Metamórfosi, el primer pueblo europeo que se exilia por el clima
Tras el paso de la tormenta Daniel, en la región de Tesalia (Grecia) cayó en apenas 24 horas el equivalente en agua a la pluviosidad anual de Londres. Sus habitantes votaron trasladar la localidad a otra ubicación
«Estamos jugando a la ruleta rusa con el planeta»: la ONU avisa de que es casi seguro superar pronto el umbral climático del 1,5 ºC
Corresponsal en Atenas
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Iniciar sesiónEn la mitología griega, Decaulión, rey de Tesalia e hijo de Prometeo, decidió construir un arca cuando Zeus, señor del Olimpo, envió a la tierra un diluvio para destruir a la humanidad. No es casualidad que en este relato legendario el protagonista fuera el ... rey de Tesalia, una región que, desde tiempos inmemoriales, ha sufrido devastadoras inundaciones. Tesalia es también una de las zonas agrícolas más importantes de Grecia, donde se cultiva el 40% del algodón –este país cultiva el 80% del europeo–, y sus fértiles pastos son el alimento de las cabras y ovejas que producen la leche con la que se elabora el cuarenta por ciento de las más de 120. 000 toneladas de queso feta que produce anualmente el país.
El 7 de septiembre de 2023, la tormenta Daniel provocó inundaciones históricas en la región de Tesalia, en la Grecia central. Metamórfosi y Vlojós, los dos pueblos de la llanura tesálica ubicados a menor altitud, quedaron completamente anegados por el agua. Daniel dejó 17 víctimas mortales en Grecia, dos de ellas en el pueblo de Metamórfosi, y daños materiales que superaron los cuatro millones de euros. La reconstrucción de la zona, según afirmó ayer el primer ministro griego Kyriákos Mitsotákis, costará 3.500 millones de euros.
Esa tarde, Litsa Rita, vecina y presidenta de la Asociación Cultural de Metamórfosi, estaba en casa viendo el pronóstico meteorológico. Las cosas pintaban mal: se esperaba un bloqueo en omega, un fenómeno extremo que, en opinión de los expertos, provocaría la caída de más de 2.000 litros de agua por metro cuadrado en distintas regiones de Grecia, incluida la de Tesalia.
Alarmada, marcó el teléfono de Petros Kontoyanis, el alcalde del pueblo. «¿Has visto el parte?«, al otro lado de la línea, el preocupado joven, bombero de profesión, había empezado a elaborar un plan de emergencia por si las cosas se ponían feas. »Aunque habíamos escuchado que caería mucha agua, ninguno de nosotros podíamos imaginar lo que se nos vendría encima«, afirma Kontoyanis. Poco después, el estridente sonido de la alarma de emergencias del 112 irrumpía en los hogares de Metamórfosi. El mensaje era claro: la evacuación del pueblo debía realizarse inmediatamente. »Fui puerta por puerta, pero muchos se negaron a marcharse. Les rogué que al menos se refugiaran en el centro cultural, uno de los pocos edificios del pueblo que tiene más de una planta«, explica el joven. En el salón de su casa y desesperada, Rita, miró el reloj de pared y entendió que la ambulancia que había pedido hacía horas para trasladar a su madre nonagenaria y a su tío, con demencia senil y una pierna amputada, no iría a recogerlos. Con ayuda de otros vecinos, consiguió trasladar a sus familiares al centro cultural, donde acudieron en busca de refugio 70 vecinos del pueblo. «Colocamos a nuestros animales de compañía en los balcones. Con las colchas bordadas por las mujeres del pueblo y que forman parte colección de nuestro modesto museo etnográfico, improvisamos unas camas para que los más mayores pudieran estar cómodos», relata Rita. Fueron muchos los vecinos que no consiguieron llegar hasta el centro cultural y se encaramaron en tractores, tejados y árboles para evitar morir ahogados.
«Escuchábamos sus voces pidiendo auxilio, pero no podíamos hacer nada. En un momento dado, dejamos de escucharlas y pensamos lo peor«, recuerda Rita mientras contiene las lágrimas. Con las primeras luces del día, el octogenario Kostas Tasiópulos, consiguió rescatar a una decena de personas en su barca de metal. Los servicios de emergencias tardaron dos días en rescatar a los aldeanos que habían encontrado refugio.
