La afición, contra la censura de Urtasun: «Se hace llamar ministro de Cultura, pero es el que menos cultura tiene»
Numerosas familias celebraron el día de la Madre en Las Ventas, donde se hablaba del puntillazo al premio Nacional de Tauromaquia
¡Vaya cuadrilla!: no es cultura, es tortura
Aficionados viendo la novillada
Desde que el viernes el ministro de Cultura anunciara la eliminación, de un plumazo, del premio Nacional de Tauromaquia, la Fiesta ha estado más presente que nunca en la calle. Hablaba Urtasun de una mayoría de españoles que apoyaba su postura. «Hoy hemos ... tenido lleno, pero a partir del 10 será una locura», decía un camarero de La Tienta. Le vendría bien al ministro salir a ver el pulso (real) de la sociedad, y no estaría de más que se asomara a una plaza de toros, ya que, como decía Ortega y Gasset, es el mejor modo de saber cómo está un país.
Y resulta que este país llamado España es cada vez más taurino. Muchas familias han venido a la plaza a celebrar el Día de la Madre; el plan entre los jóvenes es ir a las plazas, y en la calle se habla de toros. «No me gustó nada la corrida del 2 de mayo. Aquellos toros eran demasiado gordos y estaban vacíos», comentaba el taxista que me llevó, de camino a la plaza. Precisamente, ese 2 de mayo toreó en Las Ventas Fernando Robleño, que opinaba que a Urtasun le está saliendo el tiro por la culata. Nos contaba que le paraba gente por la calle para comentarle que, aunque no eran especialmente aficionados, habían visto la goyesca para apoyar la Fiesta, y más de uno se sacará entradas para alguna corrida de San Isidro. Igual opinión tiene Javier, abonado del tendido 4: «Se hace llamar ministro de Cultura, pero es el que menos cultura tiene. Parece que sólo está pendiente de prohibir cosas sin sentido y de atacar la Fiesta. Ahora ha sorprendido con un ataque más, que no viene a cuento. Creo que va a ir en su contra, porque las Comunidades Autónomas van a lanzar premios propios, y la Fiesta va a acabar teniendo más apoyo».
«Esto ha sido un acoso sin derribo. La cultura no se define en un pacto de investidura», decía una señora mientras entraba en la plaza con su hija. «Cómo será este señor, que está creando malestar en el Gobierno de Sánchez, que ya es de traca», nos comentaba un aficionado habitual en el patio de arrastre. Grupos de chavales entraban por los diferentes accesos, y otros hacían cola en las taquillas para sacar entradas para la Feria, que ya ha colgado varios «no hay billetes», y más que se colgarán. «¿Sacamos para esta de Morante?» preguntaba un chico. «Mejor para esta de Castella», contestaba su compañero, que sabía que ya se había colgado el lleno en las dos de Roca Rey.
En el patio de cuadrillas esperaban con paraguas bastantes personas para desear suerte a los novilleros, y muchos niños aguantaban con sus capotitos para que se los firmaran. Y es que ahora mismo, pocos regalos más bonitos hay para un niño que un capote firmado por un artista vestido de luces. Bien lo sabe Lucía, cuyo regalo más especial de Comunión fue capote firmado por Juan Ortega. Lloró incluso de la emoción, cuando vio la dedicatoria de su ídolo.
Otro capote firmado fue el regalo de Víctor. «¿Se cree ese señor que por quitar un premio va a acabar con esto?», se pregunta su padre al ver la sonrisa de su hijo, que dejó todo lo demás para irse a jugar al toro. Los vendedores estaban contentos; se notaba ya buen ambiente. Ojeaban dos chicas las pulseras de «Soy de...» los diferentes toreros. «Espero que no busque una de 'Soy de Urtasun', porque esa no la vendo», dijo riéndose. Al final compraron las pulseras de «Soy taurina», para llevar su afición con orgullo.
Hay que tener poca sensibilidad para no captar la belleza de la tauromaquia, como dijo esta semana, en una entrevista para una televisión, la extenista Garbiñe Muguruza, que si bien reconoció que no era muy aficionada a la Fiesta, dijo que le encantaba su estética. «Cómo se notan las ganas de San Isidro, hay un ambiente diferente», entraba diciendo Gonzalo, un joven novillero estudiante de ingeniería, que cada noche pasa más de una hora entrenando de salón, porque es su pasión. Es la pasión de millones de españoles, señor ministro. El hambre por la libertad no la cercena la eliminación de un premio. Esto no ha hecho más que empezar.