Coronavirus

Las cuatro polémicas de la sexta ola: vacunación infantil, tercera dosis, pasaporte covid y censura

El mundo se ha convertido en un laboratorio en tiempo real sobre cómo gestionar una pandemia y, en él, las medidas sanitarias se implantan con los debates médicos y sociales todavía abiertos

Fila de vacunación en el WiZink Center en Madrid EFE / Vídeo: Sanitarios de atención primaria denuncian que su colapso satura las urgencias - Atlas

El mundo se ha convertido en un laboratorio en tiempo real sobre cómo gestionar una pandemia y, en él, las medidas sanitarias se implantan con debates médicos y sociales todavía abiertos. Tras casi dos años lidiando con el Covid-19 , el conocimiento científico ... sobre el comportamiento del virus se ha ampliado, los estudios y la disponibilidad de las vacunas ha aumentado y, también, las herramientas de Salud Pública. Pero se trata de una suma de factores y el equilibrio es precario. El nuevo aumento de contagios pese a la alta vacunación ha reavivado la discusión sobre la efectividad de las armas de la pandemia.

Vacunación infantil: Acuerdo en la seguridad de la vacunación infantil, pero no tanto en su urgencia

Mientras en la mayoría de países europeos la vacunación infantil sigue en estudio, la campaña comenzó en España hace una semana. Pero la necesidad de establecer como prioritaria la inmunización de los menores de 12 años con buena salud no está claro. Si los niños apenas cursan la enfermedad grave, ¿para qué vacunarles? ¿Deben afrontar los posibles efectos secundarios para proteger al resto de la sociedad? «Lo que se ha aprobado o recomendado no ha sido para evitar la transmisión a los mayores, sino porque los beneficios son mayores que los riesgos. Los niños no son un grupo de riesgo, pero no significa que no haya casos graves », apunta el virólogo Adolfo García-Sastre, jefe de patógenos emergentes del Hospital Monte Sinaí de Nueva York.

Los datos en niños en EE.UU. apuntan a que cada 200 contagiados, hay uno que acaba hospitalizado. «No es mucho pero es un número suficientemente grande», asegura. De 700.000 muertes registradas en el país, 800 son de niños. Unos ratios similares a los registrados en España y para los que no parece haber un perfil claro de riesgo de enfermedad grave, explica Sonia Zúñiga, viróloga e investigadora del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC). A favor de la inmunización, la experta añade que en menores de 11 años no se ha registrado un solo caso de miocarditis como efecto secundario y, en cambio, sirve para prevenir las secuelas a largo plazo que pueda generar la enfermedad en los menores, sobre lo que ahora se conoce muy poco.

Pero hay expertos que se preguntan si es el momento de vacunar a todos los niños. Uno de ellos es Federico Martinón-Torres, pediatra e investigador, jefe del servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela. «La vacunación en el niño sano frente al Covid-19 es menos prioritaria que la vacunación en otros grupos (...), lo que no quiere decir que, por el hecho de que no sea tan prioritaria, sea mala. La vacuna se ha administrado ya a millones de niños sin incidencia alguna de seguridad», dice a ABC.

Aunque sí es recomendable en menores con obesidad, diabetes y otras patologías, establecer la vacuna universal en niños es complejo, más aún cuando la infección es asintomática o leve en la mayoría de los casos, y menos de un 2% de los que son sintomáticos requieren hospitalización. Además, el beneficio directo en este grupo es marginal en comparación con la de los adultos y los niños no parecen actuar de reservorio principal de la infección, defiende también Martinón-Torres en un artículo publicado ayer en la revista ‘Anales de Pediatría’. La decisión «debe de ser muy cuidadosa, particularmente en contextos como el español, donde las coberturas vacunales sobre la población diana son muy altas», escribe.

«Yo n o acabo de entender bien los objetivos de la vacunación infantil con Ómicron , quitando a los niños de riesgo, que sí se deben vacunar», opina el médico urgenciólogo César Carballo. Su razonamiento radica en que si las vacunas disponibles, elaboradas a partir de la cepa original, apenas frenan el contagio de la nueva variante, sería necesario un análisis más profundo. «Desde luego, no es la solución para evitar la sexta ola», dice. Y añade: «En niños no nos hace falta correr».

