Ayamonte, cultura fronteriza junto a playas de ensueño

Es una población no muy grande. Cuenta con menos de 22.000 habitantes. No obstante, a la llegada del calor los veraneantes multiplican la cifra, llegando a su máximo, como en el resto de la zona, en el mes de agosto. Su núcleo urbano queda algo retirado del mar, frente a las marismas de Isla Cristina. No obstante, se abre al Atlántico a través de su pequeño puerto, en una dársena junto al Río Guadiana, que lo separa de Vila Real de Santo Antonio.

Tierra fronteriza, ahí radica otro de sus atractivos: son muchos los que la visitan y, de paso, descubren el Algarve portugués, tierra de vinos verdes y marisco, catalanes, arroces, sapaterias, toallas, cilantro y otras particularidades gastronómicas y culturales. El puente nacional de Guadiana, sobre los esteros, une ambos municipios.

Desde el mirador de Ayamonte, muy próximo al Parador que está construido sobre un viejo castillo, a la orilla del río, podemos observar dicho puente, así como el comienzo de la desembocadura.

El barrio de la Villa, donde están las iglesias del Salvador, San Francisco y San Sebastián, así como la Capilla del Socorro, es el más antiguo, de ahí sus calles sinuosas y empedradas. El barrio de la Ribera, por el que la ciudad se ensancha en el siglo XX, cuenta con otras edificaciones de interés, como el palacio la Casa Grande, de influencia indiana, el ayuntamiento, el histórico cine Gardenio e iglesias como San Antonio, las Angustias y la Merced. El Baluarte de las Angustias, una fortificación de la Edad Moderna, y rincones como el Paseo de la Ribera, la Plaza de la Laguna, el parque Prudencio Navarro, el edificio Jovellanos con el museo cofrade y el museo de Muñecas completan el paisaje urbano de una ciudad que rezuma historia.

Pero sus encantos, claro, no terminan ahí. Muchos, en realidad, obvian esta bella localidad para dirigirse directamente a sus playas. Las dos más populares son Isla Canela, junto al Guadiana, y Punta del Moral, superada la zona de marisma, cerca de Isla Cristina, aunque separada por el río Carreras. El campo de golf Isla Canela Old Course y restaurantes como Casa Luciano son referencias locales que atraen a propios y extraños; cabe mencionar que Huelva, a través de su influencia inglesa, fue pionera en la entrada del golf en España, igual que sucedió con el fútbol.

Por otro lado, Ayamonte también cuenta con playas que no tienen construcciones excesivamente cercanas. Playas, aunque dependiendo de la época del año, tranquilas y vírgenes. Estas son Los Haraganes, con vegetación, 12 metros de anchura y 1.500 a lo largo; y San Bruno, con 20 metros de ancho, 1.900 metros de largo, aún más abundante vegetación y dunas. Por todos estos motivos, Ayamonte contiene una potente oferta gastronómica y hotelera. Actividades al aire libre, paseos en barco, deportes acuáticos y todo lo que se espera de un lugar de veraneo con encanto especial en el que se encuentran dos culturas. Pero, además, con rocas y esteros que narran en primera persona su historia.