Atletismo
La agonía de las carreras populares por culpa del coronavirus
Con cientos de actos cancelados, los organizadores de eventos deportivos se sienten desamparados ante la falta de ayudas y previsión por parte de las autoridades
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Iniciar sesiónHasta marzo, unas tres millones de personas se calzaban las zapatillas para participar en alguna de las casi 4.000 carreras que se celebraban en España (más de 1.290 sansilvestres). Hoy, muchas de esas zapatillas permanecen arrinconadas en el armario. La espera ... para volver a dibujar de colores chillones calles y parques está siendo larga, los eventos deportivos populares han quedado atrapados entre la incertidumbre, normas anticoronavirus cambiantes, cancelaciones y falta de ayudas.
Han sido cientos las carreras que no se han podido disputar, con el plazo de inscripciones cerrado y, por tanto, invertido ya el dinero en construir ese espacio de esfuerzo, superación, ilusión, solidaridad y alegría entre una salida y una meta. Nadie se imaginaba que un virus pondría patas arriba el mundo, de ahí que no existiera una cláusula que recogiera este hecho como causa de fuerza mayor. Y las empresas se han visto en la obligación de devolver a los participantes el dinero de las inscripciones . «La única empresa en el mundo que tenía un seguro contra pandemias fue Wimbledon . Y aunque sí existe en el reglamento el punto de que por causas ajenas a la organización no se devuelve el dinero, el Gobierno dijo que no valía y que teníamos que reintegrar el importe. Pero el Gobierno no ve que a ese corredor los 20, 30 o 50 euros no le cambian tanto la vida como a nosotros devolver esa cantidad multiplicada por todos los dorsales. Para la empresa es no poder pagar a los proveedores, tener que despedir a los trabajadores y, al final, arruinar el sector porque hay muchas empresas que dependen de estos eventos», explica Mauro Llorens, CEO de Win Sports Factory , empresa afincada en Barcelona que facturó el año pasado dos millones y medio de euros. «¿Este? No creo que lleguemos a los 300.000 euros».
Porque, además, ese dinero de las inscripciones ya no existe. «¿Cómo que no?» Es una de las preguntas recurrentes entre los corredores. Son muchas las empresas y partidas que entran en juego para poner en marcha una carrera seria y profesional. No, no se organiza solo con las marcas que aportan sus productos de forma gratuita para darse a conocer, ni tampoco todas tienen un patrocinador grande que las ampare. Además de todos los gastos fijos de personal, alquiler de oficinas y servicios varios , están los gastos de camisetas, publicidad, página web, seguros, gastos bancarios por las inscripciones, avituallamiento, imprenta, diseño, arcos de salida y meta, podio, sonido, alquiler de vehículos, gasolina, señalización, animación, trofeos, bolsa del corredor, cronometraje, licencias, limpieza, gradas, vallas, megafonía, aseos portátiles, generadores, fotografía, jueces... Todo listo y preparado para el pistoletazo de salida que en este 2020 se ha oído poco. Por lo que, además, el material es inservible.
Motor económico
« Mapoma organiza el maratón de Madrid desde hace 43 años . En este 2020, la fecha era el 26 de abril. Cuando saltó el estado de alarma estaba absolutamente todo organizado. De los 37.000 inscritos en las tres categorías, 11.000 pidieron la devolución y 26.000 se guardan el dorsal para 2021. El dinero de este año ya no está y el del que viene no podemos tocarlo porque servirá para organizar el maratón 2021. ¿Cómo hacemos?», pregunta Pedro Rumbao, CEO del maratón de Madrid y vicepresidente de Mapoma , que estima unas pérdidas de 400.000 euros para este curso. «Defendemos que todo el mundo está en su derecho de pedir la devolución. Pero hay gente que lo entiende y gente que no. De los 200 inscritos que tenía en la última prueba que se canceló, solo 50 me lo pidieron. Y menos mal, porque yo no tengo el dinero para devolverlo todo», indica también Alfonso Gallego, director de Du Cross.
Algunas carreras, como la Behobia San Sebastián , han ofrecido a los corredores devolverlo a lo largo de 18 meses. La mayoría no han tenido más remedio que apelar a los ahorros, a la comprensión de la gente y a los créditos. Porque, al contrario que otros sectores, reclaman, a ellos se les ha dejado abandonados. «El dinero va a las federaciones, que ya tienen dinero público, pero nadie se da de baja de una licencia y ellos no organizan eventos. Nosotros podemos tener hasta 400 personas trabajando en una carrera. Hay sectores que han bajado sus ganancias un 30%, nosotros, el cien por cien. Queremos que nos escuchen. Que es un motor muy importante, no solo económico», indica Llorens. «La hostelería, que me parece estupendo que los ayuden, pueden abrir al 50% y están recibiendo ayudas. Yo tengo unas pérdidas del cien por cien y no tengo nada, porque los préstamos son eso, préstamos que tendré que devolver. Muchas carreras, desde luego, van a desaparecer, pero están dejando en bancarrota a un sector que no se vuelve millonario y sí aporta muchísimo dinero a la ciudad», incide Rumbao.
El maratón de Madrid de 2019 , con un presupuesto de unos dos millones de euros , supuso un retorno de 43 millones para la ciudad . Entre las carreras de Mapoma, la Carrera de la Mujer y la San Silvestre Vallecana, explica Rumbao, el impacto es de unos 150 millones de euros. Según la Universidad de Deusto, la Behobia de 2013 generó un impacto económico en la provincia de 14,9 millones. «Nosotros realizamos un evento en Reus con 8.000 ciclistas y el retorno para el territorio fue de tres millones de euros», dice Llorens.
Como buenos deportistas, se van adaptando a las circunstancias para sortear los obstáculos. Están dispuestos a afrontar las medidas anticoronavirus para que los atletas populares recuperen la ilusión. Pero saben que no es suficiente. Además, subrayan, adaptarse a las medidas de seguridad –mascarillas antes y después, geles, más división de espacio– aumentan los costes económicos y, por el momento, las dudas de los corredores les impiden generar ningún ingreso. «Según las normas, se restringe el número de participantes a 600, y para que nos sea rentable, tendríamos que poner unas inscripciones mucho más altas. Y con restricciones, la gente no repite: solo, sin la adrenalina de competir... para eso prefieren irse a entrenar con amigos, que hasta cierto número puedes reunirte», explica Llorens.
Rumbao, además, señala que el corredor español no está acostumbrado a pagar lo que realmente cuesta una carrera. «Quizá es nuestra culpa porque no lo decimos y porque intentamos tener siempre patrocinadores y con lo que recibimos llegamos a cubrir los gastos. El maratón en España puede llegar a costar, el precio más alto, unos 90 euros. En Londres son más de cien libras; en Nueva York , 500 euros y si los consigues».
La salud como fin
Recurren en estos tiempos a las carreras virtuales. Más por mantener la ilusión que otra cosa. «Hay poca gente dispuesta a pagar por algo virtual. Y tampoco por algo solidario porque todos estamos mal», afirma Llorens. «En lo virtual la gente no se concentra, lo haces solo y no motiva lo suficiente porque falta el encanto del ambiente, los amigos, las cervezas de después», señala Gallego que trata de sacar adelante alguna prueba de duatlón , aunque pendiente siempre de las normas que cambian cada día. «Lo organizas todo con un ayuntamiento y dos días antes lo confinan. O participantes que no pueden desplazarse por restricciones. Es imposible planear».
No solo apelan al importante peso económico que aportan . Subrayan, por encima de todo, lo que tienen de actividad de salud, física y mental, especialmente relevante en estos tiempos de Covid . «Nunca estuvimos en ninguna norma tras el confinamiento. Pero el deporte es salud y educación. Y es una de las formas de protegerse del virus. Si han abierto los colegios, ¿por qué no nos dejan esto que es salud?», dice Gallego. « Están dinamitando el deporte salud que se había instaurado en la sociedad –aumento de 9 puntos de 2010 a 2015, según datos del CSD–. Y el deporte social, con amigos, los entrenamientos con gente con tus inquietudes... Siempre digo que cuando hacemos un evento, de 8.000 personas, cien van a competir, pero los que más nos interesan son del 101 al 8.000, los que participan para superarse. Ese es nuestro motor del negocio», afirma Llorens.
Además, esgrimen, las actividades que proponen se realizan siempre al aire libre, el mejor entorno para evitar los contagios . «Las autoridades tienen miedo a autorizar estos eventos y han decidido que el deporte es peligroso. Cuando el riesgo, según los estudios, es mínimo. Desde luego, mucho menor que en centros comerciales o en el ocio nocturno que sí se les permite abrir, aunque sea con menos aforo. Nuestro fin no es ganar dinero, sino promover el deporte, pero así, sin ayudas, no digo que estemos condenados, pero... Si el maratón de Madrid no se realiza en septiembre de 2021 sí estará herido de muerte».
Mantienen cierto optimismo en los que se iniciaron en el deporte a falta de otra actividad. Y que pronto, las zapatillas compradas durante el confinamiento se unan a las que quedaron relegadas en el armario en marzo. Y que todas vuelvan a pintar de colores calles y parques los domingos.
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