Un sentido adiós a Tom Gullick
Gran ornitólogo, ha fallecido a los 92 años
Las tradiciones, el mejor patrimonio del país
Javier Hidalgo
Madrid
Conocí a Tom Gullick hace más de 40 años, a través de un amigo común, Bill Makins. Era un gran ornitólogo y propietario de una espectacular colección de patos y gansos en Norfolk, Inglaterra. Era aquella época en la que una especie ... de anátida nuestra, la malvasía cabeciblanca, estuvo al borde de la extinción, con una población relicta de apenas 25 ejemplares que se refugiaron en una laguna cordobesa.
Gullick no escatimó esfuerzos en salvar a la especie y me pidió que lo acompañara, en calidad de intérprete, a Montilla, a negociar el arrendamiento de la laguna con su propietario. También reclutamos a un vigilante para el humedal, cuyo salario proveyó él, al igual que el arrendamiento, y así conseguimos que no se cazara allí.
Recuerdo el restaurante, Las Camachas, donde redactamos los contratos que yo traduje. La población española de malvasías quedó así salvaguardada y nos costó dos años convencer a las autoridades ambientales para que se hicieran cargo y nos sustituyeran en el cuidado de estos peculiares patos buceadores, que desde allí se expandieron a otros humedales, llegando su censo hoy día a entre 2.000 y 3.000.
Tom había servido en la Royal Navy, integrando un grupo de distinguidos oficiales entre los que había otros personajes que tuvieron mucho que ver con la constitución de las principales organizaciones internacionales para la conservación de la naturaleza -International Waterfowl Research Bureau, World Wildlife Fund-, como sir Peter Scott o el mismo Príncipe Felipe, duque de Edimburgo. Después entró en el negocio de los pioneros tour operadores, con el que ofreció viajes baratos a británicos que jamás habían salido de su país hacia destinos vacacionales como Benidorm.
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Finalmente se estableció en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real). Su inclinación ornitológica le granjeó el récord mundial de número de especies de aves observadas por una persona, más de 9.000. Pocos saben que se dedicó a la organización de cacerías de perdices salvajes para extranjeros, principalmente británicos, en La Mancha. Arrendaba términos enteros, otorgando a las más de 30.000 hectáreas que llegó a gestionar un estatus ejemplar de conservación y generando numerosos puestos de trabajo e ingresos para la economía local. Tom nos ha dejado en junio, a los 92 años. Sus restos permanecerán en el Campo de Montiel. D. E. P.
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