Estos son los síntomas del virus del Nilo Occidental

Los llamados vectores (inoculadores) principales son los mosquitos del género Culex , en particular el Culex pipiens (el mosquito común). El virus se mantiene en las poblaciones de mosquitos gracias a la transmisión vertical, de los insectos adultos a los huevos.

Las aves son los reservorios del virus. Son especialmente susceptibles los miembros de la familia de los cuervos (Corvidae), aunque se ha detectado en aves muertas o agonizantes de más de 250 especies. Todas ellas se pueden infectar por otras vías distintas de la picadura del mosquito. Por el otro lado, los seres humanos y los caballos son los denominados hospedadores finales; es decir, se infectan pero no contagian. El periodo de incubación suele durar entre 3 y 14 días.

Los pacientes infectados con el virus del Nilo Occidental a menudo experimentan síntomas similares a los de una gripe común, como fiebre, dolor de cabeza, fatiga y dolores musculares. Sin embargo, en casos más graves, la infección puede progresar a una enfermedad neuroinvasiva, en la que los síntomas se vuelven más severos y pueden incluir rigidez en el cuello, confusión, temblores, convulsiones y, en casos extremos, coma. En ocasiones provoca erupciones cutáneas en el tronco y abultamiento de los ganglios linfáticos.

Es fundamental destacar que la mayoría de las personas infectadas con el virus del Nilo Occidental no desarrollarán síntomas graves (es asintomática en el 80% de las personas), pero aquellos que experimenten fiebre persistente o síntomas neurológicos deben buscar atención médica inmediata, ya que la enfermedad puede ser potencialmente mortal. Uno de cada 150 infectados puede sufrir una afección grave en el sistema nervioso.

La variante más preocupante de la infección por el virus del Nilo Occidental, conocida como encefalitis o meningitis del Nilo Occidental, presenta una serie de síntomas que ponen en alerta a la comunidad médica. Entre ellos, se destaca la rigidez en el cuello, una sensación dolorosa y restrictiva que a menudo se asocia con la inflamación de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal, lo que se conoce como meningitis.

A medida que la infección progresa, la confusión se convierte en un síntoma alarmante, afectando la claridad mental de los pacientes y generando desorientación. Además, los temblores involuntarios pueden manifestarse, lo que agrega una dimensión más compleja a la enfermedad, afectando el control motor de quienes la padecen.

En el espectro más crítico de esta enfermedad, se encuentra el coma, un estado de inconsciencia profunda en el que el paciente no responde a ningún estímulo externo. Es importante destacar que estos síntomas, que pueden ser mortales, afectan principalmente a las personas mayores de 60 años y a aquellos con sistemas inmunológicos debilitados. No hay una vacuna ni tratamientos antivirales específicos para la infección del virus del Nilo Occidental. Se pueden usar analgésicos sin receta para reducir la fiebre y aliviar algunos síntomas.

La principal estrategia para protegerse contra esta enfermedad sigue siendo evitar las picaduras de mosquitos, especialmente durante las estaciones cálidas y húmedas cuando estos insectos son más activos. Utilizar repelentes de insectos, vestir ropa de manga larga y pantalones largos, y eliminar fuentes de agua estancada donde los mosquitos pueden reproducirse son medidas efectivas para reducir el riesgo de exposición al virus del Nilo Occidental.