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El Papa nombra «pesos pesados» para organizar la cumbre mundial contra los abusos sexuales

Varias víctimas ayudan a preparar el encuentro de los 130 presidentes de conferencias episcopales

El Papa Francisco, en una imagen de archivo EFE
Juan Vicente Boo

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El Papa Francisco ha escogido cuatro «pesos pesados» para organizar la primera cumbre de presidentes de conferencias episcopales de la historia , el próximo mes de febrero, destinada a erradicar los abusos sexuales de menores en la Iglesia, según ha informado el Vaticano este viernes.

Se trata de los cardenales de Chicago, Blase Cupich, y de Bombay, Oswald Gracias; junto con el «arzobispo antipederastas» Charles Scicluna , nuevo «numero tres» de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y el experto jesuita Hans Zollner, presidente del Centro de Protección de Menores y miembro de la Pontificia Comisión de Protección de Menores.

Según el portavoz del Vaticano, Greg Burke, «esta reunión sin precedentes muestra que el Papa Francisco ha convertido la protección de menores en una prioridad fundamental para la Iglesia».

Burke ha subrayado que «si bien es primariamente una reunión de obispos —pues tienen la responsabilidad de afrontar este grave problema —, contribuirán laicos, hombres y mujeres, expertos en la materia, que pueden ayudar especialmente en todo lo que sea necesario para asegurar la transparencia y la rendición de cuentas».

En el trabajo preparatorio, el comité organizador cuenta con la ayuda de varias víctimas de abusos sexuales —las personas que mejor conocen el problema— y de dos mujeres dirigentes en el Departamento de Laicos, Familia y Vida: Linda Ghisoni, vicesecretaria de Laicos y Gabriella Gambino, vicesecretaria de Vida.

La cumbre reunirá del 21 al 24 de febrero en el Vaticano a los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo y los patriarcas de las Iglesias católicas de rito oriental hasta un total de 130 personas, a las que se suman los prefectos de los ocho departamentos más importantes de la Curia vaticana y los presidentes de las dos conferencias mundiales de religiosas y religiosos.

El Papa Francisco participará en los cuatro días de reuniones, igual que hace en los Sínodos de obispos. La convocatoria de los presidentes de las conferencias episcopales tiene por objeto reforzar su protagonismo y autoridad en cada país para hacer frente a esta vergüenza sin que toda disfunción o encubrimiento por parte de obispos negligentes tenga que llegar a Roma, con el consiguiente retraso en las soluciones.

La conferencia suple al obispo negligente y repara los daños antes de que el Papa decida las sanciones, que pueden ir desde el relevo en la diócesis hasta la expulsión del sacerdocio en los casos más graves de delito personal.

Según Hans Zollner, que actúa como coordinador de la cumbre, las conferencias episcopales «deben compartir desde ahora las informaciones, las reflexiones, el espíritu de oración y penitencia, y las propuestas de nuevas acciones concretas».

Zollner, que es uno de los mayores expertos mundiales en prevención, afirma que «los debates deben ser lo mas libres y fructíferos posible», en la línea marcada explícitamente por Francisco: «ni los abusos ni su encubrimiento pueden ser ya tolerados, y un tratamiento distinto para los obispos que los han cometido o encubierto sería una forma de clericalismo que ya no es aceptable». La prueba ha sido, hace unos meses, el cese de todos los obispos de Chile.

El cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, ha advertido de antemano que los abusos «aunque parezca de momento un problema americano o anglosajón es un problema humano . Es universal. Espero que el esfuerzo para resolverlo dentro del clero ayudará a resolver el problema en el conjunto de la sociedad».

Ouellet ha dejado claro que los obispos y sacerdotes «no solo deben escuchar a la las víctimas sino invitarlas a manifestarse porque si esas heridas no se manifiestan destruirán la vida de las personas. El daño es enorme y dura toda la vida. Hace falta un trabajo de reparación y reconciliación».

Uno de los terrenos de prevención a medio plazo consiste en mejorar el nivel formativo en los seminarios donde, según el cardenal Ouellet, «necesitaríamos la participación de mas mujeres en la formación de los sacerdotes, la enseñanza y el discernimiento de los candidatos».

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