Solanas y umbrías
Caza y conservación
La actividad es hoy la principal aliada de las especies protegidas
Pablo Capote
En los años ochenta, un grupo de cazadores que trabajábamos en la redacción de Trofeo bajo la dirección entonces de Juan Delibes, pensando en condensar en dos palabras la filosofía de la revista y la línea editorial que pretendíamos defender, decidimos rematar su cabecera ... con el eslogan 'Caza y Conservación', términos que, en aquel tiempo, era insólito ver juntos, incluso anacrónico para algunos, y que, afortunadamente, casi cuarenta años después, verlos hermanados es algo habitual.
Reflexiones a caballo por un monte humeante
Lolo de JuanLos dirigentes de los parques y terrenos públicos tendrán que dar cuentas
Hoy pocos dudan de la importancia de la caza en la conservación. La gran mayoría del terreno natural español son cotos privados de caza, y unos treinta millones de hectáreas son gestionadas por cazadores. Son ellos los que cuidan del hábitat y fomentan en estos espacios la proliferación de los efectivos de las muy pocas especies cinegéticas (entre aves y mamíferos no llegan a un 7% del total), las cuales son, por otra parte, la base alimenticia de los carnívoros, que gozan hoy de una situación privilegiada y cuyas poblaciones son las más nutridas desde hace muchas décadas.
Además de esto, que podría considerarse un beneficio indirecto para rapaces, mustélidos, felinos y otros animales de la actividad cinegética, existen multitud de iniciativas impulsadas por cazadores específicamente concebidas para la conservación de especies protegidas, como la Fundación Amigos del Águila Imperial, Lince Ibérico y Espacios Naturales Privados, que este año celebra su veinte aniversario y a la que dedicamos parte de este número.
Que los ecosistemas cuentan con sus propios medios de autorregulación es hoy por hoy una quimera. La caza es un arma para la conservación que, incluso cargada por el diablo (que ojalá lo hiciera según está la munición, que decía un veterano cazador), lo importante es lo que hagamos con ella, pero que bien utilizada es la mejor herramienta de la que disponemos.
Gracias en gran medida a la actual gestión de muchos cotos privados, cazadores naturalistas y conservacionistas como yo manearemos laderas tras las perdices esta temporada admirando el vuelo de alguna águila imperial, rececharemos ciervos cerca de los lobos y, el que tenga la suerte, podrá compartir los conejos con algún lince.
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