La boda más «chic» de la temporada

La ceremonia fue en la iglesia de Las Salesas y el convite en el Soto de Mozanaque. Por el salón de Yébenes pasan todas, las que lo cuentan y las que lo callan, pero aparte de clientas (desde Isabel Preysler a Penélope Cruz) ese día a quien convidó fueron a las que también son amigas y de ahí que algunas de las señoras más elegantes demostraran a qué se debe su fama. Empezando por la propia Maribel que acertó de lleno con un vestido en azul pavo de Valentino y pamela de rafia de Philippe Tracy las elegidas para triunfar fueron muchas.

Un diez a las pamelas y tocados de Michel Meyer como las que lucieron Naty Abascal y Cari Lapique. Coincidieron también en el rojo para sus modelos que firmó Dior. También de esa casa francesa se vistió Bibiana Fernández que levantó miradas de admiración con su vestido de terciopelo y la gigante pamela. Su pena fue que a mitad del banquete nupcial que sirvió Isabel Maestre (sigue siendo infalible) tuvo una bajada de potasio. En una boda con tanto médico de belleza Bibiana fue atendida por uno de los mejores, Javier de Benito, y la cosa no fue a más.

En terciopelos, gran pamela y con unos brillantes amarillos que Fernández Tapias le regaló por Navidad llegó Nuria González. Dentro de unos días se va a la India con unas amigas y está nerviosa por conocer ese país. Acudió con Fernando de la misma manera que Miriam Lapique lo hizo con Alfonso Cortina. De nuevo fue de las mejores gracias a su vestido de Marc Jacobs en color guinda. Elegantísima en gris perla y con unas esmeraldas dignas de una portada encontré a Coqui Font mientras que Mae Dominguín mostraba las nuevas joyas que promociona de un diseñador ruso. A su lado estuvo Vivian Tablada quien está feliz por partida doble: su hija la hará abuela en abril y su sobrina Elena y David Bisbal tía abuela en marzo. También pletórica con su embarazo vi a Caritina Goyanes. «Parece que es niño», dijo. Silencio y sonrisas fue la respuesta de Susana Uribarri y Darek cuando les pregunto por su próxima boda. Como también me negó que estuvieran juntos deduzco que habrá boda por mucho que desmientan. Esta vez Ana Obregón no estaba invitada y pudieron ir a la boda. Asesora de imagen, Uribarri se encarga ahora de «limpiar» la del polaco veinteañero que ya apenas recuerda al «streapper» fornido que enamoró a Obregón. Aviso a navegantes: no le deja solo ni un minuto.

Con plumas en azul marino encontré muy divertida Begoña Trapote mientras Marcos García Montes era fiel a su traje de rayas algo en lo que coincide con Manolo Segura quien fue con su altísima esposa. Por supuesto no falló el doctor Plaza con su mujer. En verde y dorados de Óscar de la Renta llegó estupenda Marisa de Borbón aunque para fantásticas las bilbaínas Dámaso Martínez y el fastuoso despliegue de joyas que lucieron. Las diseñan, fabrican y distribuyen. Por supuesto hubo baile.