Dos semanas después de las inundaciones, los habitantes de Metamórfosi pudieron regresar. Todo estaba destruido: la zona fue declarada catastrófica y las casas fueron precintadas por Sanidad. El gobierno central aprobó un subsidio de alquiler para los aldeanos. «Tuvimos que buscar piso en la vecina localidad de Palamás, donde los vecinos nos están cobrando precios muy por encima del mercado», protesta Faní Dadu.
Han pasado 9 meses desde las inundaciones y la gran mayoría de los afectados deben miles de euros a sus caseros porque no han recibido aún el subsidio de alquiler. « ¿Dónde está el Gobierno? Primero nos dijeron que lo recibiríamos antes de que terminase el año, después que antes de semana santa, y ahora nos dicen que cuando pasen las elecciones europeas», protesta Kontoyanis. Antes de las inundaciones en el pueblo residían de forma permanente cerca de 120 familias, mientras había otros 45 hogares usados como segundas residencias. En este momento, y a pesar de las estrictas recomendaciones sanitarias, han vuelto al pueblo una veintena de familias. «Muchos de nosotros no podemos hacer frente a los gastos de gasolina, -a dos euros el litro-, para venir cada día desde Palamás o Karditsa a cuidar nuestros campos de algodón», explica Rita.
Referéndum y mudanza
El 30 de noviembre de 2023, los vecinos de Metamórfosi votaron por mayoría absoluta (142 votos a favor contra 14 en contra) el traslado del pueblo. «Es la tercera vez que el pueblo se inunda. Por eso muchos vecinos me pidieron que buscase una solución porque no querían volver a pasar por una experiencia tan traumática«. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), las migraciones climáticas suponen el traslado de una o varias personas que abandonan su lugar de residencia como consecuencia de los efectos del cambio climático. Cuando el desplazamiento se realiza dentro de las propias fronteras, a estas personas se las conoce como desplazadas internas. »En otras partes del mundo, este fenómeno lleva sucediendo décadas, sin embargo, podemos afirmar que los habitantes de Metamórfosi son los primeros emigrantes climáticos de Europa«, declara a este diario el experto en gestión de catástrofes naturales, Efthimios Lekkas.
Vlojós, el pueblo que no quiere mudarse
Las calles de Vlojós están desiertas. A diferencia de Metamórfosi, en Vlojós las cosas están como las dejó Daniel; los aldeanos de este pueblo de 700 habitantes no han venido a limpiar, a recoger las escasas pertenencias recuperables. Las calles están llenas de agua estancada y las casas cubiertas de barro hasta el tejado, parecen más un escenario de una película apocalíptica que las de un lugar donde ha vivido gente. Tan solo diez vecinos, los que vivían en edificios de dos plantas, han vuelto tras Daniel. «Nuestro problema es que no conseguimos ponernos de acuerdo. Para muchos, su casa en Vlojós no es su primera vivienda, mientras muchos no quieren creer que un fenómeno tan extremo se vaya a repetir», explica a ABC Vasilis Kaloyanis, alcalde de Vlojós. La idea del traslado ha abierto un enorme cisma entre los habitantes del Vlojós y está teniendo como consecuencia el abandono total del pueblo y la ralentización del proceso de recuperación de los inmuebles y los campos de cultivo.
«Todos nuestros recuerdos están aquí; aquí hemos nacido y nuestros ancestros están enterrados en el cementerio de Metamórfosi, por eso pedimos un traslado de nuestras casas a un lugar más seguro pero que no se destruya el pueblo», aclara Kontoyanis. El plan estatal es permitir que los aldeanos conserven sus propiedades en Metamórfosi y Vlojós como inmuebles agrícolas exentos de impuestos. «Consideramos que para la psicología de los habitantes es importante que estos pueblos sigan en pie. Son gente que ha pasado aquí su vida y su vínculo con la aldea es grande y no debe romperse aunque las viviendas que vamos a construir para ellos estén a varios kilómetros», concluye Lekkas.
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