LIBROS
Libros que son memoria de tiempos críticos
Cada instante duro de la Historia ha tenido su obra literaria. La «verdad de las mentiras», que permanece y dura
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Iniciar sesiónFue el escritor norteamericano James Salter quien en el frontispicio de sus memorias, Quemar los días, advirtió que sólo permanece lo que se escribe. La palabra en el tiempo que supera contingencias, circunstancias, e incluso, eso que Stefan Zweig denominó los « ... momentos estelares de la Humanidad» . ¿Qué queda de la victoria de Enrique V el día de San Quintín, más allá de documentos y datos, sino la obra de Shakespeare ? ¿Qué de la España de principios del siglo XVII, sino el fresco extraordinario de usos y costumbres, anhelos y renuncias que es Don Quijote? Cada instante de crisis en la Historia ha tenido su obra literaria, esa «verdad de las mentiras» ( Vargas Llosa ) que permanece y dura, esa descripción de la novela como «la historia íntima de las naciones» (Balzac). Al recorrer los pasos inciertos, dudosos, de los días de esplendor y los de miseria, de epidemias, guerras, tiranías y sueños del siglo XX, la ficción ha representado esa historia íntima.
La galería deslumbrante de cruces de destinos, derrotas y victorias, melancolías y delirios que constituye la otra historia, más verdadera por más imaginaria.
Trágico devenir
Así como Iris Murdoch se decantó hacia la novela abandonando la búsqueda de verdad de la filosofía por la literatura; Hanna Arendt , en sus cursos en Berkeley (1955), Cornell (1956) y la New School (1968) propuso a sus alumnos de Ciencia Política que el programa estuviera integrado sólo por las obras literarias que habían marcado el trágico devenir de la primera mitad del siglo XX. Desde los terrores del Año Mil y el Apocalipsis del Beato de Liébana a las Danzas de la Muerte surgidas tras las epidemias de peste negra que asolaron Europa, hasta hoy, queda lo escrito.
Del siglo XX valgan algunas obras -una selección siempre una tentativa- y comenzar con la denuncia del colonialismo como es El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad , y si en el tiempo que transcurre hasta la Primera Guerra Mundial, se suceden unas décadas de «vértigo» ( Philip Blom ), serán novelas como Adiós a las armas de Hemingway , Sin novedad en el frente , a cargo de Malaparte , El buen soldado de Ford Madox Ford y una recientemente recuperada, Testamento de Juventud de Vera Britain quienes impriman con el cincel de la palabra su huella imperecedera en el tiempo y la tragedia de una generación perdida.
¿Qué son los felices años veinte sino la plasmación de la figura de El gran Gatsby perfilada por F. Scott Fitzgerald o la juerga inmortal de París era una fiesta de Hemingway. Luego llegarían las horas terribles y demoledoras de la Crisis, y ahí estaría John Steinbeck con Las uvas de la ira para contar lo que fue la Gran Depresión o Elogiemos ahora a hombres famosos , un reportaje de James Agee y Walker Evans , que ha superado la barrera de las épocas para fijar el drama y el derrumbe cotidiano de millones de familias norteamericanas, metáfora siniestra de las de todo el mundo. O ese vaivén y derrumbe moral que fue, entre la brillantez artística y el desastre político, la República de Weimar en la primera postguerra, descrito, y de qué manera, por Alfred Döblin en Berlín AlexanderPlatz . Un fantasma terrible ya recorre Europa, el antisemitismo y sus huellas se vislumbran en el Viaje al fin de la noche de Céline .
Guerra Civil
Sin tiempo, para tomar aliento, estalla la Guerra Civil española que fue una conmoción más allá de la frontera nacional, y se escribirían La forja de un rebelde de Arturo Barea , la escalofriante colección de relatos, A sangre y fuego de Manuel Chaves Nogales , el Madrid, de Corte a Checa de Agustín de Foxá , Celia en la revolución de Elena Fortún y L’espoir de André Malraux . Apenas unos meses después de finalizada la contienda, Hitler invade Polonia y Stalin concluye su criminal reguero de juicios políticos. En la novela Doctor Fausto de Thomas Mann está presente la Alemania nazi; así como el estalinismo queda condenado en Archipiélago Gulag de Alexandr Solzhenitsyn , como ya había adelantado, la fascinante y atormentada, Dr. Zhivago de Boris Pasternak .
El Holocausto presenta su más espeluznantes rostros Si esto es un hombre de Primo Levi . La postguerra no olvidará el enfrentamiento por el dominio del tablero mundial, y así John Le Carré abrirá el enorme abismo que fue la Guerra fría con El espía que surgió del frío . Un siglo del mal, sin olvidar el reguero de dictaduras latinoamericanas que serán puestas frente al espejo de su horror en La fiesta del chivo de Mario Vargas Llosa , o el terrorismo en la segunda mitad del siglo en España y la reciente Patria de Fernando Aramburu . Pero quedan tantos otros. No están todos los que son, pero, tal vez, los que aquí están, son. Y estarán, porque solo permanece lo escrito, lo que trasciende el tiempo y la circunstancia presente.
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