Revolucionaria y magistral, la historia detrás de la Novena Sinfonía de Beethoven

El original de la partitura se encuentra custodiado por la Biblioteca Estatal de Berlín (conocida como Stabi). «Normalmente, no suele salir de la caja fuerte», dice Martina Rebmann, jefa del departamento de música. El Patrimonio Documental Mundial de la Unesco sólo permite algunas excepciones como este bicentenario de su estreno. Desde el 7 de mayo hasta el 25 de agosto estará disponible el 'Manuscrito de la Sinfonía n.° 9', en el que se puede ver la firma de «Compositor L. van Beethoven».

Esta partitura es el primer ejemplo de inclusión de partes vocales en una sinfonía. El movimiento final, el cuarto, presenta cuatro solistas y un coro en la tonalidad de re mayor modulada. El texto fue adaptado de 'An die Freude' (a la alegría), un poema escrito por Friedrich Schiller en 1785 y revisado en 1803, con texto adicional escrito por el propio Beethoven.

«El hecho de que un coro actuara en una sinfónica era algo completamente nuevo en aquella época», explica el director de la Casa Beethoven de Bonn, Malte Boecker,«fue revolucionario... Beethoven conoció el poema de Schiller cuando era joven y llevó consigo la idea hasta que la plasmó en el canto de alabanza, al final de la Novena, y desde entonces ha conmovido al mundo».

La partitura original de Beethoven forma parte del patrimonio mundial de la Unesco. El original en folios sueltos fue encuadernado alrededor de 1850, después de que el secretario de Beethoven, Anton Schindler, vendiese varios pliegos en 1846 a la Biblioteca Estatal de Berlín. Las piezas faltantes siguieron en 1901.

La interpretación de la obra es hoy más que nunca un llamamiento a la convivencia pacífica de los pueblos, a la humanidad y a la hermandad, hasta tal punto que se ha llegado a abusar de ella. Los nacionalsocialistas la utilizaron la sinfonía para su propaganda. La oda se escuchó, por ejemplo, en la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín. La dirección de la RDA interpretó la letra al gusto comunista y tradujo «sed abrazados, millones» como música socialista.

La Segunda Guerra Mundial y la posterior división de Alemania dio lugar a una odisea de traslados de la partitura original y sólo la reunificación alemana volvió a reunir de nuevo la obra de Beethoven completa en la Biblioteca Estatal de Berlín. Al tiempo, en 1989, la Novena Sinfonía se convirtió en la música de la reunificación alemana: tras la caída del Muro, el compositor y director Leonard Bernstein (1918-1990) viajó a Berlín y dirigió una interpretación de la Novena en el Este y el Oeste de Alemania, en la que llevó a cabo un cambio el texto coral. Al final de la obra dice: «Alegría, hermosa chispa de los dioses», pero Bernstein reemplazó la palabra «alegría» por la palabra «libertad». Afirmó que estaba seguro de que Beethoven le habría dado su bendición.

El hecho de que esta sinfonía de 200 años siga siendo fascinante hoy en día habla principalmente de su alta calidad musical. «es un trabajo muy complejo y muy sencillo al mismo tiempo«, se extiende Boecker. La directora Joana Mallwitz enfatiza que, «después de la Novena Sinfonía de Beethoven, casi no hay ninguna pieza musical seria que no tenga que ver con esta obra; casi ninguna otra composición de la literatura sinfónica ha desarrollado una historia de recepción tan amplia y compleja como la última de Beethoven».

En el documental 'El poder de la música', el director de orquesta finlandés Klaus Mäkelä subraya que «difícilmente hay una pieza en el mundo que tenga mayor impacto. Es como un cuadro de gran tamaño: se puede mirar desde lejos mil veces y descubrir cada vez algo nuevo, eso sólo ocurre con las grandes obras maestras».

El director de orquesta italiano Riccardo Chailly ve hasta un «momento religioso» en la Novena: «el lento tercer movimiento es como una meditación sobrehumana, como su personal conversación con Dios», dice en el documental 'Arte, la confrontación de Beethoven«.

Entre los actos de celebración de este 200º aniversario del estreno,

figuran la retransmisión en directo de cuatro orquestas dirigidas por Mallwitz en la cadena de televisión Arte. Cada una tocará un movimiento de la Novena Sinfonía en cuatro lugares históricos de Leipzig, París, Milán y Viena, cuatro ciudades estrechamente relacionadas con la vida y obra de Beethoven.