Una terraza con vistas, la de Iceta

Antes de que los pinganillos llegaran al Congreso de los Diputados, Iceta ya había hecho una prueba piloto en Plaza del Rey. En el Inaem, en el Instituto de Cinematografía, en la Secretaría General y en el Gabinete del ministro, por supuesto, se habla y se ha hablado catalán estos dos años. ¡Y sin traductores! «Hay seiscientos millones de hispanohablantes, pero ya veremos cuántos hablan catalán dentro de un siglo». De momento, Iceta ya ha desviado 67 millones, de euros no de personas, en los últimos presupuestos. ¿Que no le gusta Cultura? Pues sigue haciendo Política Territorial, pero de tapadillo.

Cuántas librerías, museos, galerías y centros de creación artística hay en Barcelona para visitar los viernes a cuenta del Estado y hacer que el fin de semana del ministro sea más llevadero. Los viernes catalanes, los llaman. Unos cambian el colchón, otros vuelven a por él en AVE.

Dentro del ministerio sorprende este afán del ministro por alejarse de su despacho, pues tiene unas vistas envidiables, como de descorchar un vino. Donde antes de la pandemia estaba el comedor de los funcionarios, que podían alimentarse allí por un precio muy reducido, después del confinamiento aparecieron unos modernos despachos de acceso restringido. Socialismo de puertas para fuera. No hay nada más progresista que cerrar una puerta.

Tenían el secreto tan mal guardado (les pasa por no escribir un libro) que una diputada se lo sacó a colación en el Congreso, a propósito del amianto que encontraron en el ministerio en 2020 y aún está sin retirar. «No es de recibo que la única planta intervenida haya sido la quinta, eliminando la cafetería y a donde se ha trasladado el despacho ministerial, con terraza privada», dijo la diputada. ¡Y luego descubrimos que la terracita tiene césped artificial! Y está en una quinta planta en pleno centro de Madrid. Lo que habría dado Boris Johnson por ella durante la pandemia.

«Iceta se sienta en la silla que le indicaron amablemente el primer día, y es la misma que ocupo hoy», respondió el ministro a la diputada, hablando en tercera persona, como el César en la Galia. «Les digo un poco más: a ver si puedo no dejarla, porque tiene una luz ese despacho que no quiero cambiarlo por nada». Hoy es terraza en funciones.

¿Será verdad que Iceta no quiere ahora moverse de Cultura? Me dicen que lo ha comentado. Hay quien apunta que pueda ser un premio de consolación para Batet o un nuevo agravio contra Anna Caballé si se acaba confirmando que Luis García Montero quiere sumar, por Sumar, un ministerio poético a su currículum. Para ver la perspectiva de género desde la terraza.

Se dicen tantas cosas... Lo único seguro es que el ministerio seguirá con restos de amianto. Las inminentes obras que un alto cargo comunicó hace unas semanas a los sindicatos ahora parece que seguirán retrasándose. Les van a dar las uvas. ¿Tendremos un nuevo haiku tuiteado para entonces, ministro?

A Barcelona

en AVE que vuela

a la cazuela

(vida de ministro)