del campeón del mundo en esta misma Vuelta. Con la camisa de lunares asegurada, el rey de la montaña ya suma tres victorias parciales en la última grande de la temporada. Y la etapa del sábado, con alma de clásica, se amolda a las mejores características del insaciable Evenepoel.
Inapropiada calma
Con el belga probablemente ya duchado, después de la agónica llegada de Caruso, Kron y Poole, la Vuelta a España parecía decidirse en las rampas más empinadas en la última subida a la Cruz de Linares. El personal esperaba una nueva cuchillada fraternal de Jonas Vingegaard o Primoz Roglic al otrora gregario Sepp Kuss, quizá el último capitulo de oro del ‘landismo’ o un sorpresivo y temprano ataque sin mirar atrás de Enric Mas... Pero nada importante ocurrió. El Jumbo arropó al corredor que siempre se sacrificó por los líderes, pidió calma a sus dos hambrientos gallos y acercó a Kuss a su primer y seguramente único éxito capital en una grande. Solo una matanza podría arrebatarle la ilusión al escalador tejano que, con una pulsera del Rocío en una de sus muñecas y la licra roja ceñida sobre su torso, comienza a ser consciente de lo que es ser campeón.
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Inevitablemente y con el beneplácito de la tiranía del Jumbo, la única emoción en la lucha por la general residía en los puestos aledaños al podio, justo donde se agolpan los primeros españoles. Mikel Landa, contra pronóstico el más fuerte de ellos tras una temporada irregular, exprimió de nuevo a su compañero Poels e intentó robar la cuarta plaza a Juan Ayuso, pero el jovencísimo corredor del UAE aguantó las dos duras embestidas del de Murguía. Fue finalmente el líder del Movistar quien empujó en los metros finales: apretó la dentadura Mas, elevó el ritmo y, ciertamente, a nadie incomodó. Sigue sexto el balear en la general de una Vuelta donde, salvo algún que otro reproche hacia el equipo telefónico ante los micrófonos, aún no ha conseguido ser relevante.
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