Farinelli, en busca de sus trazos humanos y artísticos
Fue posiblemente el más célebre de todos los cantantes castrados. Su voz aguda y poderosa sedujo a los aristócratas europeos del Siglo de las Luces. Las virtudes de su prodigiosa garganta fueron el
Fue posiblemente el más célebre de todos los cantantes castrados. Su voz aguda y poderosa sedujo a los aristócratas europeos del Siglo de las Luces. Las virtudes de su prodigiosa garganta fueron el antidepresivo más eficaz para paliar la melancolía crónica que mortificaba al primer ... Borbón español, Felipe V. Sus habilidades, que iban más allá de lo laríngeo, le sirvieron para hacerse un hueco en los círculos de poder de la época. Ahora, un grupo de científicos italianos ha desenterrado a Farinelli para intentar descubrir algunos de los secretos ocultos en sus restos, conservados hasta la mañana del pasado 12 de julio en el cementerio de la Cartuja de Bolonia.
En las investigaciones que se han previsto para reconstruir el perfil biológico del cantante participan las universidades italianas de Bolonia, Florencia y Pisa, y una británica, la de York. Las pesquisas se organizarán en varias fases, según Gino Fornaciari, director científico del proyecto y profesor de Paleoantropología de la Universidad de Pisa: «Tras el proceso de restauración, que se prevé largo y laborioso, se realizará un estudio antropológico físico, que permitirá obtener información sobre su estatura, las características cráneo-faciales, actividad física, etcétera». Después se acometerán las pruebas paleopatológicas, que «incluirán un análisis macroscópico, microscópico, radiológico y por TAC, y tendrán como objetivo determinar las enfermedades que sufrió Farinelli». Por último, un estudio químico del tejido óseo permitirá obtener información sobre su régimen alimentario.
Pero, sin duda, la gran pregunta gira en torno a las posibilidades de obtener información sobre su voz. Esa voz que los milagros de la tecnología intentaron recrear para la banda sonora de la película del belga Gérard Corbiau, «Farinelli, il castrato». En aquella ocasión, se recurrió a la fusión, por medios digitales, de dos voces: la del contratenor estadounidense Derek Lee Ragin y la de la soprano polaca Ewa Mallas-Godlewska, ambos especializados en música barroca. Los responsables de la exhumación se muestran prudentes en este punto y prefieren no adelantarse a los acontecimientos.
Existe, sin embargo, un documento al que pueden recurrir los curiosos, ya que en 1902 y 1904 se registró la voz de uno de los últimos cantantes castrados, Alessandro Moreschi, corista de la Capilla Sixtina. Tres decenios antes, en 1870, se prohibió definitivamente la castración.
En el origen de la exhumación de Farinelli, cuyo verdadero nombre era Carlo Broschi, está su «casi homónimo» Alberto Bruschi, un anticuario florentino que ya estuvo implicado en el desenterramiento de los Medici en su capilla de Florencia. La institución promotora de este proyecto histórico científico es el Centro Studi Farinelli, fundado en 1998 en Bolonia con el objetivo de promover la investigación musicológica, histórica, literaria y artística relacionada con la figura del «castrato» napolitano.
Según explica el secretario del centro, Luigi Verdi, coordinador general del proyecto, «al morir, Farinelli fue enterrado en el Convento de los Capuchinos, clausurado durante las guerras napoleónicas. Después, la tumba se creyó perdida hasta que fue localizada en la cartuja en 1995». En esta sepultura, restaurada en el año 2000 por la institución con motivo de la capitalidad europea de la cultura de Bolonia, se han encontrado, junto a los restos del cantante, los de su sobrina, Maria Carlotta Pisani. «Este hecho no va a complicar la investigación», afirma Verdi, compositor, musicólogo y director de orquesta, «ya que los restos de Farinelli eran claramente diferentes de los de su sobrina. Ésta se encontraba en posición extendida, mientras que los restos de aquél estaban agrupados en una cajita más pequeña».
Todos los especialistas implicados en la investigación coinciden en que los restos se encuentran en un estado de conservación mediocre, aunque afirman que «el material del que se dispone debería ser suficiente para un buen estudio antropológico y paleopatológico». Según Maria Giovanna Belcastro, directora del laboratorio de Bioarqueología y Osteología Forense de la Universidad de Bolonia, «el mal estado de conservación del cuerpo se debe a los múltiples traslados que ha sufrido a lo largo del tiempo y a la falta de cuidado con que se acumularon los restos al fondo de la fosa para acomodar a su lado el cadáver de la sobrina Maria Carlotta, fallecida en 1850».
Se tiene conocimiento de otros restos de «castrati», como Antonio Maria Bernacchi, enterrado también en la Cartuja de Bolonia, o Gaspare Pacchierotti, sepultado en Padua, por lo que los responsables del Centro Studi Farinelli no descartan la exhumación de alguno de ellos para realizar un análisis comparativo. Por ahora, sólo se analizarán los restos de Broschi -entre los que se cuentan fragmentos del cráneo, la dentadura, las piernas y las costillas-, que volverán a descansar en paz aproximadamente dentro de un año. Las pesquisas apenas han comenzado y, según Fornaciari, «pasarán algunos meses antes de poder obtener algunos resultados». Lo único que puede avanzar el investigador italiano es que han constatado su gran estatura, que «ya se preveía por su cuadro hormonal», y una robusteza física que, por el contrario, ha sorprendido a los científicos.
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