El dilema de los padres cuando el niño tiene fiebre: ¿Dalsy o Apiretal?

Lo primero que deben saber los padres es que la fiebre no es una enfermedad en sí misma sino una reacción del organismo para facilitar la acción de las defensas frente a las bacterias y los virus que producen las infecciones. Por ello, los pediatras de Atención Primaria ( Aepap ) recomiendan tratar a los niños febriles sólo cuando la fiebre se acompaña de malestar general o dolor .

¿Es mejor el paracetamol o el ibuprofeno? Son antitérmicos y tienen la misma eficacia para tratar el dolor. Es importante dar la dosis adecuada, que viene determinada por el peso del niño y no por su edad. El ibuprofeno es además antiinflamatorio.

¿Se pueden combinar o alternar durante el tratamiento? No es aconsejable. Los pediatras advierten de que esta práctica favorece las intoxicaciones por errores de dosificación y la interacción con otros medicamentos.

¿Es recomendable dar paracetamol de forma preventiva para evitar las reacciones de una vacuna? No se recomienda usar el paracetamol para prevenir la fiebre u otros síntomas tras la vacunación . «Si se presenta fiebre (≥38 ºC) se puede usar paracetamol en dosis de 10-15 mg/kg (en general una sola dosis o con una segunda 4-6 horas después, son suficientes)», señala el doctor Juan Bravo, pediatra y miembro de Aepap.

¿Debemos esperarnos siempre a la recomendación médica antes de administrar paracetamol o ibuprofeno a los niños? «No es imprescindible la indicación médica en cada caso para el uso de estos medicamentos si se ha comentado su uso con el pediatra y se tiene claro cuándo y cómo usarlos, así como los síntomas o signos que nos deben hacer consultar ante un niño con fiebre u otra dolencia», apunta el pediatra.

¿Cuándo hay que consultar con carácter urgente? La Aepap enumera los siguientes signos de alarma: Si aparecen manchitas en la piel, de color rojo oscuro o morado, que no desaparecen al estirar la piel de alrededor; decaimiento, irritabilidad o llanto excesivo y difícil de calmar; rigidez de cuello; convulsión o pérdida de conocimiento; dificultad para respirar (marca las costillas y hunde el esternón, se oyen como silbidos cuando respira, respiración muy rápida, agitada, etc.); vómitos y/o diarrea persistentes o muy abundantes que causen deshidratación (lengua seca, ausencia de saliva, ojos hundidos, etc.); si no orina o la orina es escasa; siempre requiere consulta urgente la fiebre en un niño menor de 3 meses.