Javier Perianes: «El milagro del concierto en vivo es irrepetible, no se capta en una grabación»
El pianista onubense visita esta semana Madrid y Barcelona con un programa que incluye algunas de las cumbres de la producción de Beethoven, Chopin, Granados y Liszt
Javier Perianes
El pianista onubense Javier Perianes visita esta semana Madrid y Barcelona con un programa que incluye algunas de las cumbres de la producción de Beethoven, Chopin, Granados y Liszt. Es curioso oírlo hablar tras años escuchándolo tocar. Ante el piano es reflexivo, buscando ... un sonido personal que es fruto del trabajo sereno. En cambio, en la conversación es un torbellino, especialmente cuando repasa de memoria una agenda que impresiona aun sabiendo que está a expensas de cómo evolucione la pandemia. Para sus conciertos de esta semana ha escogido como tema «El amor y la muerte».
Prepara los programas a conciencia, con musicólogos y todo.
Buscar un hilo dramatúrgico a los programas es algo que me ha interesado muchísimo en los últimos años. Hablo con musicólogos, con colegas, con mi esposa que también es pianista... Es una invitación al público y a mí mismo a hacer un viaje.
En este caso, se han decantado por obras bien conocidas.
Beethoven y Chopin son capitales en el trayecto formativo de cualquier músico. Para mí Beethoven es una constante, pero al mismo tiempo hay que evitar caer en la rutina. La rutina es el enemigo fundamental de la música, de la vida y de cualquier actividad a la que nos queramos dedicar. Es imperioso seguir estudiando y cuestionándose cada arista de la partitura, un día sí y otro también. Me gustaría que si dentro de unos años vuelvo a hacer este repertorio, alguien me diga que lo hago diferente.
¿Cómo se logra eso?
Es parte de un proceso de maduración personal, en el que las vivencias condicionan la manera como te aproximas a una partitura. Es un cóctel maravilloso que se tiene que traducir en lo musical. Interpretar una obra requiere dedicación, entrega, honestidad, pasión y, desde luego, una defensa a ultranza de lo que estás haciendo como si fuera el último concierto que vas a dar.
En sus programas incluye usted a menudo música española.
Sí, pero yo no hago la música española por ningún tipo de obligación ni porque lo lleve en el DNI, ni siquiera en el ADN. Yo creo que la música española la puede tocar muy bien un alemán, un turco, un norteamericano, un sudamericano... Si nuestra intención es que la música española sea internacional, tenemos que entender que va a haber personas de otras nacionalidades que pueden abordarla con las mismas garantías. De lo contrario, nos estaríamos diciendo a nosotros mismos que no podemos tocar a Beethoven, Ravel, Schumann, Chopin...
¿Cómo ve esto de las retransmisiones en streaming durante la pandemia?
El concierto en vivo es irremplazable. El milagro del concierto en vivo no se capta en una grabación. De ahí que tanto el público como los intérpretes reivindiquemos con tanta insistencia el concierto en vivo, que es donde está la verdadera esencia de la música. Esos momentos son mágicos e irrepetibles.
¿Qué momentos mágicos esperan en su horizonte próximo?
Interpretaré Mozart y Beethoven dirigiendo desde el piano con la Sinfónica de Castilla y León, debutaré con la Orchestra dell'Accademia Nazionale di Santa Cecilia en Roma y con la Filarmónica de Dresde, y tengo prevista una gira por Latinoamérica. Además, ya puedo avanzar algo que se anunciará en un par de semanas: estaré como artista en residencia en el próximo Festival de Granada con tres conciertos, uno de ellos en el Patio de los Arrayanes, con un programa muy similar al que presento estos días en Madrid y Barcelona.