La heroína de la furgoneta de La Palma: «Hay gente que se lleva solo la ceniza de sus familiares»
Mari Cruz Díaz Acosta es la única civil que entra a la zona de exclusión del volcán de La Palma para ayudar a la gente a recoger sus recuerdos antes de ser engullidos por la lava
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónCuando Mari Cruz Díaz Acosta entró en la zona de exclusión a llevarse con su furgoneta lo que podía de la casa de unos vecinos de La Laguna, el barrio que amenaza con ser el siguiente en ser engullido por la lava, cogió ... el retrato de una pareja de novios cortando su tarta nupcial, el documento de vacunación de uno de los niños y las medallas de un campeonato que nadie recuerda. Y, quizás, lo más impactante: el álbum de fotos de un hijo fallecido.
Noticias relacionadas
« Yo esto lo cojo porque la gente, en una situación tan terrible como ésta, no se da cuenta de que van a querer tener esos recuerdos », cuenta mientras saca una estantería de madera gigante a través de una ventana diminuta. «Lo hago porque querría que lo hicieran por mí si estuviese en una situación así; es echar una mano, no lo hago por nada más», cuenta Mari Cruz con humildad y como quien cumple con un deber; el mismo que le inculca, a su hijo Daniel: « Me ayuda mi hijo de 20 años y él quiere hacerlo, pero si no fuera así le diría que se viniese conmigo, que hay que ayudar», dice con una rotundidad que hace temblar más que el rugido del volcán.
Mari Cruz se quita la ceniza del cuello, de los brazos y de los ojos. Se queja de que le pican, aunque sabe que restregárselos es en La Palma un gesto absurdo, porque un segundo después el volcán se volverá a ensañar con sus enormes ojos verdes.
Desde el día de la erupción
Esta mujer de pelo liso cano y con una sonrisa enorme, que regala casi al compás de los bocinazos cada vez que pasa junto a su furgoneta algún conocido (o sea, media isla), nació en Fuencaliente pero lleva toda su vida en Los Llanos de Aridane .
Es la única civil que usa su furgoneta, su tiempo y su infinita bondad para meterse en zona de exclusión , con la lava a escasos centímetros, y arrebatar a las garras del volcán todo lo que las familias pidan. «¿Sacamos este mueble?» «¿Nos llevamos la mesa?», le pregunta al dueño de casa, que se agarra la cabeza y piensa que sí, que se lo quiere llevar todo... Pero que tras razonar unos instantes, se dice que para qué, si en su próximo hogar no cabrán tantas cosas.
Mari Cruz exhibe su permiso para entrar a zonas imposibles desde que estalló el volcán. El día de la erupción, cuando supo que su hijo Diego estaba ayudando a desalojar a Judith (su nuera, de tan solo 16 años), cogió el coche y llegó a toda prisa para ayudar. Y también para 'rescatar' a su hijo. «Sí, conduje rápido, estaba Diego ahí», recuerda. Fue el domingo fatídico, cuando el volcán Cumbre Vieja gritó ¡erupción! Lo que no sabía en ese momento (o sí) es que era solo el principio. Esta mujer valiente empezó ayudando a desalojar casas de amigos y ahora lo hace casi a diario: «Hay días que hemos estado en cinco casas y otros que hemos vuelto tres veces al mismo lugar».
Dice Mari Cruz que lo que hace no tiene mayor mérito: «Esto no es nada», insiste con la misma vehemencia con la que ayuda; a su juicio, no está haciendo nada del otro mundo. « Sé conducir y me gusta hacerlo, tengo una furgoneta para cargar lo que sea y encima no trabajo», se justifica. Pero sí lo hace, en casa, con tres adolescentes. Daniel y Javier, de 14 años. A lo que se suma la novia Judith, la novia de Diego, que tuvo que ser desalojada. ¿Cómo no iba a acogerla en su casa? La niña, de 16 años y raíces alemanas, visibles por su pelo rubio platinado y sus ojos azules, también ayuda a cargar. «Me gusta poder ayudar, al menos a salvar los recuerdos», dice la joven, que se monta en la furgoneta cuando no tiene que ir al instituto.
El camino a las naves
Pero la tarea de esta familia no se limita, como si esto no fuera suficiente, a recoger muebles y partirse las lumbares. Las cosas que se recogen, con ayuda, por ejemplo, de los llamados Brif (de las siglas, Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales ), no siempre tienen destino asegurado. Hay familias que no tienen dónde dejar sus pertenencias.
En ese caso, Mari Cruz conduce hasta un enorme polígono, ubicado en el barrio de El Paso, donde a veces se forman largas colas de coches, para guardar las cosas separadas unas de otras por cinta aislante : la 'vida precintada' de los que perdieron sus casas. Entonces, empieza todo de vuelta. Coge sillas, mesas, camas, armarios, retratos y las coloca como un tetris al lado de las pertenencias de otros vecinos. Hay quien le ofrece dinero, pero ella se niega en redondo a aceptar; le parece inconcebible coger veinte euros. Y, al acabar, se emociona, se le caen las lágrimas, pero se las seca rápidamente, que quedan más casas por desalojar.
Antes de embarcarse en la recogida, Mari Cruz también repartió colchones y clasificó comida ; hace todo lo que puede hacer y más. Cuando le dan las gracias dice: «de gracias nada, gracias hacen los monos, lo que yo hubiera querido es no tener que haberte conocido en estas circunstancias».
La Virgen sale en procesión
Al otro lado de la isla, mientras Mari Cruz y Daniel daban por terminada la jornada, la gente se reunió no solo para ver el volcán (que también lo hace hasta en los arcenes) sino para ver salir a la Virgen del Pino en procesión . Lo hizo en la ermita ubicada en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, que fue 'restaurada' por los bomberos el día anterior, el lunes, para que pueda recuperar la luz. Los bomberos venidos de Gran Canaria entraron con sus vehículos y escaleras para quitar la ceniza de los paneles solares que tenía a oscuras el templo sin posibilidad de dar misa. En otros dos templos de la isla, el Santuario de la Virgen de las Nieves y el Santuario de Nuestra Señora de las Angustias, se rezó también por el cese de la erupción.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete