Tres nutrientes imprescindibles para las mujeres menores de 30 años

Por eso, tal como aconseja la nutricionista de Clínica FEMM, Leyre López-Iranzu , es importante prestar atención a estas modificaciones y prevenir posibles desordenes alimenticios para que podamos aportar alorganismo los nutrientes que necesita. Durante esta etapa es habitual, además que algunas mujeres comiencen a interesarse por dietas estrictas y lleguen a hacerlas sin ningún tipo de supervisión.

Una alimentación completa y nutritiva es fundamental para evitar desequilibrios a corto y medio plazo, además de patologías y problemas de salud. En el caso concreto de las mujeres menores de 30 años estos tres nutrientes son imprescindibles:

En el caso de las mujeres adolescentes es recomendable aumentar el aporte de hierro una cantidad diaria de 15mg, esta cantidad se vería aumentada en la juventud desde los 20 a los 30 años de 18mg/dia, ya que mantener niveles bajos de este mineral puede producir anemia ferropénica, una patología que provoca síntomas como fatiga, debilidad, dolor de cabeza entre otros. Para el desarrollo del músculo a nivel estructural y de crecimiento, resulta muy interesante consumir alimentos como frutos secos, semillas, huevos, vísceras como el hígado, carne de res, legumbres y moluscos.

Otro mineral relevante para el bienestar es el calcio, ya que favorece el correcto desarrollo de sus huesos. En esta etapa es recomendable 1300mg/día y en edades comprendidas entre los 20-30 años 1000mg/día. Con este aporte ayudamos a reducir el riesgo de padecer osteoporosis en edad adulta. Otros alimentos imprescindibles son los cereales integrales, las verduras, pescado fresco, frutos secos, entre otros.

Esta vitamina contiene un amplio abanico de beneficios para el cuerpo como la formación de la matriz ósea y la maduración del hueso, otras funciones que mejoran el bienestar durante la adolescencia y refuerzan el bienestar durante la futura edad adulta. Se recomienda ingerir un promedio de 15 mcg (600UI) del mismo modo que en la juventud. No obstante, para que esta se absorba correctamente, necesita grasas saludables ya que es liposoluble. Estas grasas deben ser saludables como las que nos aporta el aguacate, el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos, entre otros. Estas también ayudan al cuerpo a producir bilis y ayudan a regular las hormonas.

En la etapa adulta, especialmente a partir de los 40 años, las mujeres experimentan cambios hormonales y tienen un mayor riesgo de sufrir trastornos metabólicos. Eso hace que sus opciones alimentarias vayan enfocadas al proteger el cuerpo del envejecimiento y las variaciones hormonales que implican procesos como la menopausia . En esta etapa de la vida de una mujer el cuerpo puede sufrir hiperestrogenismo, un desequilibrio hormonal muy sensible que puede surgir, según apunta López-Iranzu, por diversas causas como xenoestrógenos, disbiosis intestinal, estrés, inflamación crónica y mala alimentación. En muchas ocasiones el organismo padece déficit de algunos nutrientes porque algunos cambios hormonales condicionan el mecanismo bioquímico que interfiere en su aprovechamiento. Así, las grasas saludables, el ácido fólico, el hierro, el zinc, el boro, el calcio y las vitaminas del grupo B, así como las vitaminas C, E y A son fundamentales.

Es necesario recalcar que estas recomendaciones son generales para favorecer el bienestar durante las etapas vitales de las mujeres. Según su edad, el estado de salud, las características de cada persona y las patologías asociadas serán necesarios unos micronutrientes concretos, tal y como prescriba un profesional médico.

Para conocer las necesidades individuales y poder resolverlas correctamente es necesario acudir a un especialista que pueda evaluar cada situación y determinar si es necesario suplementar o no. En algunas ocasiones no es necesario o puede ser ineficaz o perjudicial para la salud si se realiza sin una supervisión médica.

Mientras, como propone la experta de Clínica FEMM, lo más importante es mantener una alimentación saludable en su conjunto con un plan nutricional que sea antiinflamatorio, rico en antioxidantes y vegetales además de mantener un balance óptimo de grasas, omega 3 y fibra y proteínas de calidad además de evitar añadidos perjudiciales como los azúcares refinados.

También es fundamental para que el funcionamiento del organismo sea óptimo acompañar esta alimentación con un buen descanso y actividad física diaria, así como evitar situaciones de estrés.