Sergio Vila-Sanjuán: «El prestigio de un periódico lo otorga su periodismo cultural»

Jefe de Cultura en «El Correo Catalán» y «El Noticiero Universal», colaborador de «Mundo Diario», «El Europeo» y «Ajoblanco», miembro del equipo fundacional de la revista «Qué Leer», Vila-Sanjuán se incorpora en 1987 a «La Vanguardia» donde dirige actualmente el suplemento «Cultura/s».

Animador de los congresos de Santander con Basilio Baltasar, Vila-Sanjuán considera que la divulgación cultural precisa del periodismo. «La Cultura en los medios de comunicación no debiera ser un asunto menor. Se ha revelado decisiva para sobrellevar el confinamiento durante la pandemia… El prestigio de un periódico lo otorga su periodismo cultural», recalca.

Cuando esta mañana recibía la noticia de que había sido premiado, en una llamada telefónica del ministro Rodríguez Uribes, Vila-Sanjuán agradeció el reconocimiento a «una carrera dedicada a la Cultura y a la comunicación cultural», celebró que el ministro diera alguna buena noticia y añadió que esa carrera periodística «había sido una suerte inmensa, por haberse podido dedicar a la cultura a lo largo de más de cuarenta años».

El volumen «Crónicas culturales» (2004) reúne lo mejor del primer Vila-Sanjuán: desde un «verano negro» con Dalí y Gala en 1980, la presentación londinense de Harry Potter, los inicios del movimiento «políticamente correcto» en las universidades americanas y entrevistas con Milan Kundera, Octavio Paz, John Irving, Paul Auster, Salman Rushdie, Miquel Barceló, Antonio López, Frank Gehry…

A Vila-Sanjuán le debemos «Pasando página» (2003), exhaustiva crónica de la edición en la España democrática donde el autor aplica la metodología del periodismo cultural: «Recopilar la máxima información, interpretarla, ordenarla y exponerla de forma que permita una lectura lo más fluida posible».

Asiduo de encuentros editoriales y conocedor de las relaciones entre editores y autores, como demostró en «El síndrome de Frankfurt» (2007), Vila-Sanjuán reivindica el best-seller como protagonista cultural de la modernidad: «Desde niño he sido un gran aficionado a lo que algunos críticos llaman la literatura popular. Leía a Dumas y a Verne con la misma alegría con que después me he enfrentado a Crichton y Larsson. En el territorio literario existen muchos niveles de calidad y muchas expectativas diferentes que satisfacer, y la de la narrativa para gran público bien hecha nunca me ha parecido desdeñable», explica.

En esa tesitura cabe situar el impacto -personal y profesional- que supuso la publicación en 2001 de «La sombra del viento» de Carlos Ruiz Zafón. H aber conocido al autor barcelonés recientemente fallecido ha quedado entre los mejores momentos vividos por Vila-Sanjuán: «Podríamos añadir otros impactos personales: Miquel Barceló, Milan Kundera, Vargas Llosa, José Donoso (de quien fui alumno), Antonio López o la jornada que pasé con Isaiah Berlin en Torino».

Además de periodista cultural, Vila-Sanjuán ha cultivado la novela en «Una heredera de Barcelona» (2010), «Estaba en el aire» (Premio Nadal 2013) y «El informe Casabona» (2017). En 2014 debutó en la escritura dramática con «El club de la escalera». El terreno ensayístico se amplía en 2018 con «Otra Cataluña», vindicación valiente y documentada de la Cataluña española en pleno «procés» separatista: Vila-Sanjuán recorre seis siglos de cultura catalana en castellano, con casi un centenar de autores. «El castellano es parte fundamental de la tradición cultural catalana», subraya.

El incansable premio Nacional de Periodismo Cultural publicará de aquí a un mes «Por qué soy monárquico», un retorno a sus raíces familiares: su abuelo Pablo, periodista, conoció a Alfonso XIII; su padre, publicista, perteneció al círculo de Don Juan de Borbón y él es integrante del jurado del premio Princesa Sofía: «Es una forma de recordar de donde vengo y valorar el papel conciliador de la Monarquía», apunta.

Si tuviera que optar por alguna de sus obras, Vila-Sanjuán se queda con «El joven Porcel» que verá la luz en enero de 2021, aproximación biográfica al escritor mallorquín Baltasar Porcel: «Me ha llevado siete años de trabajo», concluye.