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Muere Indi Gregory, la niña de ocho meses con enfermedad terminal, tras ser desconectada del soporte vital

Sus padres emprendieron una lucha contra la Justicia británica por querer interrumpir el tratamiento de la menor

Italia otorga la ciudadanía a un bebé con una enfermedad incurable al que Reino Unido le iba a quitar el soporte vital

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La bebé Indi Gregory afp

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Muere la bebé Indi Gregory tras ser desconectada este domingo del soporte vital que la mantenía con vida. La menor padecía una rara enfermedad mitocondiral. Los padres de la pequeña llevaban meses luchando contra la decisión de los médicos británicos, que habían recomendado interrumpir el tratamiento para mantener con vida a su bebé.

Los sanitarios del hospital de Nottingham, donde se trataba a la niña, argumentaban que continuar con el tratamiento era inútil y doloroso, postura a la que se oponían sus padres Dean Gregory y Claire Staniforth. La pasada semana Italia otorgó de urgencia la ciudadanía a la bebé para tratarse en el país ante la negativa de Reino Unido.

«Mi esposa Clare y yo estamos enfadados, desconsolados y avergonzados. El hospital Nottingham y los tribunales no sólo le han quitado la oportunidad de vivir una vida más larga, sino que también le han quitado la dignidad de morir en el hogar familiar al que pertenecía. Lograron quitarle el cuerpo y la dignidad a Indi, pero nunca podrán quitarle el alma. Sabía que ella era especial desde el día en que nació, intentaron deshacerse de ella sin que nadie lo supiera, pero Clare y yo nos aseguramos de que fuera recordada para siempre», ha dicho el padre de la menor en una declaración a los medios de comunicación italianos.

Durante los últimos meses el progenitor de la menor ha intentado luchar por la vida de su hija a través de recursos legales con el apoyo del despacho de abogados cristianos para intentar convencer a los jueces del Tribunal Superior de Reino Unido y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de que debería seguir recibiendo el tratamiento.

Sin embargo, este domingo los médicos británicos suspendieron el tratamiento porque era «inútil y doloroso» continuar con él. El pasado viernes, el tribunal decidió que el tratamiento debía interrumpirse en un centro médico, y no en casa de los padres, como estos lo solicitaban.

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