Anna Netrebko asalta la fortaleza mallorquina de Cap Rocat

Es lo que ha ocurrido en el Festival de Cap Rocat, en Mallorca; en sus tres últimas ediciones han pasado por él grandes figuras como Sondra Radanovsky, Jonas Kauffman, Elina Garança, Lisette Oropesa, Pretty Yende, Michael Fabiano, Mikhail Pletnev o Maxim Vengerov. Pero, sin duda, ninguna como 'la' Netrebko, capaz de generar unas expectativas altísimas, y no solo en lo artístico, allá por donde pasa. Y, ya se ha dicho, también de alterar el estado de nervios de las personas que le rodean; no es muy tranquilizador, por ejemplo, 'levantar' el telón sin que la soprano haya ensayado apenas y esté probando el sonido media hora antes de la función, ya maquilllada y peinada y con parte del público como testigo de sus alardes.

Pero todo compensa cuando abre la boca y comienza a cantar. Anna Netrebko es indudablemente una de las grandes artistas de nuestros días. Voz cálida, llena, envolvente, magnética, y una desenvoltura escénica única. A pesar de que la obra que se ofreció en Cap Rocat, 'Nabucco', fue en versión de concierto, su repertorio de gestos y detalles interpretativos fue grande. El de Abigaille -en este caso la ópera debería haberse titulado con este nombre y no con el de 'Nabucco'- es un papel de una exigencia máxima, que la soprano ha incorporado recientemente a su repertorio; lo cantó por vez primera en Wiesbaden (Alemania) en mayo de 2023; hace tan solo unos días lo interpretó en la Arena de Verona con un éxito espectacular.

El mismo que cosechó en Cap Rocat -era su debut en España con este papel-, donde brilló especialmente en su aria 'Anch'io dischiuso un giorno', del segundo acto, y en el dúo 'Donna, chi sei?, junto al barítono Luca Salsi, que sustItuyó con solo dos días de antelación en el papel titular al inicialmente previsto Gabriele Viviani. El reparto se completaba con Christian van Horn, Francesco Demuro, Caterina Piva, Manuel Fuentes, Caterina Marchesi y Moisés Marín.

Tiene su gracia que lo que hoy es un hotel de lujo y en su día una fortaleza levantada para impedir una posible invasión (que nunca se llevó a producir) haya acogido la ópera 'Nabucco', que cuenta la historia de la toma de Israel por parte de Babilonia, con su Rey Nabucodonosor al frente; la obra, que rescató a Giuseppe Verdi de la melancolía en que le sumió la muerte de su primera esposa, se convirtió en un símbolo para el pueblo italiano -se estrenó en la Scala de Milán el 9 de marzo de 1842, en plena ocupación del Ejército austríaco-, que convirtió el coro 'Va pensiero' en un himno no oficial. Este coro, que cantan los esclavos hebreos, es sin duda el fragmento más popular de esta obra; el coro del festival, formado para el certamen y dirigido por Joan Company, lo cantó con notable eficiencia; más brillantez mostró la Orquesta Sinfónica de las Islas Baleares, que crece año tras año bajo la batuta de Pablo Mielgo.

También crece el propio festival, creado por el arquitecto Antonio Obrador en este paraje excepcional; suya fue la idea de transformar la antigua fortaleza en hotel de lujo, y suya también -con la ayuda de su hija María y del resto de la familia, totalmente implicada en el proyecto-, la idea de este certamen, con el que se quiere contribuir a que crezca en la isla de Mallorca el turismo cultural de calidad.

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Artísticamente, el festival lo dirige el griego Ilias Tzempetonidis, que le ha dado un impulso evidente y una dimensión internacional, que prueba los nombres que participan en él. Este año, además de 'Nabucco', el cartel incluía recitales de Pretty Yende (con la Orquesta Sinfónica de las Islas Baleares, dirigida por Riccardo Frizza) y del violinista Maxim Vengerov, junto a la pianista Evgenia Startseva. La soprano surafricana, que ofreció una clase magistral a tres jóvenes cantantes locales -«lo importante no es la belleza, sino la verdad», les repitió-, estaba anunciada en 2023, pero la muerte de su madre le impidió acudir. De su exigente recital hay que destacar la exquisita 'Canción a la luna' de Rusalka y un emocionante -se asomaron las lágrimas- 'Summertime', de 'Porgy and Bess'. Por su parte, el violinista ruso ofreció en su concierto una conmovedora y profunda versión de la 'Sonata para violín y piano' de Dmitri Shostakovich.