Buceo y arqueología en Grecia: la oferta de turismo desconocida

Los cambios en las costas, debidos sobre todo a la actividad sísmica de Grecia, han dejado decenas de restos arqueológicos de gran interés cultural en todo el país. Desde el Ministerio de Cultura griego se está fomentando la accesibilidad de estos emplazamientos y, a día de hoy, muchos de ellos son visitables y forman parte de la gran oferta cultural de Grecia. Atentos, porque no en todos los casos es necesario tener el certificado de buceo, basta con unas simples gafas para nadar.

Aunque se han encontrado ciudades sumergidas en todo el litoral griego, nos centraremos en cuatro de las ciudades sumergidas en el Peloponeso, por su relevancia histórica y porque, debido a su cercanía, se pueden visitar todas en un mismo viaje.

Una de las más importantes es, acaso, la de Pavlopetri, posiblemente la ciudad sumergida de mayor antigüedad del mundo. Su cercanía a la actual línea de costa permite acceso a nado, sin necesidad de equipo de buceo. Con tan solo unas sencillas gafas de nadar, se puede disfrutar de este magnífico enclave a menos de 3 metros de profundidad y que cuenta con más de 5 milenios de historia.

Con una extensión de 25 hectáreas, la ciudad de Pavlopetri estuvo ocupada desde el Neolítico (los investigadores han datado las primeras poblaciones entre el 4.500 y el 3.200 a.C.) hasta tiempo históricos. Se puede aún contemplar el trazado de las calles, de 5 metros de ancho y adoquinadas en su mayoría, así como los cimientos de piedras de las viviendas con patio. Construidas con muros en adobe, tan solo han llegado hasta nosotros los cimientos de piedra de aquellas espectaculares viviendas, muchas de ellas con patio, así como la espectacular necrópolis, donde se han encontrado tumbas horadadas en la roca.

Su ubicación, a escasos metros de la isla de Elafónisos, al sur del Peloponeso, hace pensar que debió de ser un puerto relevante en la ruta comercial que unía las islas de Elafónisos, Citera, Anticitera y Creta. Esto explicaría los restos de cerámica minoica y cicládica recuperados en Pavlopetri durante las campañas de excavación.

Siguiendo la ruta hacia el norte, a escasos kilómetros encontramos Plytra, una ciudad poblada por primera vez durante la época helenística y que, durante la Antigüedad Tardía, quedó sumergida a 5 metros de profundidad como consecuencia de la fuerte actividad sísmica. Entre los restos de la ciudad destacan varias viviendas ricamente decoradas con mosaicos y una fuente. Las escasas campañas arqueológicas realizadas en el yacimiento han sacado a la luz infinidad de restos óseos humanos, así como objetos de cerámica.

En la región de Mesenia, al suroeste del Peloponeso, se han hallado grandes muros pertenecientes a la fortaleza de Modona, así como un asentamiento que data de la edad del Bronce. Entre los hallazgos que más destacan se encuentran los enormes muros de piedra del bastión, los cimientos de varias viviendas, un ancla de piedra y enterramientos infantiles en vasijas, custodiados en el Museo Arqueológico de Pylos. En los alrededores de la zona se han encontrado los restos de otros dos pecios de época moderna.

Este enclave del Mediterráneo, ocupado desde la Prehistoria y más tarde por griegos, romanos, bizantinos y otomanos, está ayudando a reescribir la historia del Peloponeso gracias a los restos que ha custodiado a lo largo de los siglos.

A escasas millas náuticas, en la pequeña ínsula de Sapientza, se pueden visitar los restos de dos pecios: cañones, munición, un timón e incluso sarcófagos de piedra, son algunos de los increíbles restos arqueológicos que se pueden ver en esta zona.

Conocida como la 'Atlántida de la Argólida', a tan solo dos horas de la capital griega, encontramos la antigua ciudad sumergida de Epidauro. Se trata de un asentamiento humano a escasos metros de la orilla y sumergida a 2 metros de profundidad que se puede visitar nadando o en canoa. Las cristalinas aguas de la bahía garantizan la visibilidad del yacimiento incluso desde la superficie. Hasta nuestros días han llegado en perfecto estado de conservación los cimientos pétreos de las viviendas y edificios públicos, así como restos de silos y calles adoquinadas.

La isla de Alónisos, pequeño paraíso que forma parte del Archipiélago de las Espóradas, alberga uno de los parques marinos más importantes del Mediterráneo. Hábitat natural de la foca monje y de colonias de delfines, sus aguas esconden además, importantísimos tesoros arqueológicos.

En este museo subacuático, único en toda Grecia, se puede visitar un pecio de época clásica, fechado entre el 425 y el 420 a.C en las aguas abiertas de la isla de Peristera, a 29 km de profundidad. Por su importancia histórica y por la cantidad de restos arqueológicos en perfecto estado de conservación, el pecio es conocido como 'el Partenón de los pecios'. La embarcación, con 30 metros de eslora y manga máxima de 10 metros, es uno de los barcos comerciales de la Antigüedad de mayor tamaño conservados.

En su bodega transportaba cerca de 3.000 ánforas viníferas de las que se ha podido rescatar vino de la antigua Mendis, la actual ciudad de Halkidikis, y de la vecina isla de Skópelos. En cuanto a las causas de su hundimiento, los arqueólogos barajan dos hipótesis: que naufragó como consecuencia de una fuerte tempestad o que un incendio en la cubierta provocó su naufragio. Las ánforas encontradas tienen grabadas las iniciales LY, lo que ha hecho pensar a los expertos que se trataba de una embarcación propiedad de un comerciante adinerado de Atenas.

Para poder visitarlo, hay que tener el certificado avanzado de buceo recreativo. La visita, en compañía de un grupo de buzos especializados, se puede realizar durante los meses de verano y dura unas tres horas: comienza con una explicación histórica y termina con una inmersión de unos 40 minutos aproximadamente. Los menos intrépidos pueden ver imágenes a tiempo real del naufragio a través de las cámaras subacuáticas.

En la zona hay cuatro pecios más, por el momento, no accesibles al público, pero se espera que en los próximos años todos sean visitables y que la oferta de turismo cultural subacuático del norte del Egeo sea una de las más importantes del mundo.

Los amantes de la historia contemporánea podrán visitar, además, de casi una centena de pecios y aviones sumergidos que son visitables en el Jónico y en el Egeo, hundidos ente los años 1868 y 1970. Entre ellos, destacan, el bombardero Martin Baltimore, en la isla de Icaría, a unos 18 metros de profundidad, el aeroplano alemán Arrado 196, en la isla de Irakliá, en el Archipiélago de las Cícladas, hundido durante la II Guerra Mundial y a una profundidad de 11 metros, o el barco de vapor griego que se encuentra en la isla de Dipsa, a escasas millas náuticas de la isla de Eubea, hundido en 1904.