Efe

Tercera dosis: el refuerzo para toda la población, aún en duda

Nadie habla ya de la inmunidad de grupo, esa que iba a lograrse con la vacunación. La aparición de nuevas variantes más contagiosas y la pérdida de eficacia de las vacunas para prevenir los contagios ha dado al traste con las expectivas de gobiernos y ciudadanos. En cambio, ha irrumpido como una nueva prioridad la inoculación de las dosis de refuerzo. Entre los mayores de 70 años, de los que un 84% han recibido la dosis extra en España, la incidencia es tres veces menor a la media nacional.

Los estudios preliminares con la varinte Ómicron, que ya se prevé que sea la dominante en la primera parte de 2022, apuntan a que esta tercera dosis podría aumentar los anticuerpos neutralizantes (los que evitan la infección), cuenta Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología. Pero solo con dos dosis, la respuesta de células T no se pierde, la necesaria para reducir el riesgo de hospitalización y muerte. Por ello no está clara todavía la estrategia a seguir con las dosis de refuerzo, reconoce el experto, y si deberían extenderse a la población general. Por ahora, donde aboga a inocularla es en personas con factores de riesgo, inmuno comprometidas o con obesidad.

Con esos mismos datos, el urgenciólogo César Carballo tiene una interpretación diferente. No se opone a las terceras dosis, pero sí pide explicar muy claramente a la población para qué servirían: «para proteger a los demás, sirven para reducir la posibilidad de contagio . Ya estamos protegidos contra la hospitalización con dos dosis», razona. El problema, dice, es que se acaben imponiendo las dosis de refuerzo para poder viajar, por ejemplo.

«De momento, se ponen con buen criterio en los más vulnerables, que son además en quienes las vacunas ‘per se’ funcionan peor», reflexiona Sonia Zúñiga, viróloga del CNB-CSIC. Un grupo poblacional que se ha ampliado recientemente a mayores de 40 años. La explicación, dice, está en que este grupo recibió vacunas que ya se preveía que podrían necesitar refuerzo , como la de Janssen o la de Astrazeneca, la cual si se refuerza con otra de ARN mensajero funciona mejor. «¿Va a implicar que todos tengamos que ponernos la dosis de refuerzo ya? Probablemente no», opina Zúñiga.

Pero, según los datos Adolfo García-Sastre, ya antes de la irrupción de Ómicron los datos apuntaban a que la protección frente a una enfermedad grave por Covid-19 estaba bajando. Si las vacunas ofrecían un 95% de protección en los primeros meses, esta había empezado a bajar al 85%. Y con las dosis de refuerzo la cobertura vuelve a elervarse al 95%. Lo que aún no está claro, apunta el experto, es cuándo poner esta dosis extra . Y los estudios tampoco tienen datos concluyentes sobre cuánto dura la inmunidad de las terceras dosis o si serán necesarias más.

Además, apunta al problema añadido de Ómicron, mucho más transmisible y con menor tiempo de incubación, que deriva en más casos de infección también entre vacunados. «Si antes vacunados tenías un caso de enfermedad severa entre 100, ahora son cinco».

EP

Certificado covid: solo es un muro eficaz en países con escasa vacunación

La implantación del pasaporte Covid se aprobó el 14 de junio por el Ejecutivo comunitario y se planteó como una medida útil para motivar a la población que no se había vacunado o que no había completado su pauta, pero resulta menos efectiva para controlar las infecciones, reconoce Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI). Hoy los científicos saben que las personas vacunadas también pueden transmitir la enfermedad. Sin embargo, en la gestión de la pandemia «no hay negro ni blanco» y todo suma, asegura.

Para Pedro Gullón, epidemiólogo y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, el efecto del certificado es limitado en un país como España, con una alta aceptación del fármaco. El incremento de las inoculaciones registrado entre finales de noviembre y principios de diciembre fue «circunstancial» y no podía durar eternamente, dice. Ahora, pasado ese efecto, existen dudas de que siga siendo una herramienta eficaz. «Es el momento de otras medidas», responde sobre la posibilidad de revisar su obligatoriedad. Porque, explica, existe el riesgo de que exigir el certificado en recintos cerrados genere una falsa sensación de seguridad.

