Psicología
Lo que llamas síndrome posvacacional es un simple bajón que puedes evitar así
No está tipificado como enfermedad, sino como síndrome transitorio, con una sintomatología y un estado de ánimo concretos
¿Existe realmente ese síndrome? La técnica para anular este invento de la mente
Cómo superar el síndrome postvacacional.
Cuando las vacaciones llegan a su fin, la mayoría de personas regresan con normalidad a sus puestos de trabajo, sin que esto suponga trastorno alguno. Un entorno laboral favorable, con actividades que resulten gratificantes y con solidez en las relaciones sociales, resulta crucial para una ' ... reentré' saludable.
Sin embargo, algunos pueden pasar por un proceso adaptativo a la vida laboral más dificultoso, conocido popularmente como síndrome postvacacional . El síndrome postvacacional no está tipificado como enfermedad, sino como síndrome transitorio, con una sintomatología y estado de ánimo concretos, pero con una duración estimada de unos 15 días . Si dicha sintomatología y pensamientos negativos se alargaran más en el tiempo, sería conveniente visitar a un profesional de la salud, para descartar algún otro posible trastorno subyacente ( depresión , ansiedad , etc.).
Tal como cuenta Juvenal Ornelas, psicólogo de mundopsicologos.com, se reconoce fácilmente y se caracteriza por los siguientes síntomas:
- Sentimientos negativos y bajo estado de ánimo.
- Ansiedad (anticipa con tiempo lo que va pasar al volver). Eso es un error, todo sigue en su sitio cuando vuelves.
- Falta de energía y ganas.
- Sentimientos de nostalgia por los lugares y momentos vividos.
- Cansancio continuo.
Todos estos indicadores tienen gracias a la mente un tiempo corto de vuelta a la vida normal. Al parecer, los que mejor lo gestionan son los niños con la vuelta al cole. «Debemos enfocarnos desde nuestra posición de adultos cómo es nuestra 'vuelta al cole' y a ver a los compañeros, sin drama, sin presión y sobre todo sin anticipación. Su duración media es de 7 días, y lo suele presentar el 40% de los trabajadores en España», declara el psicólogo Juvenal Ornelas.
Quiénes son más propensos
Pero lo que nos cuenta el experto de Mundo Psicólogos, «nos sucede por igual a todas las personas, sin un diferenciador claro ni por sexo, clase social, o edad»: «Nos pasa a todos en un grado más o menos parecido. Sí existe correlación clara en cuanto a tiempo, a mayor duración de las vacaciones más dura será la vuelta al trabajo, si nos vamos un mes completo nuestra mente y cuerpo se ha acoplado a la buena vida y la rutina posterior será más dura».
Si las vacaciones las ponemos en un contexto más corto o escapadas de días sueltos nuestra rutina será más efectiva y los cambios no sufrirán tanto. Según prosigue el psicólogos, se trata de «desconectar y disfrutar y cada uno de nosotros sabemos cuánto tiempo necesitamos», porque si nos pasamos de días comienza la ansiedad, el miedo o la relación familiar comienza a tener problemas.
Los expertos de TherapyChat han elaborado las siguientes pautas que pueden ayudarte:
1. Deja un día o una mañana libre tras el regreso, no asumas compromisos inmediatos. Con el hecho de evitar la inmediatez puede parecer que estamos dando un paso atrás, pero es que el objetivo de esto es cuidar tu bienestar físico y mental. Volver al trabajo para tener un día repleto de reuniones puede impedirte avanzar en las tareas que se han acumulado durante tu ausencia.
2. Planifica una estrategia de correo electrónico . Intenta no estresarse por la cantidad de correos electrónicos que encuentras a tu regreso, recuerda que muchos pueden ser anuncios, otros cadenas de conversaciones o spam. En su lugar, ocúpate de organizar estos correos por categorías, luego por tareas y finalmente por prioridades. De esta manera conseguirás una mejor visión de tu bandeja de entrada sin que te ahoguen los números.
3. No te pongas hiperexigente . Después de un tiempo de ausencia, lo habitual es creer que para ponernos al día debemos ampliar nuestras horas de trabajo. Se trata de una paradoja, muchas veces demostrada, porque nos estresamos más y reducimos nuestros niveles de productividad a largo plazo aunque en el corto plazo creemos estar haciendo más.
4. Gestionar la culpa . Las vacaciones son una parte importante para el equilibrio de nuestra vida laboral. Por ello, es imprescindible aprender a gestionar el sentimiento de culpa que aparece cuando “no producimos”. La metáfora del leñador lo explica mejor que nadie; parar un tiempo para afilar el hacha con la que conseguiremos mayor precisión y productividad.
5. Primero la casa y después el trabajo . Intenta organizar la vuelta de tus vacaciones para pasar unos días en casa antes de reincorporarte al trabajo. «Realizar las tareas cotidianas, como la compra o la limpieza, dar un paseo, ir al gimnasio e intentar levantarte temprano para reajustar nuevamente tus horarios te ayudarán a restablecer, poco a poco, el ritmo perdido. Recuerda, la desorganización en la casa es reflejo de la desorganización mental», cuentan.
6. Planea una próxima escapada. Un truquillo para aliviar la miseria percibida de la normalización es la perspectiva de unas nuevas vacaciones para un futuro no muy lejano. «Aunque sabemos que se trata de otra ilusión, estaremos de acuerdo todos en preferir ser un iluso cansado pero en alguna de las magníficas playas de Hawai, ¿a que sí?», concluyen los psicólogos de Therapy Chat.
La psicóloga Irene González, del Institut Dra. Natalia Ribé, recomienda prestar atención a la técnica de las 4 'A'
- Aceptación : «Las vacaciones acabaron, lamentarnos no nos las va a devolver, pero aceptar la nueva etapa que iniciamos y ver la parte positiva de ello (reencuentro con compañeros o familiares, retomar hobbies o deportes, etc.) nos resultará mucho más adaptativo y nos evitará un desgaste energético innecesario que es el que tiene lugar cuando quedamos atrapados en la queja por una situación que nos incomoda» cuenta la experta.
- Atención plena en el aquí y el ahora: «Cualquier técnica de mindfulness será bienvenida, respira conscientemente, pasea, date un baño, observa a tu alrededor, en definitiva, reconecta con el presente», aconseja. Está bien recordar las vacaciones y valorar lo vivido, pero no quedarnos ahí fijados como válvula de escape.
- Sé agradecido : valora lo vivido en vacaciones y todo lo que tienes en general: tus amigos, tu trabajo, tu familia, tu pareja… agradecer siempre resulta beneficioso.
- Ten una actitud positiva ante la vida.
«En cualquier caso, lo fundamental es no exigirnos más de lo debido a nuestro regreso, y entender que necesitamos adaptarnos a la vuelta a la rutina, y sobre todo, tener presente que si ese periodo de adaptación se perpetúa en el tiempo, deberemos acudir a un profesional para descartar que no nos encontremos frente a algún verdadero trastorno (estrés crónico, ansiedad generalizada o depresión…) que precise ser tratado», conclye.