Robert Downey Jr: «Me tomo a Iron Man tan en serio como a William Shakespeare»

–¿Cuánto hay de tu personalidad en Tony Stark y cuánto hay de él en ti?

–No creo que jamás vuelva a parecerme tanto al personaje como las tres semanas anteriores a empezar el primer «Iron Man». Como profesional, mantengo cierta distancia con los papeles y, cuanto más crezco, menos me identifico con la metáfora del narcisimo, el miedo profundo y esas cosas. Me he vuelto más humilde y más humano.

–¿Qué se siente al ser un superhéroe de verdad?

–Es algo muy extraño, pero me tomo a Iron Man tan en serio como a Shakespeare. Hay algo que te hace pensar «¡qué gran oportunidad!».

–Eres un superhéroe para toda una generación...

–Trato de recordar que Iron Man sigue siendo el mismo que creó Stan Lee en los años 60, una persona muy compleja, un industrial militar muy conservador que al final se lastima con sus propias armas de destrucción.

–Iron Man haría cualquier cosa por salvar a su gran amor... ¿y tú?

–Teniendo en cuenta que mi esposa es la productora... aceptaría horarios interminables con la prensa (risas). Eso es amor. Eso es lo bueno de «Iron Man 3» que, sin tomarlo tan en serio, me identifico bastante con su experiencia humana. Él está al lado de alguien que lo conoce bien. No le importan los juguetes, ni la fama.

–¿Es importante el amor en lo nuevo de Iron Man?

–Nunca antes hubo una película así, donde el protagonista está en una relación con una chica (Gwyneth Paltrow) con la que siempre vuelve a casa, diciéndole lo que tiene que hacer.

Nadie imaginó que la saga de Iron Man iba a derivar en uno de los mayores éxitos de Hollywood. El personaje volvió a aparecer en «Los Vengadores», que llegó a recaudar nada menos que 1.500 millones de dólares. Y la historia de la tercera versión de Iron Man plantea lo que haría Tony Stark si le quitaran toda su riqueza y sus juguetes, teniendo que volver a encontrar el camino como superhéroe.

–¿Cómo reaccionaste cuando te dieron el guión de esta nueva película?

–Buscamos un buen villano y Ben Kingsley lo cumplió al pie de la letra. Sentí la misma emoción que al ver a Gwyneth Paltrow, la primera vez que entró a la oficina: no lo podía creer y dije: «Sí, sí, sí, soy actor, a veces me emociono».

–¿Participaste con el desarrollo de la historia?

–Deberías ver mis anotaciones al guión: «Don Cheadle va a buscar a Iron Man al centro de rehabilitación de Betty Ford en la Escena 2» (risas). Al principio de Iron Man 2, cuando mi personaje de Tony se estaba muriendo y después fue a una fiesta, se emborrachó y hubo gente que dijo «no me gusta alguien así». Hay formas de disfrutar todas esas sombras. Y lo pensamos bastante «¿Qué pasaría si esta persona realmente estuviera en este país? ¿Dónde iría? ¿Qué otros temas podemos explorar?»

–¿Quién sugirió que Gwyneth Paltrow tuviera también más poder?

–Me gustaría decir que fui yo, porque es algo que siempre quise. Y eso es lo bueno de estas películas. Prestamos atención a lo que nos dicen en internet. Trabajamos los fines de semana. Pensamos en todo eso. Nos tomamos esta película muy en serio.

–¿Cómo te gustaría que siguiera la historia de Iron Man?

–No sé... es gracioso porque es algo que siempre sale en nuestras discusiones creativas, pero las genialidades que se nos ocurren ya las hicimos: siempre quise ver a Pepper en el traje de Iron Man para que pueda experimentar lo mismo que mi personaje. Y lo cumplimos. Por eso, ahora mismo, no se me ocurre nada más.

–¿Cómo van las negociaciones para volver con Iron Man 4, 5 y 6?

–No tengo libertad para discutir eso. Pero el futuro siempre es incierto. Nunca pudimos imaginar hasta dónde llegaría toda la saga de Iron Man. Por lo general, con la tercera versión de cualquier película siempre se lucha por mejorar. Y para ser justos, todo está muy bien así, como estamos. Todos tenemos nuestros planes, de vivir y de crecer, así que veremos que pasa.