España quiere igualar a Suecia con menor tasa de alcohol al volante pero siete veces más de coches

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Pere Navarro, director general de Tráfico, nunca ha ocultado que el espejo en el que se mira para diseñar estrategias de seguridad vial es Suecia. El país nórdico ostenta, junto con sus vecinos noruegos, el menor índice de siniestralidad vial por alcohol en carretera (una tasa de 22 personas muertas anualmente por millón de habitantes; 21 en el caso noruego), mientras nuestro país la tiene en 36 por millón y para Navarro el secreto del éxito está en el límite ínfimo permitido al volante. Claro que para que esa comparación fuera justa habría que resaltar que el parque móvil sueco está integrado por menos de 5 millones de vehículos, 2,9 millones el de Noruega y en España circulan casi 38 millones.

No obstante, hay un grupo de países -Bulgaria, Hungría y Eslovaquia, entre ellos- cuya prohibición es absoluta y tienen fijada su tasa en 0,0. Para los redactores de esta iniciativa, así como para la DGT, ese cero-cero no es realista y la propia Comisión Europea recomienda en un informe de diciembre de 2022 que tiene que haber un «mínimo margen», que equivale a «tolerancia cero». Ese margen de 0,2 no es mucho: con un tercio de cerveza marcarán positivo por alcoholemia los varones y con menos de una caña, las mujeres.

Para la oposición de Vox, que a través de su diputado Ángel López Maraver, participó el pasado martes en el debate parlamentario, la medida solo busca un afán recaudatorio, además de ser una «cortina de humo» para tapar «el estiércol» que tiene el Gobierno de Pedro Sánchez en estos momentos, por lo que ayer se opusieron en la votación final del Pleno de la Cámara. El diputado López fue más allá al confesar que él no bebe alcohol, pero si ponen un control a las puertas del Congreso muchos de sus señorías saldrán de la Cámara como «presuntos delincuentes» tras un paseo por el bar del Parlamento y coger sus vehículos. Lo que quiere Sánchez es «prohibir el coche -dijo- usando la excusa del alcohol».

Por su parte, los diputados del Partido Popular -encabezados por Ángel Ibáñez- no salían de su asombro el pasado martes por el hecho de que el Gobierno no haya emprendido esta reforma vía decreto en el Consejo de Ministros si ya el titular responsable, Fernando Grande-Marlaska, había adelantado en un desayuno informativo el pasado 12 de septiembre su intención de poner este tema sobre la mesa. «La sociedad está madura para esta rebaja», apremió entonces Marlaska. Lo cierto es que todo empezó el pasado mes de junio cuando varias asociaciones de afectados por accidentes en carretera cursaron esta petición.

Los populares no se oponen frontalmente a la medida, pero sí a darle el visto bueno sin un debate sosegado previo. El Grupo Parlamentario presentó una enmienda al texto reclamando escuchar a voces expertas, científicos y accidentados sobre la idoneidad o no de reducir la tasa de alcohol permitida, además de más campañas de formación y el diseño de estrategias específicas para el infractor reincidente. Los socios de investidura del Gobierno secundaron la propuesta no de ley. Sumar y ERC consideraron que la tasa tendría que ser cero si lo que se busca son «cero muertes» por alcohol en el asfalto.

Con ese aval del Congreso, ahora es el turno de Interior, aunque no ha concretado todavía cómo hará la reforma legal. En primera instancia se planteó implantarla solo para conductores noveles y profesionales del transporte de viajeros y mercancías, pero las mismas asociaciones corrigieron a Marlaska y advirtieron que no sería lógico permitir beber a unos conductores más que a otros porque el riesgo en carretera es el mismo.

Tres son los principales razonamientos que ha argumentado el PSOE para impulsar este cambio, contra el que ya se han manifestado desde el sector del vino y la industria cervecera. Por un lado, una encuesta europea llamada Esras y que se realiza en 29 países. Según las respuestas de los españoles, en nuestro país siete de cada diez personas están a favor de que se conduzca con prácticamente cero de alcohol en el organismo. «A pesar de que las tasas de positivos en los controles de la Guardia Civil cayeron del 5% de media en el año 2000 al 1,2% en 2023», hay alcohol en sangre, aun por debajo del nivel legal, en el 33% de los accidentes con personas fallecidas en 2023, recoge la PNL a partir de los resultados del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses en una muestra de 862 cadáveres. «Solo cero alcohol tiene cero consecuencias», versa el eslogan de una reciente campaña de la DGT. Por lo que, en segundo lugar, quieren ser coherentes con sus propias campañas. Y tercero: si Noruega y Suecia han logrado mantener a raya el alcohol al volante, es un buen motivo para emularlos.