Desde el punto de vista jurídico, informa Érika Montañés , el pase Covid ha puesto sobre la mesa el debate de si restringe ciertos derechos fundamentales. El Tribunal Supremo falló que choca con el derecho a la igualdad y a la intimidad, recuerda Diego Solana, abogado y socio en el despacho de Cremades y Calvo-Sotelo. Pero bendijo su aplicación, como ocurrió tras recurrirlo los gobiernos vasco y gallego, durante un tiempo definido y en espacios delimitados. El juez del Tribunal Superior de de Aragón Javier Albar opina que igual conculca el derecho a la libre movilidad. « Ha de encontrarse un equilibrio entre los bienes jurídicos afectados por una herramienta nueva como esta y el beneficio sanitario que supone», media Solana sobre las lagunas legales que entraña su uso. «Es diferente que lo exijan en un local de ocio que para entrar en el colegio o el trabajo», acota Asunción de la Iglesia, vicedecana y catedrática de Derecho Constitucional de la Universidad de Navarra. «Debe ser una medida alternativa, no una imposición», inquiere el abogado y médico Juan José Bestard.

Un portero de discoteca y un camarero están pidiendo una certificación que viola la privacidad de datos por mandato de la Administración de turno. « Es discriminatorio -reprueba Bestard-. Podría llegar al Constitucional, como ocurrió con el estado de alarma y que sea inconstitucional». En cambio, para De la Iglesia, «es una medida limitativa, pero no la más agresiva que se ha adoptado contra los contagio, pues no limita derechos como el de la reunión, como sí hizo el confinamiento». La experta anota: «El sacrificio está justificado dependiendo del beneficio sanitario que aporte: no es un ‘sí’ o un ‘no’ absoluto».

¿Hay censura? «No es un debate de libertad de expresión, sino de evidencia científica»

«En ciencia, la censura no existe», asegura tajante el inmunólogo Marcos López Hoyos. « No es un tema de libertad de expresión o no, eso es llevar el debate de forma equivocada , es un tema de evidencia científica, y no se puede hablar con conversación de escalera o de patio, sino con datos científicos, objetivos, demostrados y publicados». La censura, dice el experto, solo la ponen los antivacunas.

Todos los médicos y científicos consultados refrendan esta postura. Puede haber debate, como está ocurriendo con la vacuna infantil o como se dio con la mezcla de dosis, pero la evidencia científica debe ser la base. Sin embargo, en una pandemia que se ha caracterizado por una circulación de información sin precedentes , «a veces se oyen barbaridades», reconoce la viróloga del CNB-CSIC, Sonia Zúñiga.

También niega que haya algún tipo de censura el pediatra Federico Martinón-Torres y apunta a la equidistancia que en ocasiones los medios establecen entre las posturas antivacunas y provacunas y que «carecen de base ética, lógica y científica» como una política que hace a los medios «cómplices del daño que estas corrientes contrarias al sentido común promulgan, generando dudas y desconfianza en la población». La ciencia, asegura, se mueve por evidencias científicas y no opiniones. «Lo que tienen que hacer aquellos que crean que tienen ideas o hipótesis, es testarlas científicamente y publicarlas en revistas científicas de prestigio, no en blogs o redes sociales».

« A mi no me ha censurado nadie , y he dicho lo que he querido», cuenta el médico urgenciólogo César Carballo, quien ha cuestionado el momento escogido para la vacunación infantil y ha criticado abiertamente la implantación del pasaporte Covid. «Digo lo que pienso, sea políticamente correcto o incorrecto». Una censura que no solo no ha vivido en medios de comunicación sino tampoco a nivel científico. «No lo he visto. He discutido con inmunólogos, virólogos... y cada uno tenemos nuestro punto de vista». Algo que ve con buenos ojos, ya que en el debate científico no tiene sentido el discurso único . «La ciencia ha avanzado así, lanzándose preguntas y, a veces, discutiendo».

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