El mundo se prepara para tratar de contener la extensión de la pandemia

El Gobierno británico anunció ayer que todos los viajeros procedentes de España que lleguen al Reino Unido a partir de hoy necesitarán permanecer dos semanas en cuarentena como medida preventiva por el aumento significativo de contagios registrados en nuestro país, según anunciaron ayer varios medios británicos. La decisión del Reino Unido llega después de que Francia decidiera el pasado viernes recomendar a sus ciudadanos que eviten viajar a Cataluña y de que Bélgica prohibiera los viajes a Huesca y Lérida.

Estados Unidos se convirtió rápidamente en el país más afectado por la pandemia. Sobre todo porque arrasó Nueva York y su área metropolitana, donde viven 23 millones de personas . En el pico de la crisis en la Gran Manzana, era responsable de la mitad de los casos que se registraban en todo el país. Pero, al igual que la pandemia dejó pronto de ser un problema de unos pocos países, en EE.UU. se ha producido un repunte con zonas calientes en los cuatro rincones del país.

En Nueva York, la situación está bajo control desde finales de mayo. Fue en ese mes cuando muchos estados del país, después de semanas de confinamiento, se lanzaron a levantar las restricciones de manera apresurada. Algunos de los más decididos en esa reapertura sufren hoy la situación más dura. Es el caso de Florida, Texas o Arizona, donde el número de casos se ha disparado, hay condados con los hospitales al límite y el aumento de fallecimientos (lo último en notarse cuando aumentan los casos), ya está confirmado. Un ejemplo es el condado de Starr, en Texas, donde las UCI de su hospital están colapsadas y tienen 2.350 infectados por cada cien mil habitantes. El estado de Florida, por su parte, lleva instalada desde hace dos semanas en niveles de más de diez mil nuevos casos por día, y se acerca a los 200 muertos por jornada. El empeoramiento de la situación ha llevado a Donald Trump a cancelar la convención republicana que tenía prevista para agosto en Jacksonville.

El país vive un regreso a la casilla de salida . Ciudades y estados de todo el país recuperan las restricciones (un ejemplo es California, uno de los primeros focos, que estableció un confinamiento agresivo y que ha visto sus números dispararse en las últimas semanas), y las cifras de la pandemia son comparables a las de marzo o abril, con la excepción de que el problema está menos concentrado en Nueva York y más repartido por el país. En las últimas semanas, Estados Unidos ha batido en varias ocasiones su récord diario de nuevas infecciones, una cifra que se ha duplicado en el último mes. El peor registro fue el 16 de julio, con 75.697 casos, según «The New York Times». Pero el pasado viernes, con 73.400 casos, estuvo a punto de batirlo. Esa misma jornada fue la cuarta consecutiva con más de 1.100 muertos al día, unos registros que no se veían desde principios de junio. Y, ante el número de nuevas hospitalizaciones, todo apunta a que seguirá creciendo. Según el recuento de Covid Tracking Project, el pasado viernes había 59.670 personas ingresadas en todo el país, muy poco por debajo del pico de la crisis, el 15 de abril, con 59.940.

«La segunda ola ya está ahí», dijo ayer el primer ministro conservador (CSU) de Sajonia, Michael Kretschmer. En sus declaraciones al periódico «Rheinische Post» agregó que «cada día tenemos nuevos focos de infección que pueden dar origen a altas cifras de contagios». El político sajón indicó que el objetivo ahora es romper esta nueva ola.

Desde el Instituto Robert Koch (RKI) también se reconoció preocupación por el aumento de casos de coronavirus reportados en los últimos días: « A toda costa debe evitarse un agravamiento de la situación », dijo el pasado viernes un portavoz del RKI. Según este instituto, en las últimas 24 horas se reportaron 781 nuevos contagios y en las 24 precedentes la cifra había estado por encima de los 800 contagios. Todo ello implica un cambio de tendencia, pues antes el promedio de nuevos contagios estaba en torno a los 500. Según el RKI, actualmente hay 5.911 casos activos de coronavirus y desde el comienzo de la pandemia se han registrado 204.964 contagios y 9.118 muertes.

El aumento se ha registrado en varias regiones del país aunque cerca del 60 por ciento de los nuevos contagios se han dado en Renania del Norte-Westfalia y en Baden-Württenberg. El RKI ha calificado la evolución reciente de « preocupante » y ha apelado a la población a que siga respetando las recomendaciones de higiene.

Italia ha decidido blindarse después de conocerse el informe del Instituto Superior de Sanidad (ISS), que advierte del riesgo de aumento de contagios: en una semana se han detectado 120 nuevos brotes. Además, la edad media se ha rebajado a los 40 años. El número de regiones con un nivel de riesgo «moderado» ha pasado de seis a nueve: Emilia Romaña, Friuli, Liguria, Puglia, Cerdeña, Sicilia, Toscana, Umbría y Véneto . El aumento de contagios se debe a casos importados. De ahí que ayer el ministro de Sanidad, Roberto Speranza, impusiera la cuarentena obligatoria a los viajeros procedentes de Rumanía y Bulgaria, donde el virus circula con fuerza. La decisión de las autoridades sanitarias ha preocupado al sector agrícola. Coldiretti, la organización de asistencia y apoyo a los agricultores, advirtió de que se esperan unos 100.000 trabajadores temporales de Rumanía, que se dedican a la vendimia. El temor por la posible extensión de la infección llevó al presidente de la región de Campania, Vincenzo de Luca, a aprobar una nueva ordenanza para multar con 1.000 euros a quienes no usen la mascarilla donde es obligatoria.