La joven compañía Kamikaze Teatro se adjudica el premio Nacional

Es frente a semejante estampa como el logro de Kamikaze Teatro gana potencia: ayer obtuvo el premio Nacional de teatro que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Y aunque podría pensarse que lo que realmente pesa en las manos de Del Arco, Elejalde, Tejada y Buxó no sea tanto el trofeo como los 30.000 euros que se les conceden, la realidad de este joven proyecto es bien distinta. «No es ni la quinta parte del agujero económico que tenemos» , clama Del Arco, que pese a la circunstancia asegura estar viviendo «una alegría gigantesca».

Es el sino de tantos pequeños proyectos culturales que aspiran a incrementar su tallaje sólo si el escabroso panorama actual les concede una tregua benevolente. Fue en agosto de 2016 cuando cerraron los ojos y se tiraron de cabeza a la piscina de agua helada que es el emprendimiento cultural. Cada uno de ellos pidió un crédito al banco que les permitiese, además de hacer frente a todos los gastos que implica poner a andar la empresa, pagar el ingente alquiler del espacio que antes ocupaba el Teatro Pavón, rebautizado ahora como El Pavón Teatro Kamikaze . Su objetivo era convertirse en un punto de referencia de la península, aunque poco después de recibir el galardón Del Arco mantenga que ellos hacen teatro «para pagar el alquiler a fin de mes».

« Nuestro día a día ha sido de ir improvisando . Ninguno habíamos llevado un teatro», explica al otro lado del teléfono Del Arco. Si él y Elejalde se reparten la dirección artística, son Tejada y Buxó los que encabezan la gestión. «Son las cabezas pensantes», sintetiza Del Arco, que recalca que las decisiones las toma siempre el cuarteto, de manera coral y bajo el lema de «Un teatro más allá de la función» .

Las complicaciones de la fase de despegue del proyecto las resume Del Arco: « Éste ha sido el peor y el mejor año de mi vida , todo a la vez». «La tonta sensación de tener una llave de la puerta de un teatro que cada vez que abría me ilusionaba, y también el dinero para mantenerlo y protegerlo. He trabajado más que nunca», explica.

A la complicidad que invariablemente impera entre ellos la llama «familia». El premio, dice, es «un espaldarazo» que les ayuda a resituarse «en el candelero» y a hacer ver al mundillo que «están ahí». «Nosotros somos un proyecto único en el panorama nacional. Kamikaze Teatro aúna aire fresco en la dirección de las dramaturgias con un volumen de estrenos que ningún teatro público tiene. Estamos apostando por fórmulas creativas innovadoras, nuevos directores, actores… Creo que ahí reside el secreto de que el premio haya sido para nosotros», asegura Del Arco. Para el jurado, fue «la valentía de sus propuestas y la adhesión de un público fiel que respalda este proyecto único en el panorama actual de nuestro teatro» lo que terminó por decantar la balanza.

«La función por hacer», «Juicio a una zorra», «Misántropo» o «Antígona» son algunos de los montajes que en el último año han desfilado por los escenarios del Pavón. Preguntado por proyectos próximos, Del Arco explica que desea que las conversaciones abiertas con la administración pública fructifiquen en acuerdos que les permitan respirar con el auspicio del sector público. Entre tanto, y mientras prepara funciones y la maleta para presentar «Las furias» en el próximo festival de Roma, no despegaba ayer el ojo del minutero del reloj, ansioso como estaba por que llegase la hora de salir al escenario y saludar: «Hola, bienvenidos al Teatro Kamikaze, premio Nacional de Teatro 2017».