Solanas y umbrías
De certezas y sospechas
Volveré en los próximos días con la vaga esperanza de que haya parado alguna codorniz de paso
Una codorniz
Escribo estas líneas en plena media veda sin haber salido más quea la apertura. Solo esto me ha bastado para constatar que, al menos en la zona de Cuenca que cazo, no iba a tener mejores resultados de haberlo intentado después ya que no ... quedaba ya una codorniz en el campo. Las halagüeñas ilusiones tras una primavera lluviosa se han venido al traste, aunque lo cierto es que las codornices sí llegaron; si bien, y esto me lo confirmaron los agricultores, tras unas semanas de calor y sequía memorables no aguantaron y buscaron mejores condiciones en otros sitios. Espero que tuvieran suerte, pero a juzgar por los partes de amigos que cazan en zonas fetén de Burgos o Palencia no sé dónde habrán podido ir.
La verdad es que de haber habido codornices poco habríamos hecho, ya que ni perros ni cazadores fuimos capaces de trabajar mucho tiempo a casi cuarenta grados; es decir, que el campo no estaba ni para ellas ni para nosotros. Una buena noticia fue el levantar un par de nutridos bandos de perdices con pollos ya volantones, uno de trece y otro de dieciséis, aun- que ya me ha tocado contar en estas mismas páginas otros años que al llegar la temporada han sobrevivido uno de cada cuatro y esos bandos se quedan en poco más que en pares. He dado muchas vueltas a los posibles motivos de estas bajas y reparo, año tras año, tras descartar otras posibles causas, en su coincidencia en el tiempo con las primeras lluvias del otoño, cuando suelen tratarse los campos con herbicidas para borrar todo verdeo de malas hierbas. Veremos en los próximos años si las nuevas exigencias medioambientales de la PAC sirven para algo.
Volveré en los próximos días con la vaga esperanza de que haya parado alguna codorniz de paso; y, si no, a intentar ver más perdices antes de que las fumiguen.