viajar
Cuatro bosques de los que disfrutar del otoño en Andalucía
reportaje
Granada, Málaga y Jaén tienen enclaves sumamente desconocidos y con encanto
Luis Ybarra
Andalucía es una tierra de contrastes, de riqueza. Solo en la provincia de Granada, de hecho, se aúnan mar, campo, nieve, patrimonio artístico y playa en prácticamente las mismas épocas del año, momentos en los que el sol se pisa con las primeras ... lluvias y esas tímidas olas de frío que a veces azotan al Sur. De este modo, descubrimos algunos de sus entornos naturales más notorios: los bosques, realizando cuatro paradas entre la mencionada Granada, Jaén y Málaga. Lo rural dicta el sendero y el caminante tiene todas las huellas aún por descubrir este otoño, que tiñe lo verde a su antojo.
Cerrada del Utrerno, Jaén
En algunos de los puntos más bellos del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas se produce una amalgama de sonidos que casi podríamos calificar de autóctona. El rugido de los árboles, que se mecen como si quisieran extenderse y hablar unos con otros, los pájaros y el choque de los guijarros arrastrados por el agua del Guadalquivir que nace es la banda sonora de la escena. El lugar: Cerrada del Utrerno, en Jaén, próximo a Cazorla.
Un recorrido circular de unos 2 kilómetros (45 minutos), atraviesa un desfiladero surcado por el río. Ofrece vistas a la cascada de Linarejos y al valle. El Centro de Información de la Cerrada del Utrero pone en valor y difunde los encantos de este enclave a la que hemos de acceder por la A-319 en dirección a Arroyo Frío hasta tomar el desvío a Vadillo de Castril.
Torcal de Antequera, Málaga
Hay esculturas naturales dentro de este bosque que tienen cuerpo de piedra. Fósiles, matorrales, y rocas estratificadas por la erosión del viento y del agua que ya no está conforman algunos de los atractivos del Torcal de Antequera. Las encinas y los quejigos crecen con aparente salvajismo y las rocas calizas siguen su batalla contra el tiempo. Algunos árboles de hoja caduca, como arces y serbales, aumentan la gama cromática y convierte el terreno en una fiesta de verdes, marrones y grises.
El trayecto que parte del centro de visitantes Torcal Alto, conocido como ruta verde, es donde las formas kársticas son más espectaculares. En este lugar, el visitante debe dejarse llevar a lo largo del Callejón Oscuro o del Callejón del Tabaco, ejemplos de la multitud de pasadizos originados por el hundimiento de las fracturas del suelo. Se realizan visitas guiadas.
Bosque Encantado del Camarate, Lugros, Granada
Por último, como anunciamos al comienzo, las sierras granadinas regalan bellas estampas donde lo agreste siempre parece motivo de celebración: cielos, casas, lomas, pueblos, chimeneas. Uno de sus bosques más interesante en cuanto a riqueza medioambiental es el Bosque Encantado del Camarate, en Lugros, un municipio de poco más de 300 habitantes en la comarca de Guadix, en la falda Norte de Sierra Nevada, a escasa hora y media en coche desde la capital.
Robles, helechos, álamos, arces y serbales dibujan un entramado ideal para el excursionista. Es, por tanto, un destino de primer orden en cuanto a turismo rural, especialmente en una época del año en la que el clima se antoja algo más amable.
Camino de la Fuente del Avellano, Granada
La segunda para con acento granadino ha de ser el Camino de la Fuente del Avellano, a los pies del Generalife. Es, por tanto, un bosque urbano, apreciable desde el afamado mirador de San Nicolás. Llama poderosamente la atención los álamos centenarios, que en su suelo esconden zarzamoras y todo un ecosistema. La ciudad y el campo se abrazan aquí, canto monumental, paisajístico y poético que ha logrado su equilibrio recogiendo lo más elevado de cada civilización.
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