El Papa publica el ritual que se seguirá en su funeral, con el que simplifica el de sus sucesores

ABC lo anticipó el pasado diciembre y Francisco lo reveló en abril, en su libro entrevista «El Sucesor» con el corresponsal de ABC. «Estoy revisando el ritual con el maestro de ceremonias para que los papas sean velados y sepultados como cualquier hijo de la Iglesia. Con dignidad, como a cualquier cristiano, pero no sobre almohadones. En mi opinión, el ritual actual estaba demasiado recargado», explicó entonces.

«Eso de hacer dos velatorios me parecía excesivo. Que se haga uno solo y con el Papa ya en el ataúd, como en todas las familias», dijo entonces. «Ya no se hará una ceremonia para el cierre del ataúd. Se hará todo en la misma ceremonia, como con cualquier cristiano», adelantó.

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«El Papa Francisco pidió simplificar y adaptar algunos ritos para que la celebración de las exequias del Obispo de Roma expresara mejor la fe de la Iglesia en Cristo resucitado, y para que el rito subraye aún más que el funeral del Romano Pontífice es el de un pastor y discípulo de Cristo y no el de un poderoso hombre de este mundo», ha explicado el coordinador de los cambios, el arzobispo Diego Ravelli, maestro de las Celebraciones Litúrgicas de los Pontífices. Ravelli añade que «se ha simplificado la estructura, revisando o eliminando varios elementos rituales que resultaban difíciles de coordinar o que ahora se consideraban inapropiados, y se han definido mejor las competencias y funciones de quienes intervienen en la preparación y realización de los ritos».

Efectivamente, en el «Ordo Exsequiarum Romani Pontificis» que este martes se ha sabido que se aprobó el pasado 29 de abril, aparecen numerosos cambios para quitar oropeles a los ritos fúnebres de los papas, en línea con las reformas que hicieron en el pasado Pablo VI y Juan Pablo II.

A partir de ahora, el rito de constatación de la muerte no se celebra en el dormitorio del difunto sino en una capilla, sin indicar específicamente cuál. Además, el cadáver es llevado inmediatamente al ataúd, que está hecho de madera y zinc. Luego, el ataúd será trasladado a la basílica de San Pedro, donde será expuesto a los fieles.

Hasta ahora, el cadáver de los pontífices era expuesto primero en el Palacio Apostólico y luego en San Pedro, pero siempre en un catafalco. No era llevado al ataúd hasta la misa de funeral. Ahora, se llevará directamente a la basílica de San Pedro y estará ya dentro del ataúd, que permanecerá abierto hasta la celebración del funeral. Otra novedad es que, igual que se hace con los obispos, durante el velatorio, el báculo papal no se colocará junto al féretro.

El momento del entierro será también mucho más rápido, pues se ha eliminado la costumbre de enterrarlo en un triple ataúd. «Se ha eliminado el cierre del primer ataúd de ciprés en un segundo de plomo y luego en un tercero de roble o de otra madera», explica Ravelli. En el pasado, este rito aseguraba que no fueran robados los restos del Pontífice difunto, peligro que ya no se verifica.

Además, siguiendo el modelo de los funerales de obispos, durante las ceremonias religiosas se usarán títulos más sencillos, como «Papa», «Obispo de Roma» y «Pastor». Se evita, por ejemplo «Romano Pontífice».

Otra importante novedad es la abolición de la «Cámara Apostólica», un colegio de eclesiásticos que asiste al cardenal camarlengo durante la gestión de la Sede Vacante. Aunque no aparece en este documento, sus únicos ayudantes serán el cardenal coordinador del Consejo de Asuntos Económicos y otros dos purpurados elegidos por turnos de tres días entre los cardenales electores.